Capítulo 53. Fantasmas del Pasado.

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Mayo 1943.

Lucy acaba de cumplir apenas tres meses de nacida, es tan pequeña para darse cuenta de las cosas que han pasado y que han cambiado, lo que hice no fue lo correcto ni lo que he hecho por ambas tampoco ya que no resultó para nada a como lo espere. Después de la muerte de Richard tuve que superar muchos obstáculos tal fue primeramente el de la soledad, fue muy difícil superar su muerte, no me recuperé del todo ni siquiera cuando nació mi hija, Lucy, ya que el único recuerdo que me embargaba al verla era la traición de su padre, recordarlo me llenaba de amargura y coraje, fueron días en el hospital lo que duré en dejar de verla, no la quería cerca pero varias enfermeras me convencieron de que no habría nada en el mundo si yo la daba en adopción y es que mi única salida era aquello, no tenía dinero, lo poco que tenía era para pagar la estancia en el hospital, saldría de ahí vagando por las calles con una recién nacida ilegítima.

Pasaron casi tres semanas hasta que la suerte de ambas cambio, llego un nuevo inicio, lo que parecía ser un futuro prometedor ya que me reencontré con Alexander, el primo de Olga, recordaba poco de él peo lo que seguro estaba en mi memoria era que yo le atraía, en ese entonces yo esperaba por Richard y lo ignoraba por completo, cuando nos encontramos en la calle se sorprendió, diría que le dio mucho gusto, me preguntó que había sido de mi vida y yo claramente mentí, lo hice por mi bienestar y por mi reputación, quería crear a una nueva Juliette borrando a la antigua junto con su pasado. Le conté sobre Richard, lo que había pasado, su enfermedad y lo deprimido que siempre estaba, le conté todo a excepción de Nicholas, tuve cuidado de no mencionarle nada suyo, casi rompí a llorar cuando le confesé lo que había pasado con Richard y él me ofreció todo su pésame, me preguntó por Lucy a lo que relacione con Richard de inmediato, la hice pasar por su hija ya que no habría nadie que pudiera verla con buenos ojos si alguien sabía la verdad de su origen, no quería hacerlo pero no podía condenar a mi hija de tal forma.

Más tarde me platicó de su vida y fue increíble saber lo bien que le iba, recordaba que tenía negocios pequeños con viejos amigos que al día de hoy esos negocios se hicieron muy fructíferos y le había dado mucho dinero del cual en su mayoría guardaba porque no encontraba nadie con quien gastarlo, Olga se había ido después de encontrar a su hermano y Rachel se casó así que no había nadie en su vida, estaba tan solo como yo y fue aquello lo que teníamos en común lo que comenzó mi otro infierno personal, uno de los tantos que me tenía preparada la vida.

(...)

Lucy y yo estábamos desayunando en uno de tantos cafés que rodeaban la zona de donde vivíamos, cuando Alexander y yo decidimos vivir juntos, aproximadamente hace un mes decidió mudarse más cerca de la capital de Londres que era donde más se sentía en contacto con sus negocios. Sacaba a Lucy a pasear cuatro veces por semana porque a Alexander le enfurecía escuchar sus llantos, lo ponían de malas y más cuando llegaba de trabajar y se encerraba en el pequeño bar de la casa, pasaba horas tomando y salía borracho que si inclusive la escuchaba llorar lo dominaba una furia que me aterraba, me ponía a temblar, temía por mi vida y la de ella. Había sido estúpida otra vez al creer en otro hombre, pensé que se había encariñado con Lucy, creí que nada podía salir mal cuando juró que todavía sentía algo por mí y que además la aceptaría como a su hija, vaya idiota, ¿Cómo era posible que fuera tan ciega y tan vulnerable? Y más después de lo de Nicholas pero luego comprendí que no lo hacía por mí si no por Lucy porque quería el dinero de Alexander para ella porque yo no podía mantenerla sola.

Le estaba dando de comer, yo me tomaba un café sin dejar de verla, era frágil, pequeña, había olvidado lo bellos que eran de casi recién nacidos, Lucy era idéntica a Frederick, ella era el reflejo de su padre, tenía sus ojos y cada vez que le hablaba me hacía sentir que lo hacía con Nicholas y que se burlaba de mí por ser tan estúpida y manipulable, suspiré llena de frustración, debí haberla dado en adopción cuando pude, no se trataba de nada más que su bienestar porque yo la amaba y me importaba que estuviera bien, que fuera feliz porque en nuestra situación ni yo lo era, Alexander era abusador y a Lucy ya no la quería como antes, todo fue otra trampa a la cual yo caí ciegamente, quería dejarla a ella a un lado de esto, no quería que creciera con una madre como yo, ¿Qué persona querría estar a mi lado? No quería que Lucy pasara por más miserias y desdichas, quería que fuera una buena persona la cual nunca llegue ser.

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