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Una semana pasó y nada. No palabras, ni siquiera una mirada, nada.

La inseguridad la estaba matando. Había adoptado el mal hábito de morder sus uñas hasta el punto de romperlas y llegar a hacerlas trozos. Le costaba conciliar el sueño solo por quedarse hasta las tantas de la madrugada pensando.

¿Y si lo había imaginado todo? Imposible, todo fue tan real.

Su día a día iba decayendo, ella iba en descenso, ya no se cuidaba para nada. Las ojeras se hacían presente en sus bonitos ojos, tenía los labios rotos y cada cuanto sangraban por tenerlos secos, no tenía ni pensado en retocarse las raíces que mostraban el verdadero color de cabello que poseía; no tenía ánimos ni para ponerse algo de corrector y taparse las desagradables manchas de sus ojos.

Y la verdad es que ella siempre fue una chica linda, solo que era algo baja, nada más.

Su poquísimo ego se hacía cada vez más pequeño, y aunque tendría que culpar a Jungkook, no lo quería hacer, no quería odiarlo, después de todo, sentía que aún tenía una remota oportunidad con él, cuando en realidad era Jungkook quien aún tenía oportunidad con Hyoyeon.

Primer día de la semana nuevamente, no había hecho nada en sus dos días de descanso, como ya se hacía costumbre. No quería hablar con Jihoon, no quería salir, no quería jugar ni entrar al internet, ya no quería nada.

Se tiró en su pupitre, cansada, sin importarle nada de su alrededor.

"¿Estas bien?"

La pregunta la había tomado por sorpresa, solo asintió. Ya no tenía ganas ni de mirarlo, ya no quería ni sentir a Jungkook cerca.

Height ♡ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora