10. LA PARTIDA

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Comenzó a llover antes de que Vladimir o Galder empezaran con un nuevo discurso, en pocos minutos todos estábamos chirriados por completo. Nos obligaron a entrar a los comedores y a tomar asiento tras aquel chaparrón que llegó en el mejor momento, al menos para mí. Seguía dolorido, necesitaba sentarme, tardaría días en recuperarme, que mis brazos no doliesen y poder orinar con normalidad, aquella barra del listón de tortura me había dejado los testículos destrozados. Incluso me costaba caminar.

―Os voy a ir nombrando y diciendo vuestra correspondiente categoría asignada ―comenzó a decir Bierbaum una vez sentados dentro. Por fin iba a hacer su trabajo como administrador. Sacó un pergamino y lo extendió―. Todo aquel que sea nombrado partirá casi de inmediato. Sois pocos los que os quedaréis en la fortaleza Ovis. Que tengáis un medallón no significa que vayáis a partir.

Comenzó a leer la lista, pero yo tan solo haré mención de aquellos nombres que me llamaron la atención. Aquellos que conocía, fuesen amigos o enemigos y me interesaba saber sus destinos. La lista no estaba por orden alfabético y de vez en cuando decía la explicación de por qué algunas personas tenían aquel destino.

―Ivanov, Demetry ―nombró―. Tu nuevo destino es la fortaleza Kybos. Enhorabuena muchacho. Te lo has ganado.

››Sullivan, Varik ―todos sabíamos su destino. Incluso Varik lo sabía, pero aún así debía decirlo, para "hacer creer" a los demás que no era más que nosotros. Porque se suponía que todos éramos iguales―. Tu nuevo destino, como era de esperar, es la fortaleza Kybos.

››Sullivan, Ivar ―nombró al padre de Varik―. Tu nuevo destino es ser escudero del dirigente Cooper de la décima tropa de la fortaleza Dart, aquella que hace referencia a las ranas venenosas del Noreste. Harás todo aquello que él te ordene, desde que te levantes hasta que te acuestes, todo. Una sola réplica hacia tu nuevo señor y serás enviado con rapidez al frente. Cuida tan bien de tu superior como has cuidado de tus compañeros aquí.

¿Sería mi padre tan afortunado como Ivar? Mi padre se había esforzado todo lo que él podía. El destino de Ivar había sido marcado por cuidar de sus compañeros, con compañeros me refería a mi tío y a mi padre. Albergué una pequeña esperanza dentro de mí que me decía que tenía la posibilidad de ser calificado como no apto y de ser enviado a Beandur. No habían hecho mención de ello en ningún momento, pero... no serían capaces de enviar a un hombre enfermo a la guerra, ¿verdad? ¿Qué posibilidades había de que un hombre como mi padre hiciese algo tan "honorable" en la guerra como para llevar a la conquista de las tierras salvajes? Ninguna.

››Adams, Cyril ―al nombrar a mi amigo sentí una punzada en mi estómago y le deseé toda la suerte del mundo. Él estaba pálido, su piel era negra, pero estaba blanco. Algo en su mirada me hizo saber que ya sabía su destino desde que entró en Ovis―. No tienes destino, nunca lo has tenido, naciste esclavo y morirás siendo esclavo, además fuiste marcado como ladrón. Gracias a Raven tienes la posibilidad de luchar por tu Imperio, por tu emperatriz Lorena y demostrarnos a todos que tienes una oportunidad como guerrero en el frente.

―¡Qué injusto! ―gritó alguien entre todos los que estábamos sentados.

Todo el mundo miraba para todos lados, pero yo sabía que había sido Snorri. Conocía su voz y no me había hecho falta buscarlo, con ello solo lo hubiese delatado.

―¡Kybos! ―gritó de nuevo Snorri cuando todos dejaron de buscarlo. Yo lo secundé. Una tercera persona, una cuarta y una quinta se sumaron a nuestra protesta―. ¡Se lo merece!

―¡Eso! ―gritaron muchos.

―¡Se lo merece! ―gritó un hombre.

―¡Silencio! ¡Podéis protestar todo lo que queráis! ¡Cinco estúpidos no cambiarán las leyes de este Imperio por un simple esclavo! ―gritó Vladimir―. El próximo que proteste contra la decisión de Bierbaum sobre el esclavo Adams será castigado con la amputación de un dedo y no precisamente del pie.

Demonio de aceroWhere stories live. Discover now