―¿Distinta?

―Sí, distinta, más bonita, como brillante.

―Relajada, tal vez, ya ves que habían aparecido ni mi ex ni Elena. Puede que sea eso.

―Sí, pero te queda genial.

―Gracias.

―¿Debo ponerme celoso? ―preguntó Sebastián sin enojo, llegando hasta su mujer y abrazándola de la cintura.

―Claro que no, le decía que se ve diferente.

―¿Viste que no solo yo lo noté? Algo cambió en ti.

―El amorrshh ―se burló ella algo avergonzada.

Luis apareció en ese momento con una bandeja con bebidas y picadillos.

―Tan lejos que están de todos, les traje esto, si no, se van a quedar sin nada.

Los tres recibieron los vasos y siguieron conversando un rato

―¿Qué pasa, mi amor? ―preguntó Sebastián a su prometida―. ¿Elena te dijo algo?

―No, nada, pero Jesús no tiene idea de quién es esa mujer.

―¿Por qué lo dices?

Monserrat le explicó lo que pensaba, pero luego de eso dejaron el tema esperando que no pasara nada.

La fiesta transcurrió normal, mucha alegría y risas. Rato después, Monserrat fue al baño y al salir se encontró de frente con Elena.

―Déjalo tranquilo ―advirtió la modelo de inmediato.

―¿Qué?

―Ya me oíste, deja a Sebastián, aléjate de su vida.

―Y eso ¿por qué lo haría?

―Porque ese hombre fue, es, y seguirá siendo solo mío.

―Tú lo perdiste hace tiempo.

―¡Nunca! Nunca lo voy a perder porque él solo me ama a mí.

―¿Y por qué, si tanto amor le profesas, te acostaste con su padre?

―No me acosté con su padre, quería hacerle ver lo dañina que es su familia.

―¿Querías separarlo de su familia?

―Él es solo mío y no lo comparto con nadie.

―Pero... Pero... ¡Es su familia!

―¿Y qué? Su mamá nunca me quiso, el viejo menos.

―¿Y por eso te sentías con el derecho a separarlos? Además si no te querían, por algo sería.

―Los celos, la envidia.

―¿No sería al revés?

―Ellos no nos dejaban tranquilo.

―No puedo entenderte, si tanto dices amarlo... Uno no separa a la gente que ama a los demás.

―Él es solo mío, los demás sobran en nuestra relación.

―¿Nuestra relación? Déjame decirte que hace mucho tiempo tú y él no tienen una relación.

―Eso es lo que tú quisieras.

―Eso es lo que es.

―¿Por qué crees que vino a España? Para verme. ¿Por qué crees que está aquí? Por mí.

―Estás realmente loca. ―Monserrat se dio la vuelta para marcharse.

―¡Aléjate de él o te irá muy mal! ―le gritó amenazante.

Quiero estar contigoWhere stories live. Discover now