El Joven Edu

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Capitulo 3. El Joven Edu.

Cuando volvieron a casa, Sean le dijo a Diana que quería hablar con ella.

-         Diana, escúchame, no quiero que te acerques a Edu ni por un segundo, tienes que prometérmelo.- dijo Sean preocupado.

-         Claro padre te lo prometo- dijo Diana, pero tenía curiosidad por él y a lo mejor se acercaría un poco.

-         Muy bien, esta es mi hija, ahora vete a cenar, Leo te estará esperando.- dijo Sean con un beso en la frente de su hija.

Diana se marchó a la cocina pensativa y Leo que estaba esperándola lo notó.

-         ¿Qué te ocurre Diana?- dijo Leo.

-         Nada que a ti te interese.- dijo con dureza Diana.- Además quedamos que no nos hablaríamos.

Leo no quiso decir nada más, le pareció que había sido una grosera.

Acabaron de cenar y se marcharon a dormir.

Al día siguiente volvieron todos a clase, y Diana buscó con la mirada a Edu, y lo encontró un poco más lejos de ella en pasillo.

Diana quería acercarse a él, pero se sorprendió al ver que era él quien se acercaba a ella.

-         Hola.

-         ¡Vete! La señorita Diana no se puede acercar a ti.- dijo Leo casi gruñendo.

-         Leo, cállate.- dijo enfadada.- Hola, me llamo Diana.- dirigiéndose ya a Edu.

-         Yo me llamo Edu.- dijo él con una sonrisa.

A Leo no le cayó nada bien, que ambos pasaran de él como si no hubiera estado ahí en ningún momento.

     -   He dicho que te vayas.- esta vez lo dijo más calmado.

     -   Está bien me voy ya no te molesto más.

Edu se marchó, mientras Diana miraba a Leo con cara de pocos amigos.

     -   Leo, ¿Por qué has hecho eso?

Pero el muchacho no le contestó, es más se pasó todo el día sin hablar.

Llegó la tarde y con ella las clases habían terminado, se sentaron a comer, pero Diana notaba ausente al joven..

Estaban los dos en la cocina y a Diana le parecía como si estuviera sola. Ni tan siquiera la miraba. Nada de nada.

-         Leo, ¿Qué te pasa?- dijo Diana acercándose más a él.

-         Nada tú me has dicho que no te hablara ¿no…?- dijo Leo con sarcasmo.

-         Lo siento a veces soy un poco brusca.- dijo Diana ahora un poco arrepentida.

-         ¿Sólo brusca?, diría mas que eres muy grosera.- dijo el joven mientras le daba un codazo de broma, con una sonrisa.

Diana solo pudo reír su gracia.

Pasaron la tarde sin peleas. Hablaban poco, porque ninguno de los dos sabía muy bien que decir, pero al menos así tampoco se peleaban.

 Sean mandó a llamar a Leo, y el muchacho no tenía otro remedio que contar lo que había sucedido en la escuela. Era su trabajo y le era leal a Sean.

Le admiraba de verdad, le parecía increíble las historias que le contaban de él. Desde que era muy pequeño su madre ya le contaba cuentos por la noche y todos eran de ese fantástico elfo que junto a una humana cómo él habían salvado la ciudad.

Por la noche Diana discutió con sus padres. Y todo era porque Leo había ido con el cuento a su padre.

Ella estaba más que furiosa. No había nada que hiciera ella que no lo supieran sus padres y estaba realmente harta. Era cómo si le hubieran quitado toda libertad.

 Cuando era de noche y todos estaban en sus habitaciones, Diana no se le ocurrió nada mejor que hacer las maletas e irse de la escuela a algún lugar pero no quería quedarse allí. Cuando acabó de hacer las maletas, salió al balcón para bajar por allí.

Leo estaba dormido, y estaba teniendo una pesadilla hacía mucho que había dejado de tenerlas, de pronto un grito despertó al joven, se levantó y volvió a escuchar otro grito, y de repente reconoció que provenía de la habitación de Diana, rápidamente  salio hacia allí, pero no vio a nadie dentro y volvió a escuchar el grito y esta vez mas cerca, que provenía del balcón.

     -   ¡Leo, ayúdame!- gritó Diana al ver al joven que se asomaba por la barandilla.

Rápidamente Leo le dio la mano a la muchacha que estaba colgada del balcón, estiró tan fuerte de ella que se cayeron los dos hacia atrás, por suerte Diana se había caído encima de Leo y no se había dado ningún golpe.

-         ¿Estás bien? ¿Qué estabas haciendo? Si se puede saber.- preguntó Leo sorprendido.

-         Quería escaparme, lo siento pero no aguantaba más.- dijo Diana aán asustada y llorando.

-         ¿Cómo…? Es que siempre que nos llevamos mejor vienes tú y lo estropeas.- dijo enfadado.

Leo estaba tan cabreado que era mejor marcharse de allí.

-         ¡Leo!- gritó Diana, pero él no regreso, estaba demasiado enfadado para regresar a aquella habitación.

No podía creer lo que había intentado hacer, ¿Por qué quería marcharse? Lo tenía todo allí, sus padres la adoraban, simplemente por tener una discusión, no lo dejas todo y te vas así por la buenas. Las cosas no se hacen así.

Leo no la entendía y sentía que cada día que pasaba la entendía menos.

CORAZÓN DE FUEGO IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora