2. Capítulo 17: Un desafortunado lugar (1ª Parte)

Start from the beginning
                                    

—No lo volveré a preguntar —declaró el primer hombre, trayendo nuevamente nuestra atención hacía sí.

En esa oportunidad, los rostros del resto se hicieron más claros y fue bastante obvio que, tal como Everard, su población era diversa, solo que aquí sus cuerpos evidenciaban una precaria condición de salud, lo que no los convertía en una amenaza menor o los hacía menos intimidantes.

Se hizo claro para mí, entonces, que había algo en ese lugar que no me permitía ver con claridad hasta al menos una segunda revisión.

—Solo somos viajeros que han perdido su rumbo —respondí en un tono amigable, sabiendo que era obvio que habíamos salido de debajo de la tierra, del mismo lugar que ellos se esforzaron en ocultar.

El hombre asintió una vez más y, puede que me equivocara, pero vi una sonrisa cómplice en sus labios, los mismos que la capucha no ocultaban.

—¿Significa eso que se marcharán? —preguntó con voz dura, haciendo evidente que su intención no era que lo contrariáramos.

Y sí, puede que no me sintiera demasiado cómoda bajo aquella revisión, pero ver el rostro pálido y ojeroso de Haliee me dijo que no tendría la respuesta que el hombre necesitaba.

—Como puede ver, estamos heridos y buscamos un refugio temporal —expliqué, omitiendo que habíamos luchado con un dragón mestizo y que, de la forma que fuera, los habitantes de ese lugar eran tan conocedores como yo de que no estábamos solos allí—. Le aseguro señor, que no venimos a buscar problemas —dije, notando por el movimiento de sus brazos, evidencia de su molestia, que en su mano había un anillo como el que yo tendría de no habérmelo quitado hacía unos días.

El hombre retiró la capucha de su rostro y levantó sus manos para detener las murmuraciones del resto de habitantes que no parecían contentos por mi respuesta. Extrañamente, el rostro del hechicero —supuse que eso era— no era tan hostil como esperaba y de no ser por sus rasgos desaliñados y lo hundido de sus mejillas, lo habría considerado apuesto. Rondaba entre los cuarenta y tenía el cabello negro, cayendo en sucias y desordenadas ondas por su rostro, haciendo imposible ver sus ojos con claridad, mientras que sus labios se veían morados y agrietados, quizá por el frío que empezaba a notar en medio de aquella quietud.

Castiel estaba sorprendentemente callado y Haliee parecía a punto de desmayarse, pues recostó su cabeza en mi hombro y me dio todo su peso.

—No tenemos forma de ayudarlos, no hay mucho que ofrecer y puede que su amiga necesite atención —explicó en tono suave, notando, al igual que yo, que la hechicera estaba a punto dd colapsar.

—Solo queremos un refugio para recuperarnos —continué, tanteando la poca amabilidad que mostraba—. Prometemos no hacer disturbios y, puede que no deba mencionar esto, pero no somos como ellos.

—¡No sabemos de lo que hablas! —gritaron un par de personas y, para mi sorpresa, sacaron espadas y las apuntaron a nosotros.

Castiel, que hasta ese momento no había dicho una sola palabra, se colocó frente a mí y Haliee. No pude ver su rostro, pero por la forma en que tenía sus manos, parecía estar listo para atacar, de ser necesario.

—¡Bajen las armas! —ordenó el moreno, tomando un paso adelante y mirando a Castiel de manera retadora—. Vuelve a tu lugar, elfo, no somos asesinos y no planeamos serlo. Si quieren nuestra ayuda —Señaló a Haliee—, van a tener que seguir nuestras reglas y la primera es que ellos no se mencionan, ¿entienden?

—¡¿Entienden?! —repitió, al no obtener nuestra respuesta, y esta vez los tres asentimos.

—Lo entendemos —reafirmó Castiel, colocándose esta vez al otro lado de Haliee y, liberándome un poco de la carga, la tomó por la cintura e hizo que se recostara sobre él.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Where stories live. Discover now