-El enemigo de mi enemigo-

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Las manos le temblaban mientras luchaba contra las emociones que comenzaban a retorcerse en su pecho. Ira, desprecio, impotencia...culpa. El peso de la carga que llevaba era demasiado, le había fallado a Amelia, ¿Era él lo suficientemente fuerte para que no le pasara lo mismo a Jenn?

Ella estaba metida en esto por su culpa. Si bien tarde o temprano la habrían encontrado fue él quien levantó el velo sobre su realidad. Con dedos torpes se las arregla para encender un cigarrillo e inhala animadamente su dulce humo.

Detrás de él un enorme flash de luz iluminó todo a su alrededor. Jenn y Adam habían entrado junto a Cecile, ahora se encontraba solo él con sus pensamientos. Solo. Demasiado solo, se percató al instante de eso. Agudizó el oído y se alarmó al oír la nada absoluta.

Autos, sirenas, personas, animales, insectos. Nada, absolutamente nada. Ni el más mínimo sonido que se esperaría oír en una urbe de tamaño considerable. Algo estaba mal, ¿Pero qué?

Esa sensación desapareció y fue reemplazado por ira al verlo llegar. El asesino ya no se escondía, vistiendo de negro y ocultando su rostro tras aquella máscara de médico de la plaga. Caminaba con tranquilidad hacia él, en poco tiempo estuvieron frente a frente separados solo por la vacía calle entre ellos.

Por fin nos conocemos. –Dulce sarcasmo en los labios de Joshua–. Me jodiste varias veces. Asesinaste a Amelia y a mucha gente. –El tono de su voz se fue acrecentando–. ¡Ya es tiempo que te quites las máscara!...quiero ver tu cara cuando te mate. –La sangre le hervía, su espada larga ya estaba materializada en sus manos.

La oscura figura frente a él se quedó inmóvil ante la amenaza. Inmóvil pero serena. Lentamente se llevó las manos al rostro y desprendió la máscara descubriendo así su fémina piel. Luego dejó caer la capa de su cabeza dejando libre su cabello azabache.

Soy Rea. –La sorpresa duró poco en el rostro de Joshua, volviendo a fruncir el seño.

No me interesa quien seas. Hombre o mujer, eres solo un monstruo.

Sus miradas se cruzaron, sentimientos inentendibles entre ellos. Las palabras no bastaban, un único idioma era entendido por ambos; el idioma de la violencia es universal.

Joshua avanzó primero, corto el aire hasta detenerse y chocar contra el acero de la hoja corta de Rea. Sus rostros tan cerca que podían sentir la respiración del otro.

Se separaron y volvieron a arremeter el uno contra el otro una y otra vez. Cada vez más rápido, cada golpe era bloqueado y rechazado. Rápido. ¡Más rápido!.

Ambos estaban a la par, pero Joshua no se dejaría vencer. Y así fue. Ambas hojas se cruzaron, soltando chispas por el roce, y entonces emergió la punta de su estoque en su otra mano enterrándose en el hombro derecho de Rea y finalizando el combate.

La joven cayó de espaldas, jadeando y sudando. Su hoja corta terminó lejos de ella y la herida de su hombro comenzaba a formar un charco en el suelo de la calle. No era mortal aunque ya no podría plantarle cara al néfilim.

Eres buena, lo admito. Pero es tiempo de que acabe con tu vida. –Joshua también estaba jadeando, le había costado un mayor esfuerzo del esperado. Pero lo había logrado.

Hazlo. Prefiero no ver lo que le hará a ella –gimió la joven mientras se sostenía la herida.

¿Ella?, No me tomes por un idiota. No eres más que una asesina.

¿Y crees que quise hacerlo?, fui obligada.

Sí, claro. ¿Quién te obliga? –preguntó con sumo sarcasmo.

Alguien como tú, pero mucho peor. Peor que cualquier caído o demonio.

Guarda tu aliento y muere de una vez, monstruo.

¡Tiene a mi hermana! –Su voz ya era una súplica mezclada con ira e impotencia.

Joshua se acercó a ella, rodilla en tierra buscó el engaño en su mirada. Pero solo encontró tristeza y lágrimas que luchaba por contener.

Deberías creerle, porque de verdad soy peor que cualquier cosa que hayas conocido.

Una voz surgió desde lo alto, una figura oscura y malévola se aparecía sobre ellos suspendida en el aire. Un joven de cabello negro y tez cenicienta. Sus ojos grises destellaban en la negrura, verlos no auguraba nada bueno.

¿Y tú quién eres?, ¿otro caído proclamándose "demonio"?, ¿O tu si tienes cuernos que presumir?

No te fijes en mí, solo vengo a presenciar como destruyes el mundo y todo lo que pretendes proteger.

Entonces espera sentado, solo tú caerás. –Joshua arremetió contra el joven a gran velocidad, parecía que su hoja lo alcanzaría pero fue detenida por su mano desnuda.

Tranquilo, no es a mí a quien tienes que enfrentarte.

Tras sus palabras se apersonaron en el lugar decenas de personas armadas. Hombres y mujeres rodeándolos, y a la cabeza de todos estaba la rata escurridiza de Alricaus.

En su corona reconoció el adorno por la cual Amelia había perdido la vida. La joya despedía luz propia y esta se reflejaba en sus allegados.

Que te diviertas...Joshua. Mátalos Alricaus. El joven desapareció haciéndose humo en el aire frio de la noche, dejando solos a Joshua y Rea contra aquel sequito.

Bueno, bueno. Cachorrito tonto, ya escuchaste al jefe. ¿Listo para morir? –Alricaus nuevamente con su tono altanero.

Una bala fue disparada en dirección a Joshua, pero fue desviada por el corte limpio de la hoja curva de Rea que se mantenía de pie a duras penas.

No creas que te perdonaré la vida por esto.

¡Cállate y muévete!

Una lluvia de disparos se cernió sobre ellos. Joshua sostuvo con fuerza la empuñadura de sus espadas y comenzó a cortar el aire a su alrededor, desviando los disparos.

Rea, impresionada, lo imitó con su brazo útil pero sin lograr la rapidez del joven que parecía danzar al filo de una muerte segura ante cualquier error.

Más disparos comenzaron a sonar, esta vez detrás de ellos. Adam surgió desde dentro del restaurante con ambas armas levantadas, disparando hacia el sequito de Alricaus.

Elcaído autoproclamado demonio veía como uno a uno sus esbirros comenzaban a caermientras Joshua y Rea cubrían al pistolero, que descargaba cargador trascargador con puntería magistral. Al final seguiría él, pero si huía se lastendría que ver con su jefe. Se las tendría que ver con aquel joven de ojosgrises.

Tiempo MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora