Capítulo 5

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Katrina despertó por el intenso calor que abrazaba su cuerpo, así como la sensación de calidez.

Dios. Dios. Dios, que no se lo que estoy pensando.

Eso es lo que  ella se repetía una y otra vez en su cabeza al sentir el calor de otro cuerpo sobre el suyo. Aún no abría los ojos, no quería descubrir si era un sueño o una realidad, sin embargo no lo necesitaba para saber que estaba debajo del cuerpo de Edward, cubierta solo por piel y una suave tela que los cubría de la cintura para abajo.

     - No te vayas, te necesito.

Esa era la voz de Edward. Por la manera en que lo dijo y la pesadez de su cuerpo, se dio cuenta de que aún estaba dormido. Lo único que el hizo fue sostenerla con más fuerza entre sus brazos.

Ella como pudo, logro quitarse los brazos de Edward encima. Busco su bolso y ropa para salir rápidamente de ahí, no quería que él despertara y de nuevo descubriera que se había ido.

Antes de salir por la puerta de la habitación con el resto de sus cosas y zapatos en mano, se detuvo a contemplar a la masa de músculos en la cama. Esa piel clara que la volvía loca al momento en que lo besaba y pintaba sus besos, esas manos grandes que podían llegar a ser tan suaves y delicadas, esos músculos tan fuertes que siempre serian su manta favorita para cubrir su cuerpo...

¡YA BASTA! RECUERDA QUE TE ENGAÑO...no lo vale...

Eso se lo gritaba su yo interior, y sabia que tenía toda la razón. Él dejo de valer lo suficiente cuando se fijo en otra mujer. Ya había cometido el error de verlo de nuevo cuando se prometió no hacerlo, se acostó con él cuando prometió no ser sólo una compañera de cama, romper otra de sus promesas iría más allá del limite. 

Con el corazón en la mano, cruzo la puerta para seguir su camino.

***

Cuando llego a casa se sintió sola, se sintió como lo hizo hace siete meses. El pecho le dolía, su cabeza no dejaba  de pensar en él y su cuerpo lo anhelaba. ¿Por que cometió ese error tan grande? No lo sabia, no encontraba respuesta razonable para ello.

Su celular vibraba en su bolso. Al encontrarlo y no identificar el numero, contesto.

- ¿Bueno?

- ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste así? Desperté y ya no estabas, ¡no puedes alejarte de mi! ¡no de nuevo!

- Ya cometí demasiado errores en mi vida por ti. Todo tiene un limite Edward, yo llegué al mío. Así que te pido que borres todo lo referente a mi, mi número, mi dirección, hasta mi rostro si es que así me olvidas, pero déjame en paz. 

- Te amo, Ka...

- Jamás vuelvas a repetirlo. Por mi bienestar y el tuyo... no vuelvas a hacerlo -esa frase la dijo al borde del llanto. Cuando de su boca salieron las ultimas cuatro palabras, se dio por vencida y lloró silenciosamente.

Las lágrimas rodaban por sus mejillas sin tener oportunidad de detenerlas. Ella lo amo y aún lo amaba como a ninguno otro, pero primero estaba ella. Se repetía una y otra vez que merecía un hombre que la amara como a ninguna otra; aunque ella solo pensaba en Edward para llenar dicho puesto.

Ella colgó, arrojo el celular y se derrumbo en el suelo, llorando hasta intentar que el dolor de su pecho se desvaneciera.

***

Su mente divagaba con miles de preguntas de diversos temas mientras entraba al edificio donde trabajaba. La principal cuestión era: ¿Qué pasará ahora, en el trabajo? 

Katrina no deseaba toparse con el asqueroso de su jefe, sin embargo, desconocía que sucedió después de que Edward la llevara a su departamento. Lo mas probable es que la despidieran injustamente por el intento de ataque sexual por parte de su "querido" jefe.

- ¡Katrina! ¿Qué estas haciendo aquí? Creí que no trabajarías hasta que terminara tu juicio. - dijo Clarisse

- ¿Mi juicio? -pregunto dudosa.

- Si, claro. Todos en la oficina sabemos lo que paso con el señor Fabriano, incluso tu abogado vino más temprano en la mañana, aún no creo que salga del despacho del Señor Carter.

- ¿Abogado? -grito, provocando que muchos voltearan la mirada.

Ella no se encontraba al tanto de ninguno de los hechos mencionados por la recepcionista.

En ese momento el teléfono en recepción comenzó a sonar. Nadie escucho atentamente cada palabra, al colgar miro fijamente a Katrina con ojos grandes. Parecía aterrorizada.

- Te solicitan en presidencia. Dice el señor Carter, que quiere llegar a un acuerdo contigo. Tu abogado sigue en su oficina.

¿Quién demonios había llamado a un abogado? ¿Quién lo contrato? Por que estaba más que claro, que ella no.

Con las piernas como gelatina, camino hasta los ascensores. Sus dedos dudosamente presionaron el botón del último piso, el cual la llevaría a presidencia. Cada piso que el elevador avanzaba, su miedo también lo hacia. No deseaba ser despedida, le gustaba mucho su trabajo, además, ella no hizo nada malo, en todo caso ¡fue Edward, quien golpeo a su jefe!

Calma, todo estará bien. Puedes con esto.

Ese era su mantra hasta llegar con la recepcionista del presidente de la empresa.

- ¡Oh, buenos días! -dijo sorprendida al verla ahí de pie, al parecer estaba un poco distraída -Supongo que usted es Katrina Powell. La están esperando dentro, puede pasar, solo toque antes de entrar.

Sin más se dirigió a la puerta, toco tres veces y espero.

- Adelante.

Entro a la oficina y se detuvo en seco al ver a dos hombres de pie. A uno solo lo había visto un par de veces, el otro lo conocía demasiado bien, mas de lo que desearía.

- ¿Qué crees que haces TÚ, aquí?

- No creo que esa sea forma de hablarle a tu abogado. Después de todo estoy aquí por ti.

Esa melodiosa voz hizo que sus rodilla temblaran, pero no caería, no de nuevo.

- No sabía que hubieses estudiado leyes, Edward.

- Oh, querida mía. Hay muchas cosas que te faltaron por conocer. Pero pasa, estábamos hablando de un acuerdo, el señor Carter, no quiere problemas con la prensa, y yo deseo matar al desgraciado que te toco o refundirlo en la cárcel -Edward se encogió de hombros -alguna de las dos cosas debe pasar para que muera en paz... Nadie toca a mi mujer.

La última frase fue dicha de una manera tan seria, tan íntima, tan seductora, que Katrina estaba luchando consigo misma. 



Lo siento, de verdad. Ya conseguí trabajo y tengo menos tiempo, sin embargo hoy actualizare capítulos de mis dos novelas hasta que mi cuerpo aguante y termine dormida. 

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Lo que me cuesteWhere stories live. Discover now