Capítulo 23. Estoy aquí

492 44 16
                                    


Le había pedido a Victoria que no le mencionara nada a Richard en cuanto llegara, quería ser yo quien se lo pudiera decir todo, quería ser yo quien pudiera ver su primera impresión respecto a la noticia que nos cambiaría la vida a ambos, la que tenía un vínculo profundo con nosotros.

Estaba haciendo la cena, intenté hacer algo más elaborado para que mi mente pudiera estar ocupada, corte verduras pero mi concentración era nula que casi me corto el dedo con el cuchillo, no iba a poder concentrarme en nada ni aunque lo intentara, todo se centraba en lo que iba a suceder después de decírselo a Richard, estaba comenzando a angustiarme su posible reacción, si se iba, si me dejaba, no iba a soportarlo, iba a romperme en dos, iba a terminar mi mundo en ese exacto segundo en el que él me dijese que no iba a aceptarlo, por razones tal vez obvias como el no tener suficiente dinero, o que no era momento de estar desperdiciando tiempo con bebes y podría estar en lo cierto, yo era muy joven y aunque él fuera mayor y a su edad podría ya estar queriendo sentar cabeza, yo quería seguir disfrutando de nuestros momentos a solas.

Deje que la cena se hirviera en la olla en lo que yo me sentaba en el sofá y miraba por la ventana, era ya de noche, el velo oscuro de la centrada noche estaba cayendo lentamente sobre la ciudad, iban a dar las diez, era su hora de llegada.

Cerré los ojos tan fuerte cuando escuche sus pasos resonar contra los escalones, cada vez que sentía su pisada sobre el escalón hacía temblar el piso bajo mis pies, era como esperar la llegada de un monstruo andante, acercándose para asecharme. Al abrirse la puerta tuve que de inmediato actuar, deshacerme de todo el miedo, preocupación y angustia que se comía mi cuerpo al encararlo. Se quitó su abrigo dejándolo colgado en una de los percheros de la puerta, cuando se encontró con mi mirada se pudo ver es toque celestial en sus ojos cuando brillaban al verme.

—Hola ¿Cómo estuvo tu día? —me sonrió, atravesó casi toda la habitación para llegar hacia donde estaba solo para poder brindarme un cálido beso sobre los labios que sin esperarme me formo un agujero en el pecho.

Le respondí con ganas porque sabía que podría ser el último beso que íbamos a darnos, que iba a regalarme una última vez. Trate de no ser evidente, por mi propia conveniencia, no iba a dejárselo saber por mi comportamiento, no quería levantar sospechas y al parecer él no sabía nada, Victoria había sido fiel, no le había comentado nada.

—Estuvo bastante bien —comenté con un aire causal, se dejó caer sobre el sofá y yo me quedé a un lado suyo. —¿Y el tuyo?

Iba desaflojandose la corbata color vino con rayas azul oscuro que me gustaba mucho que usara.

—No puedo quejarme, estuvo tranquilo el día —su sonrisa apacible se hizo más ancha al ver que le prestaba toda mi atención, se desabrocho dos botones para quedar finalmente libre de cualquier opresión de la corbata. —Quisiera llevarte ahí algún día, es un ambiente bastante divertido, se siente una vibra muy alegre, mucha gente va a escuchar música y a bailar, es un lugar encantador.

Le regrese la sonrisa.

—Estoy segura de que debe serlo, un día podremos ir y divertirnos —le tome las manos, les dio un apretón y beso el dorso de mi mano con dulzura.

Nuestras miradas se entrelazaron durante un buen rato, yo nunca me cansaba de contemplar esos ojos tan potentes, dominantes y a la vez tan tiernos que lo convertían el ser más hermoso que haya podido conocer en toda mi vida, esa fuerza del azul en sus ojos era lo que me derretía, era único, me encandilaba al verle, podría existir mucha gente con aquel tono de azul en los ojos pero no expresaban lo mismo que dejaban entre ver los ojos de Richard, ternura, inocencia, pasión, era lo más mágico que llevaba en todo su ser, su mirada, era la que siempre me complacía tener sobre mí, la única que deseaba que me siguiera a donde quiera que yo fuese, era solo para mí.

En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]Where stories live. Discover now