Capitulo VII

47 3 0
                                    

"El sonido de las voces enardecidas inundaba el lugar, todos querían que alguien matara al alguien. Era normal en esos lugares. Los puños eran lanzados de aquí y allá, en su mayoría de veces acertando en donde se buscaba: hígado, rostro, mandíbula, estómago. Todos eran unos peleadores diestros, todos habían aprendido a defenderse en la calle. Sabían a qué se atenían. Pronto, las patadas también comenzaron a hacerse presente, era un justo tres contra tres. Himuro estaba ahí, con la mirada brillante tras ver el hilillo de sangre escurriendo de la nariz de su oponente, un tipo de estatura media, medio moreno, cabello en picos, siempre tenía gesto serio. La pelea no era con él. La pelea era con el otro un poco más alto con peinado de mango. Ese era el culpable de la riña, el cual ahora estaba en un rincón siendo molido a golpes por su camarada, un azabache con el cabello al ras, un tipo tranquilo relativamente, peligroso cuando se le provocaba. El otro contrincante era alto con el cabello blanco, su mirada era la de un toro agredido. Esa mirada siempre permanecía gravada en Himuro. Cuando se dio la vuelta con esta se encontró y después había caído de espaldas en seco contra el piso. El sujeto lo había tacleado, lo miraba desde arriba y después le soltó un puñetazo que hizo se mareara. Todo se movía. Fue entonces que vio en otro rincón a su camarada siendo acorralado, un chico fino, él no tenía oportunidad en la batalla. Al regresar la mirada el frente desorbitó los ojos, el sujeto alto primero le zafó un par de costillas con un puntapié excepcional digno de un remate de soccer, después, dejó caer todo su peso sobre el tobillo izquierdo del azabache de lunar. Gritó estrepitosamente y se retorció un poco del dolor buscando ponerse de pie. Pero no pudo. Himuro cerró los ojos y solo pudo ver una imagen de él y su hermano cuando eran niños, jugando basquetbol en una cancha callejera de América con una rubia como maestra... "

Himuro despertó de golpe, agitado, jadeando, con dolor de cabeza, se llevó la mano a la frente mientras con la zurda sostenía el anillo en su cuello. El latir de su corazón era desmesurado. Había tenido una pesadilla, o mejor dicho, había soñado con la pesadilla que había vivido. Suspiró una vez controlado el latir de su corazón y se miró el tobillo izquierdo con tristeza. Ya no podía jugar basquetbol como antes.

Dictándose mentalmente que no era muy propio tenerse lástima se fue a la ducha para ir a su universidad. Quería saber en qué lugar se llevaría a cabo la famosa reunión del tal Aomine, la chica sexy, el rubio bonito y las dos dulzuras que tanto le habían llamado la atención. Le hablaría a su cerecita.

El titán había dicho que no tenía ganas de verlos ese día, pero Himuro se había encargado de convencerlo para que los acompañara. Se preguntaba si realmente iba a terminar con Takao aunque su relación hace muchísimo que parecía muerta. Aun así, Himuro se daba cuenta como era que Murasakibara se divertía de vez en cuando con él, cuando quería lo postraba debajo de sí para hacerlo suyo aunque al día siguiente no le diera ni los buenos días. Takao había soportado mucho, pero él entendía que ellos dos no eran como el resto de la gente que buscaba una relación linda. Ellos dos buscaban una relación más de propiedad remplazable pero que se podía recuperar y desechar las veces que se quisiera. A Himuro le gustaba tener lo que le llamaba la atención, a Murasakibara auto complacerse. Takao solo estaba ahí para servir, y él lo sabía, pese a eso, se mantenía a su lado para cuidarlos. El hecho de estar lejos de su hermana le afectaba de sobremanera.

Mientras tanto, Akashi y Kuroko llegaban recién a la universidad cuando se encontraron con Aomine, sostenía un Malboro entre los dedos recargado en una de las columnas de concreto, hizo un gesto con la mano libre en señal de saludo, el par fue con él.

-¿No es muy temprano para fumar?

Cuestionó el peli azul, Aomine se encogió de hombros.

-Me preguntó cómo es que esto no hace que dejes de jugar bien.

Do you have a cigarette?Where stories live. Discover now