Capítulo 15 "Aquellos ojos violetas"

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Tanto la encapuchada como las niñas se miraban fijamente. No pestañeaban, no respiraban y no se movían con tal de tener completamente vigilado a su oponente. Charizard y Blastoise miraban de la misma forma a Malamar. Sabían que aquella batalla sería épica. Ash y los demás se encontraban a unos metros de distancia, observando todo lo que sucedía atentamente para saber en qué momento tendrían que escapar. Korrina respiraba agitadamente en los brazos de Clemont que, por primera vez, no sabía qué hacer en una situación como aquella. Bonnie tapaba sus ojos para mantenerse al margen del peligro. Serena abrazaba con fuerza un brazo de Ash para mantenerse calmada.

― No tengo intensiones de tener una batalla con ustedes ― Dijo la encapuchada mientras sonreía ― Lo único que deseo es acabar con ustedes.

― No lo entiendo ― Dijo Lara, mientras bajaba la mirada ― ¿Qué te hicimos? ¿Por qué nos quieres matar?

― Ustedes con el solo hecho de existir me están dando motivos para matarlas ― Curvó sus labios en una sonrisa ― ¡Malamar, hidrobomba!

El Pokémon rápidamente obedeció. El ataque dio de lleno en unos árboles cercanos, quedando hechos trizas. Muchas astillas salieron de estos y silenciosamente, algunos, se incrustaron en el brazo derecho de Courtney. La sangre no tardó en aparecer dejando su rastro en forma de hilo sobre la blanca piel de la chica hasta llegar al suelo. Por su parte, Lara alcanzó a esquivar el ataque. Sus Pokémon se hicieron cargo de Ash y los demás.

― Esto es solo el inicio ― Dijo la mujer ― Ya verás que pronto me daré el lujo de despedazarlas lentamente.

― Estás demente ― Dijo Courtney ― ¡Charizard, usa garra dragón!

― ¡Blastoise, usa hidrocañón!

Ambos Pokémon unieron sus ataques y se fueron con todo sobre Malamar. Sabían que si daban un paso en falso las vidas de sus entrenadoras y la de los demás estarían en juego. Mientras tanto, Lara se acercó a Ash y Serena. Estos parecían estar preocupados. Tenían ganas de interferir en la pelea, pero de alguna forma sabían que aquel conflicto no les pertenecía. Los ataques dieron en el blanco, causando una nube negra de humo.

― Esta es su oportunidad. Traten de esconderse ― Dijo la pequeña Ketchum ― Courtney y yo haremos lo mismo. Sabemos que no sobreviviremos si seguimos así. Muy pronto les ordenará a los demás Pokémon que ataquen. Vayan.

Los chicos le hicieron caso. Sin hacer ruido desaparecieron del lugar al igual que Courtney y Lara. Los Pokémon comenzaron a tener su propia batalla lejos de allí y los hipnotizados solo esperaban las órdenes de la encapuchada. Cuando el humo desapareció por completo, la mujer se vio sola en aquel campo de batalla. La rabia subió desde su estómago hasta su cerebro de forma inmediata.

― ¡Malditas mocosas! ¿Creen que escondiéndose detrás de los árboles o en los arbustos lograrán escaparse de mí? ― Gritó fuerte ― ¡Malamar, ordénales a estos inútiles que busquen a los mocosos!

Un grito potente se escuchó en todo el bosque. Rápidamente, los Pokémon hipnotizados comenzaron a caminar entre los árboles como verdaderos zombis. Olisqueaban todo lo que encontraban a su paso para de esa forma encontrar a Ash y el resto. Charizard, Blastoise y Malamar tenían su batalla aparte, sin que algún humano interviniera.

― ¿Saben mocosas? Yo lo amaba ― Comenzó a relatar la encapuchada ― Yo lo amaba mucho. Cuando lo conocí, me pareció un chico común y corriente. Era tonto, despistado, engreído, impaciente, pero un gran entrenador. Él me confundió con un chico y yo...

― ¿Para qué nos dices todo eso? ―. Lara salió de su escondite, mientras el resto escapaba.

― Quiero que conozcan mi historia para que después no se quejen ― Dijo la mujer ― Como iba diciendo, aquel chico cambió mi mundo, mis ideales y me regaló nuevas fuerzas para vivir. Me enamoré de él en tan solo unos días, pero después de la batalla que tuvimos él se marchó. Yo me quedé con el corazón repleto de amor para él por mucho tiempo. Siempre tuve la esperanza de volver a verlo y estar con él. Quería sentirlo mío y de nadie más. Un día lo vi. Estaba completamente cambiado al igual que yo. No me reconoció.

Una luz en el bosqueWhere stories live. Discover now