El visitante / Maratón 2-2

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NARRA DAKARIA:

Hoy era un día magnífico para ir al cementerio, era un lugar donde podías encontrar un momento a solas, lejos de la ciudad, la familia y los amigos, de un tiempo para acá este lugar se había convertido en mi lugar preferido.

Estaba tan confundida y extrañada a la vez, había tratado por todos los medios de encontrar a Murdo pero sencillamente no sabía por dónde empezar, a la vieja estación iba con frecuencia pero no encontraba rastros de él, también había tratado de localizar a Dod pero ambas situaciones parecían imposibles, es como si a ambos se los hubiese tragado la tierra.

Mi vestuario del día de hoy consistía en un short de blue jean, una camisa blanca caída de uno de mis hombros y zapatos deportivos del mismo color, un atuendo perfecto para el calor que en estos momentos azotaba a Alemania. Mi liso cabello negro se encontraba recogido en una cola alta de caballo, era sorprendente lo que uno podía llegar a cambiar con el tiempo ¿No? Ya no quedaba absolutamente nada de la antigua Daka en mí.

Cuando llegué al lugar, el sol estaba en su mayor esplendor, era una de las ventajas que tenía ser medio vampiro, era el poder disfrutar del día, el sol y calor que este último provocaba sin tener necesidad de vivir bajo la oscuridad de la noche. Cuando estaba más joven mi único deseo era convertirme en un vampiro completo, incluso estuve a punto de serlo aquella vez que el abuelo de Ludo nos concedió un deseo del corazón, pero a veces debemos de ser agradecidos con lo que el destino nos tiene preparado para nosotros y lo mejor es no tentarlo, hablando por experiencia propia claro. Sylvania y yo somos únicas en nuestra especie, por supuesto que la historia menciona que en algún momento del pasado existieron personas como nosotras, pero son datos que preceden desde hace miles de años, no es muy común ver una pareja vampiro-humano y más cuando estos últimos suelen ser su almuerzo.

Cuando dejas envolverte por tus pensamientos el tiempo pasa volando, las horas se convierten en minutos y estos a su vez en segundos. Un profundo y encantador anochecer se comenzaba a notar en el horizonte y ¡Guau! No había palabras para describir y expresar lo hermoso que era.

De repente una brisa proveniente del noroeste pareció chocar conmigo literalmente, por lo general el cementerio era un lugar que olía a pasto, hierva y flores silvestres; pero en este momento poseía un olor diferente que me puso alerta, era un vampiro, estos poseían un olor particular que sólo podías comparar con frutas podridas, lo cual era diferente para los humanos, su olor era el medio para atraer a su presa. La única manera que un vampiro oliera diferente para otro de su misma especie, es que este fuese su pareja de vida, en nuestra raza no existe la imprimación como es el caso de los hombres lobo, pero una vez que elegimos a nuestra pareja, esta es para toda la eternidad.

Sólo podía sentirme amenazada, los vellos de mi piel estaban erizados de tal forma que daba desconfianza. Antes de poder decir o pensar algo, una voz habló.

-Accio preciosa Dakaria- No sólo su voz provocaba miedo, él también lo hacía- Me da gusto verificar por mí mismo que los rumores que se escuchan son ciertos, te has convertido en una agraciada y hermosa señorita, al igual que tu madre- Su aspecto era joven, alrededor de unos 27 años para el mundo humano, más por su forma de hablar y expresarse, tenía muchos años de vida, quizás siglos. Su cabello castaño caía en ondas, sus ojos eran de un profundo color azul cielo, poseía un cuerpo fornido y que a la vez era atemorizante.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Mi madre? ¿De dónde la conoces?- Aunque tenía temor, no lo demostré en ningún momento. Había algo en esta persona que me hacía temblar y a la vez dudar, su rostro me era conocido pero no lograba dar de donde precisamente.

-No puedo responderte ese tipo de preguntas mi preciosa niña, aún no es momento de revelarme. De hecho, hablarte ahorita ha sido un terrible error de mi parte, sólo me dejé llevar por la curiosidad- Al terminar de hablar mostró una sonrisa escalofriante, sus colmillos relucían y brillaban con la luz que proporcionaba la luna- Creo que nos volveremos a ver más pronto de lo que tenía pensado, sólo te diré una cosa, cuídate, por que el pasado siempre puede volver a pasar factura- Sin más que decir, se dio la vuelta y desapareció entre los cerrados y grandes árboles.

Tenía miedo, de hecho no descubrí que estaba temblando hasta que alcé vuelo y la brisa golpeaba con fuerza a mi cuerpo. No podía pensar en nada, mi mente había quedado totalmente en blanco y mis sentidos habían dejado de responder.

Esa cara me era tan conocida y extraña a la vez. Su última frase no dejaba de darme vueltas en la cabeza "El pasado siempre puede volver a pasar factura" ¿Qué querrá decir? ¿Qué pasado y por qué estaba relacionado con mi madre? ¿Qué era todo esto? Nada parecía indicar que fuera una broma de mal gusto.

Estaba tan distraída que no me fijé en el momento que había dejado de volar, unas manos grandes agarraban delicadamente mis hombres y me movían de atrás hacia adelante como tratando de hacerme reaccionar y sacarme de aquel trance en el que me encontraba, hasta que escuché su voz...

-¡Daka! ¡¿Estás bien?! ¿Me escuchas?- La voz de Murdo se escuchaba preocupada- Tengo rato llamándote, estuviste a punto de estrellarte con un árbol, ¿Qué te sucede? ¡Dakaria responde! ¡Me tienes preocupado joder! ¿Estás llorando?- Sus manos no dejaban mis hombros, pero esta vez no zarandeándome, al contrario, era una especie de caricia.

-¿Qué? ¿Ammm?- No lograba hablar, de mi boca sólo salían balbuceos como si de un bebé se tratase, ¿En realidad Murdo estaba junto a mí o sólo era producto de mi imaginación?

-Daka, mi amor, por favor contesta, ¿Qué te pasó? Tú no eres así pequeña- Sin previo aviso me abrazó, en ese momento, sólo en ese momento, supe que él era real, que mi imaginación no estaba jugando conmigo. Su dulce olor a manzana verde me lo confirmaba, era un olor único e incomparable.

Por lo general, el olor de nuestra pareja era uno el cual nos gustaba en nuestra vida humana, si lo fuimos, o simplemente aquel olor que más te atrae de un humano, en este último caso, se le llama, la tua cantante, una frase en italiano que significa "Su sangre canta para mí". Cuando ambos nos conocimos en ese verano hace tres años, su olor era igual al de los demás vampiros, al menos para mí, con el tiempo mis sentimientos fueron cambiando y con eso su aroma. Si podías olfatear una esencia diferente en alguien de tu especie es porque esa era tu pareja designada por el destino, si crees en el claro está, más siempre existía la posibilidad que ella no te correspondiera y tú no volverías amar, podías tener parejas sí, más el amor no lo volverías a experimentar en todo su pureza por el resto de tu eternidad.

-¡Oh Murdo! ¡Estás aquí! ¡En verdad estás aquí!- Lo abracé con toda la fuerza que mi cuerpo poseía, más él no se quejó, las lágrimas no dejaban de correr por mi mejillas, en sus brazos me sentía protegida y querida a la vez.

-¿Qué te hicieron Daka?- Su olor a manzana verde tenía un toque amargo, eso sólo significaba que estaba preocupado.

-En estos momentos... Sólo... Quiero que me abraces fuerte por favor, no... Q...Quiero hablar de e...Eso, contigo me... Me siento pro...Protegida- Él cumplió con lo que le pedí sin preguntar nada relacionado con el tema o el porqué de mi tartamudeo, sólo pude sentir su labios en mi frente antes de cerrar mis ojos.

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Chicos(as), siento no haber actualizado antes, el trabajo y la universidad me han dejado muy poco tiempo libre. Regresé con un maratón, espero que les guste. 

PD: Si alcanzamos 60 votos en los dos últimas actualizaciones subiré un nuevo capítulo, la intriga aumenta ¿Verdad?. Espero comentarios, saludos!

Dakaria y Murdo: Un amor sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora