6. Gatos.

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-¿No aceptarás salir con ese bombón? - Preguntaba mi amiga mientras miraba como Justin se bajaba de su motocicleta. Rodeé mis ojos.


-Kim no empieces...- Advertí.

Soltó un bufido. - Yo ya me lo hubiera follado, ¿la tendrá grande?

-¡Kim!

-Vamos Megan, trabajas con él, ya sabes esto no es servir café...es una película porno.

-¿Sí? No lo sabía sabes...- Dije sarcásticamente mientras le mostraba el conjunto del día.

Era un nuevo día, un nuevo rodaje, un nuevo escenario, un nuevo vestuario, nuevo diálogo...y lo único que no era nuevo, mi acompañante. Volví a abrochar la bata cuando Justin se acercó.

-¿Llego demasiado tarde? - Preguntó colocando una mano sobre el hombro de Kim. Vi como su espalda se puso recta ante su contacto, cruzó las piernas y ahogo un gemido.

-No.- Contesté simplemente. 

Sentí su risa seductora, me di la vuelta y su cuerpo estaba junto al de Kim. ¿Acaso estaba coqueteando con ella? Y ahí iba otra vez, su sonrisa encantadora, sus dientes perfectamente blancos y sus ojos completamente hipnotizadores. Sin duda estaba coqueteando con mi amiga. Perfecto, si me iba seguramente no notarían que ya no estaba cerca de ellos.

-¿No te has vestido? - Gritó un Eduardo dormido. Era la primera vez que lo veía con sus gafas puestas. Justin se levantó de un salto, sin decir ni una palabra corrió hasta su bus a cambiarse. - Dejame verte belleza...

-¿Ahora?

Eduardo no me contestó, por su expresión supe que tenía que sacarme la maldita bata. La deje caer libremente, mi cuerpo se ajustaba a las prendas sumamente chicas que tocaba ponerme hoy.

-¡Si eres perfecta! - Exclamó emocionado. - No puedo dormir de solo imaginarme todo el dinero que veremos delante de nuestros ojos cuando esto salga a la luz.

Sin decir ni una palabra me volví a colocar la bata. Unos minutos después Sam se marchó, Justin y Alicia llegaron y juntos nos subimos a la furgoneta que nos llevaría al escenario del día.

-Este día sera divertido, es una escena muy diferente a lo que tiene que ver con el porno. - Dijo Alicia mientras estábamos de camino. Justin y yo fruncimos el ceño. ¿Escena divertida?

***

Sí, divertida para el que vea esto, pero para mí, sumamente mierda. Me tocaba actuar de Barbie, y Justin era un simple cliente que entraba al supermercado en busca de papas fritas, quién terminaba llevándose una barbie gigante a su coche, la cual cabe destacar cobra vida sexual.

Mi boca cayó cuando vi el vestuario de Justin, una camiseta con unos pantalones comunes, y yo vestía como una puta. Quería un abogado, ahora mismo.

El aire comenzaba a faltar mientras esperaba a que Justin se diera la vuelta para verme, la caja en la cual me habían metido era sofocante, no sabía cuanto tiempo podría aguantar. Justin se dio la vuelta, me era imposible mirar sus ojos, los recuerdos del beso apasionado la vez pasada hacían que este lugar fuera peor de lo que era. Una ola de calor hizo que me dieran ganas de repetir ese beso. ¿Lo haríamos hoy?

-¡Corte! - Gritó Eduardo. La tapa de la caja, transparente, se abrió. - ¿En que piensas gata blanca?

-¿Gata blanca?

-Así es como luces, una gata blanca esperando a su gato negro. - Dijo con anhelo. Mis ojos se ampliaron al escuchar tan porquería. Negué con la cabeza.

-Solo no se a donde mirar...

-Mira su pecho, dejas que te recorra con la mirada, hagas lo que hagas no muevas ni un pelo. - Volvió a su asiento. -¡Toma dos!

Las cámaras encendieron sus luces indicando que la toma había comenzado. No mires sus ojos, no te muevas. Cuando Justin se dio la vuelta, fue sumamente imposible no mirar sus ojos.
Para mi suerte Eduardo no paro la toma, tal vez no se había notado mi movimiento de ojos hacía los suyos.

-¡Encargada! - Gritó la voz de Justin. - ¡Quiero esta muñeca!

La actriz secundaria entro en escena en la segunda parte, mientras a mi me dieron 5 minutos mientras tomaban la otra escena. Volvieron a meterme en la caja, solo que esta vez me metieron a un carro para poder llevarme hasta el coche. Una vez en el coche, Justin tuvo que sacarme de la caja mientras yo me quedaba como una estatua.

-Vemos donde te puedo dar cuerda...- Susurraba Justin pensativa-mente. Tiró de un hilo que colgaba del traje y mágicamente yo cobré vida. Esto era una idiotez.

-¡Corte! - Grito Eduardo.
Se acercó a nosotros. - Quiero que se repita en el momento de que te da cuerda, hagas un movimiento de robot y luego actúes como si fueras una persona normal, una chica excitada al verlo, sedienta de sexo. ¿Comprendes?

-Entendido. - Dije. La idea de que ese beso tan cargado de placer se repitiera me ponía los pelos de punta.

-Veamos donde te doy cuerda...- Volvió a decir Justin.
Nuevamente, cobré vida, esta vez haciendo un movimiento de robot. Rodeé el cuello de Justin cuando llegó el turno de actuar sensual...

Justin abrió sus ojos fingiendo sorpresa, luego sonrió y me tiró en medio del estacionamiento sobre la chapa dura del coche. Aunque hiciera calor, y mi cuerpo estuviera caliente por la situación, seguía teniendo la piel erizada por los pensamientos de que el beso se repitiera. Justin me tomó por las cinturas y se colocó dentro de ellas, tomó mi boca como si de un vaso de alcohol se tratara.

Y sí, ese beso se estaba repitiendo. Sentí un cosquilleo en el estomago que no supe interpretar. La lengua de Justin chocó con la mía en cuestión de segundos, solté un gemido del cual me arrepentí porque dos segundos más tarde Eduardo cortó la escena. Y Justin sabía lo que había conseguido.

Eduardo se levantó de su silla aplaudiendo con una sonrisa, mientras Alicia venía a su lado.

-¡A estado perfecto! - Gritó. - Sois unos actores extraordinarios, los haré famosos. Os prometo.

En el camino de vuelta, ninguno dijo ni una palabra. Todos nos dedicamos a escuchar a Eduardo hablar con una banda sonora para la película.
"¡Ya tenemos banda sonora!" Había dicho cuando bajamos de la furgoneta.
Cuando iba a salir por la puerta de salida Justin me cogió del brazo.

-¿Que haces pedazo de bestia?

-Pedazo de bestia...- Repitió. - Puedo mostrarte en que parte soy un pedazo de bestia.

-Gilipollas...- Susurré siguiendo mi camino.

-¡Me debes unas copas!

-¿Que dices?

-Que me debes unas copas. - Repitió con una sonrisa.

-No me sonrías porque no soy Alicia para que me compres de esa manera.

Él rió. - Vamos, te he hecho gemir con un maldito roce de lenguas. Porque eso no fue nada comparado con lo que puede hacer mi lengua dentro de tu boca.

-¿Crees que por un tonto gemido iré contigo a tomar algo? - Él asintió. - Sigue soñando guapo.

No me molestó más, tampoco me siguió. Solo sentí su voz gritar a mis espaldas.

-¡Me has dicho guapo, gata blanca!

-¿Me has llamado gata blanca? - Grité mientras me daba la vuelta. - ¿Te crees Eduardo?

-Puedo ser tu gato negro. - Me gritó.

-¡Estas tonto tío!

-Me has dicho guapo Megan. ¡Deja de negarlo! - Gritó más alto mientras me alejaba. - ¡En una semana no solo me darás un gemido, también me rogarás para que no salga de ti!

Cerré mis ojos mientras negaba con la cabeza. Si esta era su forma de ligar...que siga soñando.


Undress Me j.bWhere stories live. Discover now