9-¿Casa?

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Connor se había calmado, permanecía tendido en la cama en silencio, sin querer siquiera que me acerque. Lo miré. No entendía qué le pasaba. Di un paso hacia adelante y me saqué el dedo de la boca.
-¿Connor? -murmuré. Volteó hacia mí y me tendió su brazo. Me acerqué y me acosté a su lado.-¿Estás bien?
-Sí, beba. Creo que sí. Mientras te quedes acá, sí.-volví a meter el dedo en mi boca y me abracé a él.- No puedo creer haber cometido esa idiotez. No puedo perderte. Sos todo lo que tengo. No quiero perderte como a todos ellos. Te amo. No quiero perderte.
Me acurruqué contra su pecho, dejando que me abrazara y mimara todo lo que quisiera. Él me observó en silencio pero ni siquiera movió su brazo, parecía haber renunciado a mí. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas y me junté más a él.
-No llores, beba.-murmuró, cerrando sus brazos en torno a mí.-¿Qué pasa? No llores, te amo.-besó mi frente y mejillas.-Sos muy chiquita, beba. Me duele que llores así. Me mata saber que estuviste llorando en la calle por mis estupideces. Yo... Lo siento tanto. -lloró y me aferró con más fuerza.
-Connor. -murmuré.-Acabas de llegar de una cena y yo estaba sola en casa. Pasé largas horas sin vos y venís cansado pero con ganas de verme. Te tiras en mi cama y me contas cómo te fue mientras me abrazas y sonreís. Besas mi frente, me acaricias las mejillas, susurras hasta que me quedo dormida.
-Y te veo dormir como un angelito. -completó él.-También me gustaría que fuera así ahora.
-Puede serlo.-susurré.
-¿Qué sentís ahora?
-Que estoy perdiéndote.-confesé.
Él me presionó entre sus brazos, besó mi frente y cantó bajito hasta que yo también logré calmarme.
-Te amo.-dijo.
-Te amo también. -dije en un susurro

Salimos del hotel, los chicos nos aguardaban ahí. Yo permanecía en silencio, no quería romper la ensoñación de mi hermano. Él estaba decidido. Dejé que tomara mi maleta y abracé a Trevor con fuerza. 
-Beba, te amo.-dijo Connor, por décima vez.
-Te amo también.-dije, mirándolo de reojo.
-Van a estar bien.-dijo John, abrazándome también.- Son unos días.
-Beba...-dijo Connor, mientras yo me despedía de Gabriel y Eddie.
Me volví hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas.
-Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.-repetí una y otra vez. Lo sentí relajarse mientras me tomaba con más firmeza.
-Vamos a casa.-pidió.- Te amo, mi bebita preciosa. Te amo demasiado.
Subimos al taxi, sin que los chicos dijeran nada más. Connor  me tomó con fuerza y recostó su mejilla contra mi cabello. Entrelacé mis dedos a los suyos y comencé a jugar con ellos.
-Connor, ¿cuando lleguemos a casa vamos a estar bien?-pregunté, alzando la cabeza para mirarlo mejor.
-Sí. Todo va a estar bien ahí.
-Connor, te amo.
-Beba, creo que quiero ser tu hermano y tu papá.-dijo en un murmullo. Fruncí el ceño y lo miré.- Quiero intentarlo, por nosotros. Puedo ser ese que te lleve a la escuela y te prohíba las fiestas. Puedo ser a quien le cuentes todo y... ¿Qué diferencia hay entre ser tu papá o tu Coni?-me encogí de hombros, no sabía.- Voy a ser todo lo que necesites, cuando lo necesites. Te lo prometo.
-Connor, estás asustándome.-admití.
-Lo sé. No puedo evitarlo. 
No dije nada más, estaba aturdida. Él jamás había admitido estar asustándome. Siempre buscaba el  modo de tranquilizarse. Pero ahora me tomaba firmemente, mientras avanzábamos rumbo al aeropuerto. Lucía enloquecido, como aquella noche que desperté en una casa nueva sin saber qué había pasado antes, quiénes eran esos dos chicos que estaban conmigo jurando ser mis hermanos. Connor lucía en los ojos el temor a sí mismo. Parecía aterrado de volver a cometer el mismo error.

Encarcelada por amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora