Culpa x esperanza

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Hiroki iba ansioso a la habitación, el menor de ojos somnolientos lo seguía con una enorme sonrisa, pero ambos lo sabían, entre ellos solo se respiraba pasión, se desnudaban con los ojos y vibraban de ansias por tener sexo.

Cuando al fin estuvieron solos, no hubieron palabras, se fundieron en un beso, donde sus lenguas jugueteaban de una forma excepcional, de hecho Hiroki no recordaba nunca en su vida haber besado de esa forma tan descarada, aunque con Takano habían tenido una que otra noche de placer inigualable, al recordar esto su libido disminuye y recordó porque esa noche estaba en aquel burdel y como por culpa del placer había olvidado su verdadero propósito, intentar detener al imbécil de su mejor amigo, su cuerpo se tensó, quizá aún estaba a tiempo de hacer algo.

Salió corriendo de la habitación seguido por un preocupado Nowaki, y ambo vieron como Takano paso corriendo del lugar, su cara estaba descompuesta y las lágrimas le caían, sólo le dedicó unos segundos a Hiroki, pidiéndole que lo dejara solo, este pensaba seguirlo, pero el mejor lo jalo del brazo y le dijo que a veces es mejor dejar a los hombres solos. Acto seguido supo muy bien cómo hacerlo olvidar ese acto, lo tomo por la cintura y lo puso sobre sus hombros, pese a los reclamos de un mayor y adorable Kamijou, quien protestaba sonrojado por la posición en la que estaba, que rayos le pasaba a este idiota de tomarlo con tanta familiaridad.

Al estar solos otra vez, Kusama supo muy bien qué debía hacer, comenzó por besos en el cuello y mordisqueo de forma juguetona el lóbulo derecho del otro, lentamente comenzó a descender por el torso, hasta llegar a una zona peligrosa, donde no lo dudo un segundo y le regaló un placer incomparable al castaño, quien temblaba debido a la excitación y el orgasmo producido.

En otra de las habitaciones, Usami Akihiko, se arrodillaba ante el castaño, para pedirle que se fueran juntos, que ya no tenía de que preocuparse y que con el estarían unidos para siempre, prácticamente le estaba proponiendo matrimonio, aunque claro en aquella época ese tipo de unión era impensado. El pequeño de ojos verdes se lanzó a su cuello, nunca había estado tan ilusionado, por fin todo en su vida se estaba poniendo en orden, pero el de cabellos plata no le contaba porque tanto interés, así que después de todo era momento de preguntar:

— ¿Amor, porque tienes interés en mí? ¿Un simple huérfano que nunca habías visto? — Dijo un Misaki un tanto expectante, siendo sinceros en la casa Marukawa había mejores elementos, no entendía la devoción del peliplata.

— Porque a ti te conozco hace años, aunque tú no hayas notado de mi existencia. Tu hermano siempre hablaba de ti, en mi juventud amaba con locura a tu hermano, pero él nunca me vio con otros ojos. Era alguien esforzado y sólo te tenía en mente a ti, a partir de sus conversaciones me hice una imagen de como serias, de tu inocencia y amabilidad, cuando escuche por parte de Takahiro que no te mudarías, temí por ti y gracias a los dioses di con tu paradero y te pude tener sólo para mí, porque Misaki yo te he amado incluso antes de conocerte — Ni Akihiko pensó que algún día estaría hablando así, nunca pensó que se enamoraría sin conocer a una persona, ni menos que al verlo por primera vez su corazón latiera de esa forma, ni tampoco que a días de estar juntos noche tras noche, como simples amantes, el quisiera una vida para siempre con alguien como tú.

Acto seguido ambos se fundieron en un abrazo, de esos que se recuerdan hasta el último día de vida, se dieron un beso, pero uno de esos que sólo entrega amor, esa noche no hubo sexo, pero sí otras demostraciones de afecto, porque estaban destinados, sus cuerpos se conocían y sus almas ansiaban saber cada pedacito de la vida del otro. Misaki se durmió en el torso del mayor, quien con sumo cuidado velaba sus sueños mientras acariciaba los cabellos de su niño, de su gran amor, aquel que sin saber le dio una pequeña esperanza cuando Takahiro conocía a su actual esposa, aquel niño que, sin recordarlo en el peor día de su vida, cuando su amigo le confesó que se casaría y se mudaría, le regalo un abrazo y una sonrisa, haciéndolo olvidar cualquier miedo y dándole una esperanza, que aún podía sentir y esta vez de verdad.

Casa MarukawaWhere stories live. Discover now