Capítulo 7. Secretos al Descubierto

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Hoy no tenía ánimos de levantarme porque apenas y cuando levante mi cabeza para poder incorporarme tuve un dolor punzante en la sien que obviamente era un malestar difícil de ignorar, así que no hice caso al reloj ni la hora que marcaba y volví a recostarme, traté de atribuir el dolor a alguna situación pero no encontré ninguna razón irregular que pudiera estar causandola, simplemente apareció como otros malestares que estos si tenían razón de origen.

—¿Juliette? Es hora levántate, el desayuno esta servido. —reconocí la voz exasperante de mi prima junto con los golpes molestos que daba a la puerta.

Su presencia logró hervirme la sangre casi de inmediato, después de lo que presencie la noche del sábado lo mejor era que no me tuviera cerca, tuve suerte de no verla el día de ayer domingo pero hoy definitivamente íbamos a estar topandonos por toda la casa, a menos que una de las dos tuviera planes de salir.

Stella aun insistía en la puerta.

—¿Juliette? —preguntó.

No le respondí y eso ayudo a la curiosidad de Stella, abrió la puerta y echo un resoplido al verme aun en la cama, se me acerco y me agitó el cuerpo que aun estaba debajo de las sabanas.

—No puedo creer que estés dormida ¡Tú! Dios mio. —hizo una expresión de sorpresa más falsa que su imagen de mujer digna. —Anda, Juliette.

Me levanté de súbito porque no quería seguir sintiendo sus brazos a mi alrededor, mi repentino acto la sobresalto un poco y me miró extraña, como si no se hubiera esperado una respuesta tan abrupta.

Camine hacia mi armario tratando de ignorar su presencia, me entretuve eligiendo cualquier atuendo lo que yo quería era seguir dándole la espalda porque aun sentía sus ojos clavados en mi.

—¿Qué te pasa? —preguntó con cierta irritación.

La ignoré por cierto momento hasta que ella se me acerco y me jalo del brazo hacia su dirección, cuando la tuve en frente no fui capaz de cohibir más toda la rabia y la decepción que sentía hacia ella, Stella estaba enojada pero cuando leyó mi semblante pareció que todo ese enojo se le desvanecía de la cara.

—No me toques —masculle, con los dientes apretados y quitándome de encima todo contacto suyo.

Su cara se desfiguro en un gesto y me clavo los ojos con indignación, no estaba segura pero parecía que lo intuía, sabia porque era que estaba enojada con ella y aun así se mostraba desentendida.

—¿Qué rayos te pasa? ¿Por qué me hablas así, Juliette?.

Era increíble que no lo reconociera, me enfermaba que fuera tan hipócrita, tan falsa y desgraciada.

—¿Cómo es posible que aun tengas el descaro de fingirlo? ¿Cómo? Dime —podía sentir temblar todo mi cuerpo en cólera pura —¿Cómo es posible?

Stella parpadeo confundida y negó varias veces con la cabeza, no sabía como lo hacía pero era increíble actriz, si yo no hubiera sido testigo de su bajeza tal vez hubiera creído su inocencia pero no, esta vez no iba a cegarme.

—Juliette, no se de que estás hablando. Explícate, no comprendo.

—Te vi...—le contesté con un hilo de voz, mi voz era baja pero tan dura y firme que era bastante clara —La noche del sábado con aquel hombre en tu habitación, estabas con él, haciendo el amor.

Conforme iba contándoselo era como revivirlo poco a poco y me lastimaba, me dolía y me ponía bastante mal, fue inevitable que mis ojos no se empaparan en lágrimas porque era hacerme saber que mi prima casi mi hermana era una persona terrible y mal agradecida, una cualquiera.

En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]Where stories live. Discover now