Capítulo IV

1.8K 130 11
                                    

Al leer la nota de Norman, sentí el calor subir por mis mejillas. No sé por qué pasó eso pero me pareció que era mejor olvidarlo.

Guardé el papel en la mesita de noche que se encuentra al lado de mi cama. Y me dispuse a dormir.

A la mañana siguiente, unos golpes me despertaron. Al abrir los ojos, ví a mi hermano soltar una almohada y correr fuera de la habitación.

Lo único que hice fué levantarme de mi cama y seguir a mi hermano a la velocidad de la luz. Al llegar a la planta baja, doblé hacia la izquieda. Para mi suerte choqué con alguien que estaba de espaldas y caí al suelo.
Mi cabeza daba vueltas y un leve dolor se hizo presente. Una mano acarició mi frente pero no le dí mucha importancia.

Luego, sentí que dos musculosos brazos se ubicaban en mi espalda y piernas para luego levantarme. Me recostaron sobre un sillón cercano.
Abrí mis ojos, ví unos nudillos acercarse a mi rostro. Por un momento, sentí miedo pero cuando éstos se posaron delicadamente sobre mi mejilla, el miedo fué reemplazado por tranquilidad.

Guié mi mirada a unos ojos azules, los conocía, los había visto antes. Sin embargo, no eran los de mi padre, sino de Norman.

¿Qué hacía Norman aquí? Pregunté en mi cabeza.

- ¿Estás bien?- Preguntó con algo de pena.

-Si.- Respondí aún mareada.

-Me alegro.- Dijo dedicándome un sonrisa.- ¿De qué escapabas?

-De nada, solo perseguía a mi hermano.- Dije frunciendo el ceño.

-Y cuando persigues a las personas, ¿no miras hacia dónde vas?- Preguntó soltando una carcajada.

-Oye lo siento ¿vale?- Dije un poco cabreada.- Solo es que no te ví cuando giré, eso es todo.

-Esta bien, no te enojes.- Dijo acariciando mi hombro.

-Perdón, a veces soy impusiva.- Dije avergonzada.

-Tranquila, todo está bien.- Dijo tratándo de tranquilizarme.
-Gracias.- Dije dedicándole un sonrisa.

-No deberías agradecerme.- Dijo devolviendo mi gesto.

-¿Por qué no? Fuí yo quien te empujó.

-Acepto tus disculpas.- Hizo una pausa.- Creo que esto de encontrarnos de esta manera se está haciendo un hábito.

-Si, es la segunda vez en dos días.- Puse mis manos sobre el sillón tratando de levantarme pero al hacer fuerza, solté un quejido de dolor.

-Déjame ver.- Dijo tomando mis manos.- Esto no se vé muy bien. Creo que hay que amputar.

Mis ojos se abrieron a más no poder. Supe que me había jugado una broma cuando sus carcajadas se hicieron presentes.

-Joder, no es gracioso. - Dije fulminándolo con la mirada.

-Solo quería ver tu reacción.- Dijo mirándome a los ojos.- Ya, creo que te quedarán moretones.

-Genial.- Dije sarcástica.

-Tal vez te preguntes qué hago aquí.- Dijo a lo que asentí.- Saldremos junto con Andy por unos tragos.
-Preocúpate por que mi madre no os mate a los dos.- Dije rodando los ojos.

-Bueno, mientras esperamos... cuéntame algo sobre tí.- Dijo cambiando de tema.

-¿Cómo qué?

-No lo sé. ¿Tienes novio?- Preguntó directamente.

Mis ojos se abrieron de par en par. ¿Por qué quería saber más sobre mi vida y si tenía novio?

-No, los chicos de mi edad son demasiado inmaduros.

-¿Te gustan los hombres mayores?

-Más o menos... el problema es que los de mi escuela creen que saben todo sobre la vida pero no han vivido ni un tercio de ella.- Respondí con seguridad.

Parecía sorprendido con mi respuesta. Su boca estaba abierta y mis oídos atentos a escucharlo, pero no dijo nada.

-Es lo que pienso. Me han lastimado mucho. Personas que creí conocer y solo me apuñalaron por la espalda.- Dije con decepción.

Bajé la mirada pero la mano de Norman se dirigió a mi mentón y lo levantó, haciendo que mirara de nuevo a sus ojos.

Su rostro se acercaba cada vez más al mío. Sentí mis mejillas ruborizarse y una sonrisa se dibujó en sus labios.
Pocos centímetros impedían que tuviéramos contacto. Un sentimiento ya conocido se apoderó de mí pero ésta vez era más intenso otras veces.
Pasos resonaban en la casa indicando que alguien bajaba. Él se separó de mí mientras se sentaba al borde del sillón.

-Ya estoy listo.- Una voz se escuchaba más clara a medida que acortaba la distancia.

Me senté ya que seguía acostada y ahí estaba mi padre. Su rostro reflejaba confusión.

-¿Qué sucedió?- Preguntó mirándome.
Iba a responder pero Norman apoyó su mano en una de mis rodillas y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

-Estaba persiguiendo a su hermano y chocamos.- Dijo un poco nervioso.

-Ah, con razón la sangre.- Dijo restándole importancia.

Un momento... ¿dijo sangre? Inmediatamente llevé mis manos hacia mi cabeza buscando indicios de algún corte pero no había nada.

Mi padre soltó una carcajada y me dí cuenta de que me había engañado. Si mi mirada asesinara, les aseguro que él estaría muerto.

-Te odio.- Dije en un susurro apenas audible pero al parecer lo escuchó ya que frunció un poco el seño.
-Vamos cariño. Sabes que soy un bromista.- Dijo para luego darme un beso en la frente.- Iba a dar una vuelta con Norman para despejarnos del trabajo y las molestias.- Dijo resaltando la última palabra.

-Bueno, entonces suerte y de nada por molestar.- Dije poniéndome de pie por solo unos segundos ya que me tambaleé.

-¡Wow!- Dijo tomándome de la cintura.- Todavía sigues mareada.

-Estoy bien, solo iré a descansar.- Iba a ir hacia mi cuarto pero el agarre de Norman no me lo permitía.

-No sé si dejarte sola. Tu madre y tu hermano se fueron a visitar a Rebeka y no volverán hasta la noche.- Dijo ubicando su mano sobre el puente de su nariz.

-Ya soy adulta, puedo cuidarme sola.- Dije rodando los ojos.
-Vale- alargó la a- Norman, ¿podrías llevar a Chris a su habitación mientras enciendo el auto?- Preguntó rascando su nuca.

-Si, no hay problema.

-Papá, no estoy inválida. Solo es un pequeño mareo.- Dije restándole importancia

-No quiero que te caigas o te pase algo en el camino.- Dijo con cara de preocupación.

-Está bien, nos vemos.- Dije para luego darle un beso en la mejilla.

Mi padre fué hacia la cochera mientras Norman me cargaba como a un bebé. Subió hasta mi habitación y me despositó sobre la cama.

-¿Necesitas algo más?-.Dijo Norman.

-No, gracias.- Dije dedicándole un sonrisa.

Agarró un bolígrafo y en un papel que estaba sobre la mesa de noche escribió unos números.

-Éste es mi número, llámame si quieres algo. Ya sabes cómo es Andrew con su IPhone, además de que no lo sabe usar, digamos que no le presta mucha atención.- Dijo causando una risa de mi parte.

Y era verdad, mi padre siempre tiene el móvil en silencio.

-Adiós.- Dijo para luego darme un beso muy cerca de los labios.

-Adiós Norman.- Dije sonriendo a más no poder.

Cuando salió de mi cuarto, agregué su número en mi agenda del teléfono.

Ahora que recuerdo... tengo que ir a la práctica de hoy. Preparo mi bolso, me visto y salgo.

-Norman Reedus -Perdona ¿quién? / #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora