18- Muerte segura

117 1 0
                                    

Desperté entre los brazos de Connor y no pude evitar tomarme de él con fuerza. Sus ojos se abrieron y sus manos me acunaron al instante.
-Feliz cumpleaños.-dije en su oído y me odié por haberlo hecho pasar por todo antes de su cumpleaños.-Te amo mucho mucho mucho. Coni, te estás poniendo viejo.
- No.-rió aunque sonó algo forzado.-Gracias, bebita. Muchas gracias, te amo.
No dije nada y sólo permanecí allí hasta que su corazón dejó de latir de manera frenética. Acariciaba mi espalda en silencio mientras yo lo dejaba cuidarme. Los monstruos invisibles parecían llenarlo todo para él.
-Coni, hoy me toca prepararte el desayuno.-dije y él negó.-Sin fuego.-sentí sus labios en mi frente y cerré los puños con fuerza.
-¿Qué?-preguntó.-¿Qué pasó?-respiré con dificultad en su pecho pero no dejé salir las lágrimas.- No voy a dejar que te hagas nada, bebita. Tranquila. Ahora vamos a ir a hacer el desayuno pero primero quiero quedarme con vos un ratito más.
Me senté en la cama y lo miré dolida antes de bajar la vista a mis manos.
-No importa que te cortes, que llores, qué escapes. Yo te amo y me haces el hermano más feliz del mundo. Sos mi chiquita perfecta.-dijo haciendo que vuelva a caer a su lado.-Y si no tengo novia es porque no conocí a nadie que valiera la pena en ese sentido para mí. Vos no hiciste nada mal. Siempre haces todo bien.-rió y besó mi cabeza.-Sos mi hermanita y no voy a dejar que llores en mi cumpleaños.
-Yo planeé todo el día.-dije.- Con Eddie. John y Trevor van a ayudarnos. Queremos que tengas el mejor cumpleaños de todos.
-¿Si?-preguntó apartándome el cabello del rostro.
-Sí. -aseguré y corrí fuera para regresar con una pequeña bolsa.
-¿Qué es esto?-preguntó.
-Feliz cumpleaños.-dije. Él la abrió y sacó su único contenido, una llave.- No te la olvides. Vas a necesitarla.
Me miró intrigado y reí antes de hacer que se levante. Debíamos desayunar.
Durante la mañana, recorrimos las tiendas favoritas de Connor y almorzamos en uno de esos restaurantes que él tanto mencionaba para luego tener una tarde de bowling, pool y juegos. Ya casi era hora de irnos cuando Connor vio los lockers. Vi que tomaba la llave y caminaba hacia allí. Había tan sólo uno cerrado. El día no había sido el mejor de todos. Yo lo había arruinado con el episodio del día anterior, sin embargo, ese era el momento decisivo.
Me puse detrás de él cuando lo abrió y comenzó a tomar las cosas. Había pequeños juguetes, fotografías, ropa, cartas, cintas.
-Ele...-dijo con la voz rota.
- Gabriel y yo fuimos a casa y sólo pudimos reclscatar algunas cosas.-dije.-Así que visitamos las casas de otros familiares que habían fallecido. Los dueños actuales nos dieron lo que había quedado. Sé que no es mucho pero espero que te guste. Sé que los extrañas más que nadie, vos los recordas. Sé que puede significar volver al pasado pero creo que a veces te asustas cuando tu memoria falla. No quiero que los olvides si eso va a lastimarte.
Volteó hacia mí llorando y me alzó casi con fuerza, besando mis mejillas y frente, feliz. Entonces sentí que mi muerte segura se alejaba a grandes pasos.
-Ele, sos la mejor hermanita que alguien podría desear. Lo sos todo. Te amo. Conseguiste todo esto y...-soltó una carcajada.- Te amo como nunca voy a amar a nadie.
-¿Te gustó?-pregunté.
-Me pareció completamente maravilloso.-dijo él y reí mirando a Eddie.
-Lo hiciste muy bien, princesa. Lo hiciste muy bien.
Connor seguía revisándolo todo cuando llegamos a casa. Reía a carcajadas y hacía comentarios a Trevor. Tomé el teléfono de Eddie y subí al cuarto. Necesitaba hablar con Gabriel.
-¿Le gustó?-fue lo primero que preguntó.
-Le encantó.-reí.-Está muy emocionado.
- Me alegro. Hablé ayer con John y supe que las cosas...
- No quiero hablar de eso.-murmuré y comencé a guardar la ropa limpia en el armario.
-Sólo quiero saber que estás bien.
-Lo estoy. Te extraño.
-Ya lo sé, Ele. Yo también te extraño. Ya se nos va a ocurrir algo. No te preocupes, ¿si? Por lo pronto andá al trampolín que te dejé algo.
-¿Qué?-reí y él igual.-Nos seguiste.
-Por supuesto. No me gusta estar tan lejos de mi chica.-volví a reíry él suspiro.-Te dejo. Policía y teléfono al volante no son buena combinación.
Corté y volteé. Una mirada me penetró y contuve el aliento un instante.
-No voy a decirle a Connor porque sé que planeaste el regalo con Gabriel. Cuidado con lo que haces porque la relación con tu hermano está complicada y lo sabes, Ele.-dijo el chico de las rastas y estiró su mano.-Mi teléfono.
-Eddie...
-El teléfono.-repitió y se lo di antes de bajar y salir al patio.
Connor sostenía un chocolate en su mano, mirando hacia el trampolín confundido. No había nota, sólo un chocolate.
-¿Otra vez está adicción, Ele?-preguntó divertido.
-¿Qué puedo decir? Hay adicciones que son más fuertes que otras.
Él rió. No sabía que no estaba hablando del chocolate.

Encarcelada por amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora