CAPÍTULO 46

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- Mierda, te hizo una cortada –gruño mientras reviso los golpes para ver si no son de gravedad.

Los cinco estamos en un camerino diferente al que me vestí la primera vez que pelee en la Red Zone, presiento que este es de Tadeo. Esta es su cuarta pelea de cinco esta noche y no está tan bien que digamos.

Tiene morados esparcidos sobre su rostro, a parte de los que apenas se están sanando, y varias cortadas. Esto me hace sentir tan culpable. Solo quiero regresar al departamento o que todo esto termine para dejar de ver como lo lastiman.

Seguramente se preguntan: ¿Cómo rayos está tan golpeado si se supone que sabe pelear? Bueno, ese no es el problema. El problema es que Dylan nos metió en un estilo de pelea...extrema; por así decirlo. Es un ring cuadrangular con paredes de malla de metal y cinco peleadores más, aparte de él, que lo odian y siempre se ponen de acuerdo para agarrarlo entre todos y darle una paliza pero Tadeo es un guerrero. Siempre pierden y terminan masacrados a golpes.

- no seguirás peleando –digo con la voz tensa.

- solo es una más. Yo puedo –quito mis manos de su rostro y las pongo a mis costados –no pasará nada

- chicos, ¿pueden salir un momento? –digo sin perder contacto visual con él.

- no vayan a romper nada –avisa Erick mientras sale detrás de los otros dos. Se cierra la puerta y nos encontramos en el cuarto solos.

- Aremy, estoy bien –pone una mano en mi mejilla y me alejo de su toque mirándolo como si estuviera loco.

- ¿bien? –Me río sin una pizca de humor y siento como mis ojos comienzan a picar –tienes morados y cortadas esparcidas por toda tu cara. Por no hablar de tu ojo hinchado que milagrosamente no se te ha cerrado.

- pero aún puedo pelear –dice con la voz profunda que lo caracteriza y alza la barbilla desafiante.

- y no me cabe la menor duda –me pongo frente a él.

- ¿entonces por qué no quieres que pelee? –me mira curioso y me abraza por la cintura para acercarme más a su pecho que ahora está cubierto por una fina capa de sudor, sangre y más moretones.

- porque no quiero que te hagan más daño –alzo la mano y con la yema de los dedos acaricio muy suave y levemente su pómulo morado. Las ganas de llorar aumentan y bajo la mano –no puedo ver cómo eres golpeado y no puedo hacer nada para detenerlo. Simplemente es... -niego con la cabeza, cierro los ojos y suelto un pesado suspiro. Siento como una lágrima se desliza por mi mejilla.

- shh... -me toma de la barbilla y la alza para que pueda verlo. Enjuga la lágrima y me coloca un mechón de cabello detrás de la oreja.

–no tienes por qué verlo. Esperarme aquí con Ellery mientras termina la pelea

Niego con la cabeza y pongo mis manos sobre sus hombros.

- quiero estar ahí para ti, apoyarte. Pero a veces es demasiado. No puedo presenciar cómo dañan a alguien querido para mí –paso mi dedo sobre sus tatuajes tribales que tiene en su torso y con los ojos sigo los movimientos de mi dedo –lamento no ser fuerte.

- oh, no –me vuelve a tomar de la barbilla y me hace mirarlo –eres fuerte, que no te quepa la menor duda de eso. Pero tienes límites, como cualquier persona.

- antes de venir aquí era más fuerte de lo que soy ahora. No sé por qué ahora me pongo toda sentimental

- eso era una máscara ¿recuerdas? Te escondías detrás de ella porque no querías que alguien te importara demasiado, lo suficiente como para que pudiera ver a través de ese muro que construiste a tu alrededor.

MARCADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora