Capitulo IX

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Murasakibara se había levantado temprano al día siguiente. Por alguna razón, no había podido dormir al no encontrar al ojos de halcón en su departamento la noche anterior. Estaba preocupado, de cierta manera. Se había bañado y vestido apenas con unos pantalones de mezclilla y playera gris, tras tomar una de sus bolsas de dulces había comenzado la marcha hacia el departamento de su ex, nuevamente. Antes de entrar al edificio, quedo sorprendido. Takao recién llegaba.

-¿Kao-chin?

Había dicho apenas en un susurro demasiado bajo como para que lo escuchara además de la distancia. El azabache llegaba en un taxi con compañía. El alto de anteojos y cabello verde. El amigo de su dulzura de cereza. Y Takao sonreía. Sonreía mucho mientras el otro parecía ignorarlo. Puede que así se veía cuando Takao estaba con él. Quizás...

-Te veré el lunes, ¡Shin-chan!

Exclamo con esa vocecita suya tan aguda que hasta cierto punto era fastidiosa. El otro solo asintió y regresó al taxi. Takao seguía sonriendo y cuando dio media vuelta, Murasakibara contemplo los golpes que tenía en el rostro. Se acercó a él y al reparar en la presencia del más alto, Takao abrió los ojos de par en par a modo de sorpresa.

-At-chan...

-Kao-chin, ¿por qué no respondías el teléfono?

Esa pregunta le pareció un reclamo al azabache, frunció el entrecejo.

-Tuve un problema. Ni si quiera me percaté de las llamadas. Lo siento.

-Muro-chin ayer...

-Sí, seguro quería que lo acompañara. Lo siento, no pude, me encontraba mal.

Y antes de que dijera otra cosa, había comenzado a caminar dentro del edificio, Murasakibara no supo por qué le siguió.

-¿Qué sucedió?

-Nada.

-Kao-chin

-Quizás personas que conocían a Tatsu. Me emboscaron.

El titán frunció ligeramente el entrecejo, cuando llegaron a la puerta del azabache aguardaron un momento.

-¿Y el tipo de lentes...?

-Me ayudo. Después hablaré con Tatsu-chan.

Y sin decir otra cosa, Takao entro estrellando la puerta detrás de sí. No quería verlo, no quería saber nada de él. No quería ser débil. Ya no quería quererlo...

Esa misma mañana, Kuroko preparaba el desayuno para los pequeños mientras Akashi se encargaba de la pequeña Sayumi. Una tierna bebé. Alrededor de las diez de la mañana, el timbre había sonado. Akashi no mostró la sorpresa que le provocaba ver a Kagami tan temprano en el departamento. El más alto sonreía nerviosamente.

-Buenos días, Taiga.

-Eh, buenos días, Akashi. ¿Está Kuroko?

-La respuesta es más que obvia. Pasa.

Kagami se sonrojo ligeramente por la respuesta del más bajo. La pregunta había sido bastante estúpida. Muy estúpida. ESTUPIDA. Camino detrás de él hasta llegar al comedor solo para contemplar la imagen de Kuroko dando de comer a Yasu en la boca. Kuroko sonreía. Era hermoso.

-Tetsuya, mira quién vino.

Kuroko le miro ligeramente sorprendido, no esperaba esa visita. Los niños corrieron con él para abrazarlo, el peli celeste le quedo observando un momento debido al asombro.

Do you have a cigarette?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora