Capítulo V

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Salí de mi casa corriendo ya que llegaba tarde al entrenamiento. Llegué exhausta. Fuí a los vestidores y me encontré con mis amigas, las cuales se abalanzaron sobre mí.

-¡Queremos las pruebas!- Dijo Kath sobresaltada.

-¡Sí, nos das los autógrafos o te los sacamos a la fuerza y correrá sangre!- Gritó Pam.

-Escuchad, no me mateis, ¿vale?- Dije zafándome de sus agarres.- ¿O es que ya no me queréis?- Ahora me estaba encaminando hacia la salida.

-¡No!- Dijo Pam.

-Vale, quí tenéis, fieras salvajes.- Abrí un pequeño bolsillo de mi mochila y saqué todos los papeles autografiados. Acto seguido, se los entregué.

-Te amo.- Dijo Kath y me abrazó.

-De nada.- Sonreí ante su gesto y lo correspondí.

-Eres mi amiga favorita.- Pam se nos unió.

-Pensé que esa era yo.- Kath la miró mal y se separó de nosotras.

-Eso era antes, nena...- Respondió Pam después de sacarle la lengua en un acto infantil.

-Ya es mucho afecto por hoy, debo cambiarme de ropa.- Pam me soltó y al fin pude prepararme.

Mientras lo hacía, noté que ambas estaban sonrientes mientras miraban las firmas de Norman. Escuché que decían cosas como que iban a colgarlos en la pared o plastificarlos para que no se arruinaran. Solo les resté importancia ya que no "moría" por algo como eso.

Al terminar, nos dirigimos a la cancha para entrenar. Pasamos las dos horas corriendo y jugando pequeños partidos entre nosotras.

Cuando terminamos, mi padre vino a buscarme y cuando terminé de despedirme de mis amigas, me subí al coche.

-Hola, ¿qué tal estuvo?- Preguntó mientras nos dirigíamos hacia casa.

-Bien, un poco agotador. Además de decir que Kath y Pam se me tiraron encima para que les dé los autógrafos de Norman... creo que nada nuevo.- Dije riendo.

-Lo invité a cenar.- Dijo manteniendo su vista fija en el camino.

-¿A quién?- Pregunté sin entender a qué se refería.

- A Norman.- Respondió sonriendo.

-Ahh, y ¿qué se supone que vamos a cenar?- Luego de tanto ejercicio físico en lo único que pensaba era en comida.

-No lo sé, tu madre no quiso decirme. Es sorpresa según ella.- Dijo desanimado.

-Somos tan parecidos... se nota que somos padre e hija.- Dije a lo que soltó una carcajada.

-Te doy toda la razón, amor.- Dijo aún sonriendo.

Luego de varios minutos, llegamos a casa. Saludé a mi madre y hermano para dirigirme hacia el baño. Me despojé de mi ropa y entré en la ducha.

Me relajé al instante en que el agua fría se contactó con mi piel. Me quedé en esa posición hasta que unos golpes en la puerta interrumpieron mi relax.

-¿Quién es?- Pregunté enojada.

-Norman.- Respondió del otro lado de la habitación.-Necesito entrar, es urgente.- Dijo un poco desesperado.

-¿No puedes esperar unos minutos más?- Me estaba quitando la paciencia.

-Me aguanté todo el camino, por favor.- rogó.

-Está bien, pasa.- Dije luego de soltar un suspiro.

La puerta se abrió y logré divisar su silueta detrás de la puerta de vidrio. Este hombre no podía ser más inoportuno. Escuché el sonido de su bragueta bajarse seguido de desabrochar su cinturón.

-Norman Reedus -Perdona ¿quién? / #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora