28- "¿Y mi beso?"

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Desesperado me levanto de la silla en la que estaba y me dirijo a unas máquinas de comida.

Meto una moneda y me decido por cogerme unas Oreo.

Odio que se me pongan los dientes negros cuando las como pero, están ricas. Así que aquí estoy. Comiendo un paquete de Oreos esperando a coger un avión a Francia.

Me levanto de la silla al ver la gente que se dirige a esas máquinas para revisar el equipaje. Río al ver que no tengo equipaje. Solo el "supuesto regalo" para Kayla.

La verdad es que me tuvo que ayudar Damian a comprarlo. Yo no se que le gustan a las chicas. Y menos, chicas como Kayla.

Con las chicas con las que he estado a excepción de Eden, todas habrían preferido un vibrador a un perro, o una noche loca a una "cita".

Si soy sincero, creía que me gustaban mas las chicas así pero; creo que las cosas cambian.

Por mas que intente ser el chico de antes. No puedo. Y creo que la culpa de todo esto es Kayla ya que si ella no hubiese "reaparecido" nada de esto estaría pasando.

Y no me voy a poner mas cursi porque el avión está apunto de despegar.

Me siento en el primer asiento que veo y espero ansiosamente llegar a Francia.

Creo que Kayla a mal pensado cuando me a visto con la recepcionista. Ya que se le veía de aquella manera que tanto me gusta. Celosa. A mi no me engaña nadie.

La hora se me ha hecho tremendamente pesada, Kayla ya habrá llegado. Y mi avión está a punto de aterrizar.

Lo más plasta del viaje a sido la adolescente que tenía a mi lado. No paraba de hacerse la disimulada apoyando su cabeza en mi hombro. Pero yo simplemente la ignoraba.

Al bajar alguien me coge del brazo. Me giro y me encuentro a la plasta de la adolescente.

La miro esperando a que diga algo.

—Hola soy Michi —murmura entre dientes.

¿Y a mi que coño me importa?

Asiento y me giro para seguir con mi camino. Noto que alguien camina a mi lado.

—Veo que no eres como los demás chicos —dice mientras bajo del avión.

¿Pero que...?

La miro con una ceja elevada esperando algún tipo de resolución a su conclusión.

—¿A qué te refieres? —pregunto enormemente desinteresado.

El pelo rubio de la chica se encuentra enrollado a su dedo mientras va dando giros y giros.

—Pues bueno... Yo pensaba que tendríamos algo... —dice mientras se enrolla el pelo cada vez más.

Otro de los breves ejemplos.

El Rayan de hace un mes le habría dicho : —Claro, dónde ¿En tu casa?

Pero ahora no me apetece nada. Y creo que me estoy haciendo viejo. ¿Los viejos no pierden las ganas de hacer sexo?

Hago una mueca de asco con la cara.

—Es que... Me gustaría sentir el orgasmo... Y bueno, tu eres muy guapo y creo que eres el indicado... —dice aun con el dedo en el pelo.

Vale. Me estoy comenzando a dar cuenta que las chicas de hoy en día no están bien de la cabeza.

¿Enserio porque ven a un chico guapo le pides que te haga sentir el orgasmo?

¿Y si aquel chico que tu lo ves "tremendamente guapo" tiene SIDA?

No se si estoy exagerando. Pero creo que me estoy dando cuenta de algo que nunca antes me había dado cuenta.

"Como conocí al idiota"[Editando]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt