Capítulo 11. Casamiento

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Félix y yo veníamos caminado por la acera, nos encontramos cuando yo lo esperé afuera cuando termino el concierto, se animó mucho cuando me vio pero también se sintió confundido al ver que yo tenía el violín en la mano, le dije que lo había mandado a arreglar y que apenas hoy acababan de entregármelo con los detalles reparados. Me preguntó que me había parecido el concierto y le dije que había quedado encantada.

Ya era bastante tarde, tal vez pasada de las nueve, poca gente rondaba por la calle y me pregunté porque aun seguíamos caminando por la calle en lugar de irnos en auto a mi casa, entonces nos detuvimos frente a un restaurante y me preguntó si quería entrar, le dije que no tenía hambre y entonces se dio cuenta que lo que quería era irme.

—¿Quieres que vayamos a casa? —preguntó con dulzura.

Sabía que él no quería irse porque de vez en cuando miraba al interior del restaurante dándome la oportunidad de cambiar de idea, lo veía bastante fresco y entusiasmado al estar conmigo que su buen humor era bastante contagioso, me gustaba su presencia y como era que cuidaba de mí y como le gustaba complacer mis peticiones.

Estaba lista para aceptar su idea pero un vistazo que le dio al reloj me detuvo.

—Son las nueve y media, será mejor que te lleve a casa, no quiero quedar mal con tu familia —sonrió de oreja a oreja, me regalo un destello angelical en sus bonitos ojos mieles. —Vamos, mi auto está por acá.

Lo seguí hasta su auto que estaba estacionado cerca del teatro, me abrió la puerta como un caballero, esperé a que subiera y cuando lo hizo me regalo una sonrisa. El teatro no quedaba tan lejos de mi casa, tal vez unos cinco o diez minutos podía ser el tiempo máximo. Cuando íbamos por la calle y se detuvo en un alto se presentó ese silencio extraño e incómodo que siempre sucede cuando no hay nada que decir.

Miré por la ventana en busca de alguna fácil distracción pero él se adelantó a quebrar todo ese silencio incómodo y pesado.

—¿Crees que soy un buen hombre?

Me volví hacia él un poco perpleja, era un pregunta que realmente me había tomado por sorpresa, no es que llevara mucho tiempo conociéndolo pero sabía diferenciar lo que era un buen hombre, sus características y comportamientos, nunca en mi vida esperé que algún hombre fuera a preguntarme algo así, era complicado.

Con discreción oculté mi enorme sorpresa y respondí como si su preguntara no hubiera sido tan extraña.

—Sí, ¿Por qué no lo creería?

Analizo un poco mi respuesta y luego dio su vista hacia el frente donde el semáforo ya marcaba verde, avanzo el auto y yo noté que tenía sus manos bien sujetas al volante, estaba muy disgustado o tal vez muy nervioso, fuera lo que fuera estaba matándolo de ansiedad y pavor.

De repente en medio del trayecto giró hacia la derecha para estacionarse cerca de la acera, dejo encendido el auto y se volvió hacia a mí con la expresión más suave y gentil que le haya visto en todo este poco tiempo de conocerlo.

—Dime con toda la sinceridad posible, Juliette, ¿Qué me consideras?

Parpadee una y otra vez arreglándomelas para responder como el me lo pedía, con toda sinceridad posible, tenía que decírselo, no era más que un amigo era muy claro pero al parecer él tenía otra idea para mí, lo sabía por cómo me observaba, con ternura, paciencia y ese amor que estaba floreciendo al sentirse conectado por nuestro gusto por la música, yo también lo sentía, me gustaba tener esa razón en común y ese sentimiento de atracción pero no era la misma que sentía por Richard, lamentablemente era más intensa, más de lo que podía controlar.

En Contra De Mis Principios© [COMPLETA]Where stories live. Discover now