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No es como si me pesara escuchar aquellas mismas palabras en el mismo orden todos los días, comenzaba a tornarse un tanto aburrido... un tanto monótono y tedioso. Pero al menos no dolía tanto. Por que yo no lo permitía.

Camine arrastrando tras de mi lo que quedaba de mi ropa, recordando como había perdido esta mañana la poca paciencia que tenía (y vaya que era poca) no soportaba de ningún modo que me trataran mal, pero eso lo podía sobrellevar. Lo que me era casi imposible de ignorar era el como la misma clase de primitivos seres que se aprovechaban de mi, lo hacían con los demás. En especial con él. Por que nadie debe meterse con él.

Uno de los idiotas más grandes dentro de una de las universidades de Daegu, Im SaeGuk, tenía la fama de niño rico. Eso no implicaba que sus padres prestaran toda atención en el. Mi idea, y la del consejero estudiantil, era que el niño mimado trataba de llamar la atención de sus padres por medio de violencia verbal, física y psicológica. El problema era que nadie arremetía de la misma forma con el por miedo a saber lo que sus padres harían. Era de los pocos estudiantes que alardeaba del poder e influencia de su familia. Reconocimiento que había ganado su padre por medio de trampas, mentiras y traiciones. De tal palo, tal astilla.

SaeGuk y dos de sus primates guardaespaldas me habían acorralado esta mañana en una de las áreas nada concurridas del edificio el día de hoy. Llevaba aguantando sus abusos por cerca de año y medio, el tiempo que le había tomado a mi madre hacer "tratos" legales con su familia, también se le conocía como acostarse con el cliente más corrupto que tengas. Ese tiempo implicaba que nosotros nos hayamos conocido. Y pocos días después de conocerle las cosas tomaron un rumbo distinto. El "desatendido emocionalmente" me golpeaba en zonas no visibles para los demás, lo que conllevaba mayor dolor para mi. Nadie, ni mi madre, sabían lo que sucedía.

Hasta ahora.

Su notoria cabellera roja traspaso las puertas del aula en la que mi cuerpo era pisoteado y humillado por tres grandísimos hijos de mierda. Sus ojos marrones brillaron y temblaron con miedo al verme a mi en el suelo y lo hicieron aún más al mirar a los ojos a quienes me habían dejado en ese estado. Me habría dado lo mismo quien fuese que haya entrado, menos él. Lo que menos me apetecía era que me viera en este estado. "No dejen que vaya de soplón" eso fue lo que basto para darme cuenta que el menor había salido corriendo siendo perseguido por dos idiotas compulsivos, que si querían, lo dejarían peor que a mi. (Y esa era su idea)

Me empuje con las manos en el suelo para ponerme de pie, un golpe en estómago me nubló la vista y me regreso a mi antigua posición. "No te muevas ramera de cuarta." Su voz ácida resonando por las paredes del salón antes de escupirme sobre el cabello y salir en busca del pelirrojo. No sentí asco, me sentí frustrado al no poder levantarme, y mi pulso se aceleró más cuando escuche de nuevo sus voces cerca. Lo tenían entre sus gastadas garras. Trate de ponerme de pie de nuevo ignorando el hecho de que el estómago me ardía y las piernas me pesaban y punzaban; su voz atascada por una mano implorando la libertad que le sería negada. Me sujete de una silla colocándome de rodillas lo suficientemente recuperado como para ponerme de pie al mismo tiempo que los tres entraban con una nueva presa en manos.

Mi sangre hirvió y el dolor desapareció. Pude sentir el miedo desprender de cada parte de su cuerpo, y del mío. Le iría peor que a mi y eso no lo permitiría. Ni muerto. Por primera vez me sentí como un animal al que azuzan hasta que consiguen lo que quieren.

El primer golpe me dolió tanto como sí me golpearán a mi, pero lo disfrute. El segundo fue igual de intenso y excitante, y el tercero. Y el siguiente. Y los siguientes. Así hasta acabar con los nudillos sangrando y abiertos por el esfuerzo arremetidos en ellos.

Lo vi asustado en una esquina, temblando y temiendo... de mi. Y como no hacerlo después de haber atacado sin piedad a los tres chicos.

El saber qué pensaba de mi paso a segundo plano cuando el dolor en mis piernas y abdomen se sumaron al de mis manos y consumaron mi poca vitalidad. Apagaron la luz tan fácil como el soplarle a una vela casi extinta.

Ahora me sentía patético usando la ropa de objetos perdidos, ¿Es que ahora la gente no puede darse el lujo de perder cosas mejores? por que perder un suéter de lana que picaba como el demonio no podría considerarse algo bueno... ya entendía por que estaba "perdido". Y era culpa de la enfermera no haberme dejado elegir algo mejor, era culpa del padre de SaeGuk por haberme casi demandado de no ser por que se revuelca con mi madre, era culpa de HyeSoo por haber entrado de metiche a dónde ni las moscas la llaman.

Pero entre mis culpables no estaba el. Ni siquiera estaba en la enfermería.

¿Tan loco me puse al golpear a los tres patanes primitivos?

No me importaba estar caminando bajo una lluvia torrencial a mi casa. No me interesaba que mi madre me gritara lo tan hijo de puta que era, soy su hijo después de todo.

Mi atención solo rondaba en las palabras garabateadas en un trozo de papel en la palma de mi mano. Un papel que descubrí cuando buscaba mi celular en los bolsillos de mi pantalón. Un trozo de nada que guardaría como sí fuese de oro.

Una persona tan única y rara era lo que más quería en mi vida.

52blue🐋 ‹ yt ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora