Capitulo IX

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Domingo por la mañana.

Harry soltó un enorme bostezo mientras se estiraba un poco, deslizo su mano hacia un costado, la cama estaba vacía, el rizado tallo sus ojos y se sentó en la cama mirando a su alrededor. No había nadie.

—Este niño no entiende—negó con la cabeza y extendió su brazo hacia su buro tomando su móvil con toda la intención de llamarle. Pero en ese instante recordó que no tenía su número—Mierda—gruño negando con la cabeza.

El rizado se volvió a acomodar en la cama y abrazo la almohada en la que había descansado el castaño, a su nariz llegaba aquel dulce aroma del menor, cerró los ojos con toda la intención de dormirse de nuevo, era domingo y todos seguían alborotados por el horrible accidente en la piscina. Era mejor quedarse en su cuarto y dormir todo el día si era posible

Harry imagino la sonrisa de Louis y frunció el ceño, decidió comenzar a pensar en otra clase de cosa, pero a su mente de inmediato vino el rostro del menor. El rizado trago saliva e intento concentrarse en algo más.

Quince minutos después Harry no había podido dormir, solamente permanecía abrazando la almohada e imaginando los rasgos del menor. Al oído del rizado llego aquel sonido de las llaves abriendo la puerta, Harry abrió los ojos percatándose de que era el menor, tenía una enorme chamarra y algunas cosas en las manos.

—¿En donde estabas? —cuestiono Harry haciendo que Louis diera un respingo.

—Me asustaste—susurro Louis llevando su mano hacia su pecho—Pensé que seguías dormido—rio bajo.

—Te hice una pregunta—Harry se sentó en la cama y miro al menor fijamente.

—Mi madre me mando a llamar, bueno estábamos aquí afuera—rio nervioso—Me dio esto—mostro una caja de cartón de una cafetería muy prestigiosa—Es el desayuno. No quiere que vaya a la cafetería—se encogió de hombros.

—Debiste haberme avisado—Harry se cruzó de brazos.

—Lo siento. Estabas dormido y no quise despertarte—mordió su labio de manera nerviosa.

El rizado rodo los ojos.

—Apunta tu numero—exigió el mayor extendiendo su móvil para que Louis lo tomara.

El castaño contuvo aquella sonrisa, dejo la caja sobre el escritorio y se acercó a Harry tomando el móvil apuntando rápidamente su número.

—Listo—sonrió Louis regresándoselo al rizado.

Harry marco aquel número y de inmediato comenzó a sonar el móvil de Louis. El castaño le mostro su celular y le sonrió.

—Bien—susurro Harry sin dejar al pequeño.

—¿Quieres desayunar? Es café y muffins de arándano y otros de chocolate—Louis se acercó a la cajita y comenzó a sacar las cosas de manera lenta—Todo está caliente.

—Bueno—menciono Harry sentándose en la silla que se encontraba junto al escritorio—Tu madre te cuida mucho—dijo moviendo las cejas de manera coqueta—Tienes mucha suerte.

—Me cuida de mas—rio Louis negando con la cabeza—Sé que es por lo que tengo, pero me trata como si fuera un niño de dos años, me sobreprotege y eso no me gusta—suspiro.

—Entiendo—asintió el mayor—Lo hace porque te quiere.

—Aquí tienes Harry—Louis le entrego el café y un muffin de cada sabor—Espero que te guste.

Harry asintió tranquilamente, el rizado tomo el brazo de Louis y lo jalo con un poco de fuerza obligándolo a sentarse en sus piernas. Louis sintió como su cara se sonrojo por completo, mordió su labio inferior y rodeo a Harry por el cuello.

Strange Love- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora