"¿¡Y si me caigo en las escaleras y me abro la cabeza y ya no puedo vivir!?" dijo Marinette, toda nerviosa y sudorosa.
"Tranquila, amiga. Vamos, péinate y deja que te acompañe a tu cita" le respondí sonriendo, dándole una palmada en la espalda.
"¡Gracias, Alya!" dijo ella, abrazándome y tomando un cepillo para cabello y pasándolo por sus coletas azuladas.
Ella estaba cambiando... Estaba haciendo un esfuerzo enorme por superar a Adrien, quien no había hablado con ella hoy.
La acompañé a la pastelería de su padre, escaleras abajo, y le dije que esperara mientras compraba un croissant.
Cuando estaba por pagar, sonó una campanita, avisando que alguien había entrado a la tienda.
Asomé la cabeza y vi a Marinette colorada y a Nathänael parado frente a ella.
<<¡Sí!>>, pensé. Ahora ambos tendrían una velada hermosa y mi amiga sería feliz.
"¡Ya me voy papá!" gritó Marinette, y me guiñó un ojo. Yo alcé mis pulgares y sonreí, alentándola a pasársela genial.
La campanita sonó de nuevo y yo le entregué el dinero al papá de Mari, llevándome mis croissants, dirigiéndome a casa.
Cuando caminaba hacia el Hotel donde trabajaba mi madre, escuché suspiros, seguidos de jadeos fuertes y pisadas acercándose.
Me pregunté qué pasaba, y cuando doblé la esquina, entendí la razón de los sonidos de admiración.
Adrien corría hacia mi dirección, y cuando me vio, corrió más rápido.
"¿Y a ti qué te pasó, Agreste?" pregunté. "¿Acaso te cansaste de correr por las calles de amor?" Intentaba que me dijera que quería a Marinette, para poder decirle e idear un plan, pero él no respondía; sólo puso sus manos en sus rodillas y jadeó, intentando recuperar el aliento.
"¿El gato te comió la lengua?" le dije, alzando una ceja, a lo que él me miró con susto.
"S-Sabes?" susurró él. Yo no entendí.
"¿Saber qué?" pregunté confundida. Cuando dije eso, me pareció ver un reflejo de alivio en su rostro, pero no estoy segura.
"Ummmm... nada..." dijo él, como quitándole importancia. "Necesito que me ayudes".
Ahora sí que estaba curiosa.
"¿Qué necesitas, Adrien?" le pregunté. Ese chico, a pesar de ser un adonis, era alguien muy tierno, que pedía las cosas por favor y siempre agradecía. Ayudaba a los demás y era muy sensible, así que era natural que lo ayudara... Además, era el amor platónico de mi mejor amiga.
"Te pediré algo muy loco, y tal vez raro, pero no quiero que pienses que estoy chalado y mucho menos celoso, sólo digo que... pues... he estado pensando y creo que lo mejor sería decirte que, pues, la verdad..." Adrien hablaba con una velocidad extremadamente alta y me estaba confundiendo al punto de querer abofetearlo para que llegara al punto.
"Adrien, ¿qué necesitas? ¡Habla ya, pequeño saltamontes!" le espeté de golpe, pues estaba siendo patético.
"Q-Quiero... que m-me ayu-des a..."
"Adrien..." le advertí; si seguía diciendo incoherencias, me iría de ahí.
"Quiero que me ayudes a sablargfjerkgbner esa cagfsdhta"
"¿Qué?" dije yo. "Dilo fuerte, ¡que te entienda!"
"QUIERO QUE ME AYUDES A SABOTEAR LA CITA" me dijo Adrien alzando la voz.
Yo sabía que le gustaba Mari.
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Hello! It's meeeeeeeee!
Hahahahahaha.... ha... Okay, ya.
Lamento estar lejos MUCHO TIEMPO.
No los quiero decepcionar, pero ya me aplicaré para publicar más seguido...
¡Ah! Y... ¿¡3K CON CUATRO CAPÍTULOS!?
LOS AMOOOOOOOOOOOOOO
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|Evitando Akumas. Evitando Sentimientos|~ Adrienette/Ladynoir/Marichat/Ladrien.
RandomMarinette tiene una cita, y está emocionada. Pero en parte, también está decepcionada. ¿Por qué? Porque su cita no es con Adrien Agreste, ese chico encantador y tímido. Es con Nathanaël, un chico de su clase. Esa cita le da a entender a Adrien que...
