Capítulo IX

1.3K 88 11
                                    

Durante el camino a casa de Norman, el ambiente era tenso e incómodo. De vez en cuando me miraba y volvía su vista a la carretera.

- Chris... no quiero que sigamos así.- De lejos podía observar su hogar.

- ¿Así cómo?- sabía perfectamente de que estaba hablando Norman

- Peleados, enfadados, distanciados.- Suspiró y susurró.- Aunque eres tu la que se empeña en complicarse la vida.

- ¿Perdona? No estoy sorda, puedo oírte.- Me miró con algo de arrepentimiento.

- Lo siento, tu eres quien me ha estado evitando ultimamente. No sabes lo difícil que se me ha hecho.

- No te pedí que hicieras lo que hiciste.- Desvié la vista hacia la ventanilla.

- Estabas dispuesta a que siguiera.- Sonrió victoriosamente al no obtener respuesta de mi parte.

- No pensaba con claridad, tu empezaste- Crucé mis brazos.

- No intentes desmentirlo, te gustó y si no hubiera parado, habríamos acabado teniendo sexo en tu cuarto.-tensó su mandíbula - Me atraes y confieso que me será difícil ignorar tu presencia.

- No debes preocuparte por ello, me mantendré alejada de tí todo lo posible. de hecho, el martes por la mañana me marcho- Detuvo el auto antes de llegar.

Lo miré seria y solté un suspiro.

-Norman... No habrá nada entre tu y yo- volví a girar la cabeza y el solo se limitó a arrancar el coche y tras meterlo en su jardín me ayudó a bajar mis cosas.

Una vez dentro me señaló mi habitación y el cuarto de baño más cercano. Me dijo que no tenía ganas de cocinar y pediría comida india, la cual no me gustaba.

-¿Comida China, entonces?- hablaba con desgana y en el fondo me daba pena.

-Pide lo que quieras cuando vuelva de correr compraré un sándwich - intentaba no hablarle con un tono antipático, intentaba alejarme de él sin brusquedad.

A las ocho en punto ya tenía mi ropa de deporte encima, puse mi reloj en marcha y comencé a correr sin un rumbo fijo.

Mi mente divagaba, estaba pensando en mi relación actual con Norman: ¿me gustaba? Que pregunta más Imbécil, era obvio que si. También pensaba en la reacción de mi padre al enterarse: ¿se enfadaría mucho con él hasta tal punto de partirle la nariz? Demasiadas películas he visto... Pero no era del todo una locura.

Llegué una hora más tarde, había logrado no perderme. Me duché lo más rápido posible porque tenía muchísima hambre. Me puse una camisa a cuadros rojos y negros con unos Jeans negros también y unas Vans rojas. Y al pasar al lado de la cocina vi a Norman sentado en una silla tomando una especie p noodles. Su intento de sonreirme se quedó en mueca.

-¿Dónde puedo comprarme un sándwich?- la casa de Norman no estaba muy alejada de donde yo vivía pero era otro barrio y donde yo solía comprar quedaba muy lejos.

Sólo esperaba que no se molestara, yo lo haría en su lugar. El hecho de dejar que alguien duerma en tu casa y que esa persona ni siquiera te de las gracias, ni acepte cenar contigo... Eso me molestaría mucho.

Me señaló el frigorífico con la cabeza.

-Te lo compré -añadió sin alejar su mirada de los noodles- de ensalada César, no sabía si te iba a gustar.

-Si, es mi favorito - me acerqué al frigorífico y lo cogí, mientras lo abría me sentía cada vez peor- muchas gracias- balbucee de una forma casi inaudible, pero lo hizo, me escuchó y no dijo nada al respecto. También me indicó donde estaba la vajilla.

Una vez que me volví a cambiar de ropa para ponerme el pijama le pregunté a Norman dónde podía encontrar una lavandería.

-Puedes usar mi lavadora -se lo agradecí y me encerré en la habitación de invitados.

Un rato después oí su timbre, le dí la menor importancia y me recosté en la cama. Revisé mi celular y había un mensaje de mi padre.

- ¿Qué tal la mudanza?

- Bien, creo.

- Descansa Chris.

- Igual tú.

Dí un vistazo a mis redes sociales hasta que mis párpados comenzaron a pesar. Antes de poder cerrarlos escuché gritos provenientes de la entrada.

Preferí no meterme más en la vida de Reedus y me dejé caer en un profundo sueño.

Desperté y me dirigí al baño. Luego, fuí a la cocina a desayunar y me encontré con un jóven rubio de espaldas a mí.

Se dió la vuelta y era muy parecido a Norman, claramente era su hijo.

- Hola, soy Chris.- Extendí mi mano.

- Mingus.- Estaba de mal humor.

Bajé mi brazo y me acerqué al frigorífico, cogí un yogur de plátano y me senté en la mesa. Prefería pasar hambre antes de revolver su cocina (al menos cuando su hijo estuviera presente).

-Mi padre me ha pedido que te diga que hay donuts, leche y cacao en polvo en la despensa -señaló un armario al otro lado de la cocina-, que ahi hay una tostadora -señaló otro armario- y que volverá a la hora de comer. -me miró con una expresión neutro y después la cambio a una más triste - ¿Eres la nueva novia de Norman?

Abrí los ojos sorprendida y negué. Le explique la situación de mi casa y familia y sólo asintió.

-¿Por qué estás de mal humor?- cogí una taza y eché leche en ella.

- Mis padres, ellos pelean por cualquier cosa.- Suspiró y tomé el cacao.- Norman se había olvidado de que me quedaría aquí y mi madre lo regañó por eso.

- Lo lamento.- Le dediqué una sonrisa y pareció sentirse mejor.

Me dijo que ya había desayunado pero se sentó a mi lado mientras terminaba el mío.

- ¿Qué piensas del Rickyl?- Casi me atraganto.

- ¿Qué?- Lo miré con los ojos bien abiertos.

- Ya sabes. Rick y Daryl, su bromance.

- Son como hermanos, es casi los mismo que imaginar a Daryl y Merle.- Tomé lo último que quedaba de leche.

- Tienes razón.- Rió y me puse de pié.- ¿Te quedarás aquí durante dos semanas?

- No.- Agarré la taza y la llevé al fregadero.- Un amigo me ofreció quedarme en su casa la próxima semana.

- Déjame hacerlo.- Comenzó a lavar.

- ¿Y tú hasta cuando?- Me coloqué a su lado.

- Mi madre viajará por tres semanas a Europa, no me dejó acompañarla.- Se notaba molesto.- Pero lo entiendo, debe tomarse un respiro de mi.

Ambos reimos.

-Sobre tu padre... No debes enfadarte, quizás él lleva demasiadas cosas en su cabeza y se le pasó por alto- "y yo tampoco ayudo demasiado..." pensé.

-Lo sé - el chico ya estaba de mejor humor que antes, se le notaba.

+

Cuando Norman llegó Mingus y yo estábamos en medio de un partido. Me acababa de marcar un gol, íbamos 3-2, yo perdiendo. Él dejó la bolsa del supermercado que traía y se puso en mi equipo.

Al final del partido quedamos 3-3, Norman decidió dejarlo empate para que ninguno quedará desilusionado. Lo que por supuesto era una excusa porque en realidad estaba cansado.

Comimos un guiso delicioso cocinado por el mismísimo Norman Reedus. Creo que me gustó más ver al actor que hace del duro de Daryl con un delantal que el riquisimo guiso.

-Norman Reedus -Perdona ¿quién? / #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora