Monster [KaiSoo][HanHun][ChanBaek]

Capitulo 1

Tick tack... tick tack... tick tack...

Las manecillas de aquel animado reloj que yace pegado en la pared a un costado de la puerta, es un ruido tenue sin embargo, el infante siente que el sonido cada vez le presiona más, que le está dando una sensación de que mueva esas piernas y salga fuera de esa cama.

Sus pequeños y regordetes brazos se aferran al peluche.

Allí, en esa esquina, aun costado del ventanal; él está sonriendo, esperando porque el infante grite y alimente su sed de poder.

Cuenta entre musitos, 1, 2 y 3...

-¡Mami! –el castañito grita.

La oscuridad es su mayor temor, porque dentro de esta, están los monstruos; esos peludos y grandes monstruos de ojos rojos, con cuernos y colmillos afilados.

Sehun repite la acción hasta que la puerta de su habitación es abierta y su madre entra por está dejando filtrar la tenue luz del pasillo.

Aquel ser sonríe, hasta parece que sus blancos dientes pudiesen sobre salir entre tanta oscuridad, pero una vez que el adulto superior se acerca, esta se esfuma como él.

La madre del castañito enciende la luz de la pieza y Sehun se siente a salvo. Sus lágrimas de cocodrilo bañan sus regordetas y sonrosadas mejillas.

-¿Cariño, que pasa? –inquiere mientras camina a paso apresurado hasta la cama de su bebé.

El pequeño Sehun está sentado abrazando a su Rilakkuma.

-Mami, duerme conmigo, pol favol –suplica.

-No puedo mi amor, no puedo. Pero, puedes venir a dormir con mami a su cuarto –en cuanto sugiere tal cosa, Sehun niega frenéticamente-. ¿Por qué? –su madre nunca ha encontrado el porqué de que su bebé nunca quiera dormir con ella y su esposo, padrastro de Sehun.

-Mami, pol favol, solo hoy –suplica entre el llanto.

-Bien, a dormir corazón. Solo hoy. Mañana iremos a comprarte una lamparita para que tengas aquí ¿bien? –el pequeño asiente con emoción. Limpia sus mejillas con sus regordetas manos y sonríe.

***

El viento juega con aquel cabello revuelto color rojizo. Esos ojos negro puro, miran con rabia el camino sin final. No hay nada en esa dimensión más que oscuridad, sonidos de árboles secos danzando con el viento, susurros, llantos y lamentos; un cantar hermoso para Luhan, sin embargo, la mejor música para sus oídos es aquella vocecilla gritando por ayuda. Mmmh, tan dulce y fresca.

Olores a tierra húmeda, chamuscado, árboles secos y soledad... mmh, que bien hule, pero no mejor que la pureza e inocencia que aquel pequeño humano emana. Esa es un deleite, un manjar que podría comer con gula.

Un vetazo le sacude un poco el saco, sabe que ya no caminara solo.

-Xiao –le llaman.

-¿Qué quieres? –pregunta osco.

-Vaya, sí que no andas de humor, espera, tú nunca andas de humor –se burla el duende-. ¿Acaso tu humano ya no te teme? –el más alto para en seco.

El duende ha despertado su furia, aunque la verdad es que ha sido su miedo, ese sentimiento que no le es permitido tener a un ser como el que él es.

Sin esperárselo, el duende es azotado contra la húmeda tierra, encajándose pequeñas piedrillas en sus palmas verdosas.

El monstruo esta sobre su mediocre cuerpo, un brazos se clava en su cuello mientras la diestra sostiene los trapos viejos y desgastados. Los colmillos de Luhan relucen haciendo temer mucho más al duende.