Capítulo 42 (SIN EDITAR)

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Con un par de golpes más, las macizas tablas se debilitaron lo suficiente para romperse en los últimos arremetimientos lo que logró que pudiera jalar de ellas y provocar un extenso agujero. Con un brazo afuera continuó luchando para arrastrarse a la libertad; respiraba con agotamiento y dolor pero avanzó hasta que pudo salir por completo y recostarse en vista al techo. Llenaba sus pulmones con aire y juntaba la fuerza faltante para poder abandonar esa vieja choza. Por fin, había logrado salir aún sosteniendo ese cuchillo que conservaba un poco de su filo con una temblorosa y dañada mano. Se aferraba a ese objeto que no soltaría por nada del mundo, le ayudaba a mantener su mente en Staxx y aunque sonara extraño, no estaba enojado con él, no podía odiarlo porque conocía la razón por la que lo encerró. Ahora, dependía de él demostrarle que necesitaba de su ayuda y ni puertas ni cadenas lo detendrían, iba a mostrarle lo que realmente significaba proteger a alguien.

Con esa osadía se levantó tambaleante y abrió la puerta de salida y el golpe de aire frío en su rostro fue suficiente para darle la tranquilidad que necesitaba; comenzó a correr lo más rápido que pudo en dirección al barrio enemigo, esperaba no tener que pelear con personas conflictivas, su principal labor era reencontrarse con Staxx y si lograba poder encontrar a algunos de sus amigos en el proceso también resultaría de gran ayuda. Le preocupaba que eso pudiera desconcentrar a Vegetta si llegaba a enterarse, nadie más que él conocía lo peligroso que era su padre y tal noticia lo podía sacar de sus nervios...

...

Lana observaba a Rubius desde su asiento, en un corto lapso en que su llanto se detuvo aprovechó a serenarse. Pese a que se detuvo de llorar, sus ojos mantenían un cierto rojizo y respiraba profundamente para que sus lágrimas no volvieran a salir. La asistente del médico había regresado a su trabajo y la cirugía continuaba, no se sabía hasta cuando seguiría; en ese momento, Lana mantuvo sus ojos puesto en ellos y recordó todos o la mayoría de los momentos que había pasado junto al grupo, momentos tensos como momentos divertidos. Ahora estaba viviendo uno de esos momentos que por más acostumbrado que uno esté, uno lo sufre de la misma forma. Aún entre esas lágrimas de dolor, preocupación, tristeza, ella pudo sonreír. Porque recordó lo fuerte que eran todos y lo fuerte que había sido ella hasta ahora; si debía enfrentarse a que ocurriesen desgracias no podía hacerlo en la desesperación, no podía bajar los brazos y pensar negativamente.

Rubius no era el más fuerte físicamente de todos, pero era el que más mantenía su sonrisa a pesar de su oscuro pasado y la seguía manteniendo hasta que cerró sus ojos. Personas cómo él hacían que el valor de todos siguiera en pie, era una parte importante de esa "torre" que contenía los cimientos hasta en su ausencia.

Lana se puso de pie y acarició su estómago, repitió en su mente una y otra vez "vamos a estar bien". En un largo suspiro volvió a mirar a Rubius e imaginó ese momento en el que Mangel se encontró con él en su agonía, su reacción, su miedo, sus lágrimas al sostener a esa persona amada del cual desconocía si se salvaría. No quería esperar a saber cómo terminaría todo esto... quizás su elección no sería la ideal, quizás cometería el peor error de su vida pero de algo estaba segura, no se arrepentiría.

- Mierda... - las manos del médico se apresuraban a tratar de volver a cerrar la herida, Rubius estaba sufriendo una hemorragia – ¡Rápido! ¡Trae más sangre! – le grita a su asistente.

- ¡Enseguida! – procede a seguir la orden no sin antes mirar en dirección en dónde se hallaba Lana.

- Joder, íbamos tan bien... - maldice en voz baja David, las cosas no parecían ir a buen curso. Si no detenían la hemorragia deprisa podía ocurrir lo peor y se negaba a fallar en esto.

La asistente mira hacia todos los rincones rápidamente con un rostro plasmado en terror. Debía continuar a buscar lo que le pidió el médico y lo hizo, pero se mordió los labios al haber visto que aquella silla en dónde Lana debía permanecer la encontró vacía. La puerta de salida oscilaba sutilmente por el viento pero ya no había nada que pudiera hacer, no podía abandonar su trabajo. En su interior deseó que ella y la futura vida pudieran salir bien de esto y respetó su decisión de ir al reencuentro de sus compañeros.

Ruleta Rusa.- [ Wigetta / Fanfic ] [EDITANDO]Where stories live. Discover now