15. ¿Sentimientos?

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Conocía ese nombre y, podía reconocer la marca a kilómetros. Lo que no entendía era porque mandaban un pedido que no había encargado.

—¡Justin!—Grité, pero no obtuve respuesta.  No había venido a trabajar en la última semana. Tampoco a dormir y por supuesto no cogía el móvil.

Hoy era la boda de su padre y lo último que quería era que su propio hijo no fuera. Cerré mis ojos y suspiré mientras me dejaba caer en el sillón. Miré la caja y entre cerré los ojos una vez más.

Por si acaso, volví a fijarme en la hoja del pedido para comprobar que era mi nombre el que estaba allí, incluso miré dos veces la dirección para estar segura de si abrirlo o no.
Había tenido una semana de locos. Justin no iba a trabajar, tenía que mentir por él y tampoco verlo por las noches me desesperaba. ¡Ésta es su casa! Tenía en la nevera todos su platos porque al no saber si vendría o no a cenar o si quiera almorzar, cocinaba para él también.

Estaba estresada, y tenía muy claro que sí Justin no aparecía aquí a las 12:00 para almorzar, no iría a la boda. Tal vez ni siquiera él, y sin duda tenía que tener una buena razón para desaparecer una semana. Conocía a Justin lo suficiente como para saber que no había sido secuestrado, por varias razones.

La primera, lo devolverían a los dos minutos al tener secuestrado al grano en el culo de Justin. Segundo, no conocía nada que pudiera poner a alguien en contra de él. Y tercero, Justin había estado muy resentido por lo de su padre y entendía que desaparecería así. Él sin darse cuenta había estado susurrando el nonbre de la prometida de su padre cada vez que nos acostamos, parecía como si esto realmente lo afectara. Y si algo le había pasado, se sentiría culpable por siempre al haber esperado una semana por giarse por sus instintos de mujer.

Rodeé los ojos y me encaminé hacia la caja larga tendida en la mesa de la cocina. ¿Qué sería? Me preguntaba curiosia. Y como el nombre y la dirección eran correctas en cierto punto, iba a salir de dudas.

—¡Por Dios!—Exclamé sin poder creer lo que veían mis ojos. Era aquel vestido rojo, y sus tacones venían en otra caja dentro. No podía creer que Justin, quien estaba segura era el causante de esto, se hubiera gastado el dineral solo por mi. Tal vez, después de todo esto... Tendrá que ir a la boda o mínimo llevarme a cenar con este hermoso vestido rojo.

Sentí la cerradura de la puerta e inmediatamente me puse alerta por si era alguien que intentaba robar. La puerta se abrió lentamente y la cabeza de Justin se asomó para verme con un bate de béisbol en la mano.

—¿Tu siguiente fantasía sexual es que te golpee con un bate de béisbol?—Bromeó. Lo menos que necesitaba él ahora, era bromear.

—¡Justin Drew Bieber Mallette!—Grité.—¿Se puede saber dónde has estado?

—Ni mis padres me llamaban así.—Me dijo con el ceño fruncido. Llevaba una mochila colgada en su hombro. Bueno, me alegraba saber que tenía ropa por lo menos.

La dejó caer en el suelo y se dirigió a la cocina.

—¿Te ha gustado?—Cogió un vaso de la estantería y con tranquilidad se sirvió agua.

¿Cómo podía estar así de tranquilo? Había desaparecido por una maldita semana. Me merecía saber el por qué, como mínimo. .

—Sí, gracias.—Él sonrió.—No debiste molestarte, es un vestido muy caro.

—Pagas la comida y las cuentas, lo mínimo que te debo es gastarme el dinero en algo para ti.—Dijo sentándose en una silla de la isla.

—¿Vas a decirme que ha pasado?¿Dónde has estado si quiera?—Me crucé de brazos. Fruncí el labio y la ceja ante su mirada.

—He estado en la casa de una vieja amiga. Y me he ido a aclarar las cosas, porque teniéndote conmigo es imposible hacerlo.

—¿Me hechas a mi la culpa de que no puedes aclarar las ideas en tu mente?—Pregunté sin poder creermelo.

—Megan, mi padre se va a casar con la chica que más amé en mi vida. Y tú queriendo que cumpla tus fantasías sexuales es imposible.

Después de todo, seguía pillado por su ex novia. ¿Quién era yo para reclamarle algo? No era nadie. Porque yo no sentía nada por él, ¿O sí? No tenía ni idea en que momento empecé a sentir esto por Justin. Tal vez, ésta semana sin él me he dado cuenta de que me estaba volviendo dependiente de él. Trabajábamos juntos, íbamos juntos a casi todos los lugares y me había acostumbrado a la rutina.

Y no podía obligarlo a sentir cosas por mi, pero si podía evitar el sexo y todas sus palabras tiernas.

—Oh, vale.—Justin me miró con el ceño fruncido al escuchar mi tono de voz. Abrió la boca para hablar pero no lo dejé porque sin razón alguna estaba a punto de ponerme a llorar.—¿Vamos a ir a la boda?

Él asintió.

—Tienes comida en la nevera.—Cogí mi vestido y me fui hacia el baño. Justin me llamó dos veces antes de que saliera por completo de la cocina. Una vez que la puerta estuvo cerrada, deje caer las lágrimas.

¿Qué demonios siento por Justin Bieber?

Justin's POV

Dejé escapar un suspiro. La última semana había tenido un lío entre Ana, Megan, mi padre y mi mis sentimientos. No sabía si seguía pillado por Ana, o estaba sintiendo cosas por Megan.

Esperaba que me lanzara cosas cuando llegara a casa pero no, allí estaba ella. Pasiva y tranquila.

Suspiré y vertí el líquido de la botella de whisky en mi vaso. Me miré en el espejo de la sala y acomodé mi traje.

No había visto a Megan desde lo ocurrido en la cocina, no había entendido porque se había enfadado en realidad. Sentía como se duchaba, luego de iba a la habitación de invitados y ahí se había tirado desde entonces. Me duché esperanzado de salir y verla allí esperando por mi, pero no fue así.

La boda empezaba en dos horas y teníamos una hora de viaje por lo que me di la vuelta para ir a llamarla cuando sentí el sonido de sus tacos golpeando contra la madera del  suelo.

Abrí mi boca sintiendo que todo se me secaba. Una fuerte presión en mis pantalones me molestó en el momento en el que Megan llegó a mi lado.

—Te queda muy bien el traje...—Comentó.—Aunque eso ya lo sabíamos.

Me reí y dejé el vaso de whisky en la mesa.
Estiré mi mano y cogí la suya para elevarla hacia arriba y girar su hermoso cuerpo en su propio eje.

—Si no estuviéramos justos de tiempo, te follaria aquí mismo.

Ella sonrió mostrando sus dientes blancos. Buscó en su bolso y sacó un par de condones del interior. Si estaba excitado, ahora estaba apunto de reventar. Me excitaba demasiado que fuera ella la que llevara la protección a la boda. Y podía imaginarme la cara de Ana viéndonos tener sexo.

Oh Ana, tengo una dulce venganza para ti.

Hago capítulos cortos para que os quedéis con la intriga okkk 😂😂😂

Voten y comenten para que suba capítulo más seguido. 💖 Y no os olvidéis que tengo el book de recomendaciones en mi perfil por lo que todas aquellas que queráis que os publiqué, ir y leer las reglas. ¡gracias!

Undress Me j.bWhere stories live. Discover now