Estuvieron abrazados hasta que Sucrette dejó de llorar, y seguido se encaminaron a la casa del pelirrojo para hacer el trabajo, Sucrette aún sentía una horrible opresión en el pecho, ya que la expresión de tristeza que le había mostrado Nathaniel antes de irse, se le había quedado grabada en lo más profundo de su memoria, ya que ella había sido la causante de esa tristeza.
---(Es lo mejor...)---Se dijo, luego de secar un par de lágrimas que recorrían sus mejillas, lágrimas que aumentaban su intensidad conforme los recuerdos del pasado llegaban uno a uno.
Castiel notó como Sucrette luchaba contra inmensas ganas de llorar, y se sintió...culpable, ya después de todo él había causado que se separen.
---(No..pensé en lo que haría luego de que terminaran...)--Se dijo al mirar como Sucrette caminaba hacía él cabizbaja y mordia su labio inferior con una vaga esperanza de que así contendría sus lagrimas, Sucrette al estar cerca de él, levantó su cabeza y lo miró con sus ojos cristalinos por las lágrimas, y en sus labios una perfecta sonrisa...falsa..
---¿Ya...llegamos?---Preguntó lo más serena posible.
---No..---Respondió, estiró su mano hacía ella, Sucrette la miró por unos pocos segundos y la tomó, al hacerlo sintió una agradable calidez que le recorrió el pecho por completo y le sirvió de balsamo para su dolido corazón, Castiel notó cierto alivió en la cara de Sucrette y se sintió aún más culpable.
---Todo estará bien...---Dijo más por impulso que por cualquier otra cosa, aún así los impulsos suelen ser las expresiones espontáneos de nuestros deseos..
Sucrette le dedicó una leve sonrisa..sincera.---Si..Gracias..---Dijo con total sinceridad, pero a Castiel le llegó como si fuera una patada, directo a su sensación de culpa. Sin decir ni una palabra más siguieron caminando.
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Varios minutos antes.
Con Ámber.
La rubia había acabado de llegar a su casa, estaba completamente enojada por lo ocurrido en el transcurso del día.
---(¡A Castiel le gusta Sucrette!)--Gritó internamente mientras su ceño se encontraba completamente fruncido, avanzó un poco y logró oír como la puerta de entrada se abría, regresó su mirada y se encontró a su hermano con una auténtica cara de funeral.
---Hermano...---Dijo sorprendida, Nathaniel la miró por unos segundos y sin pronunciar palabra se dispuso a pasar de largo, cosa que no logró ya que Ámber le sostuvo la muñeca.
---Hermano..¿Qué paso?---Preguntó preocupada, Nathaniel se soltó del agarré de Ámber y siguió su camino.
---(De seguro terminaron..)---Se dijo ligeramente asustada.---(Si terminaron Sucrette me quitará a Castiel, no puedo permitirlo, debo hacer algo)--Se dijo impaciente, corrió a su habitación, se tumbo sobre la cama y saco su celular.-(Esperó que me sirvas de algo Melody.)--Pensó con desdén.
-¿Alo?-
-Melody soy yo Ámber.-
-Hola, ¿Qué sucede?-
-Mi hermano y Sucrette terminaron..-
-¿Qué?¿¡Hablas enserio!?-Preguntó emocionada.
-Si, pero no es momento para que te alegres, debes ayudarme a que Sucrette no me robe a Mi Castiel..-
Melody soltó una carcajada desde el otro lado.-Tú no hiciste nada para separar a Nath y Sucrette.. Y quieres que te ayude..Ja, No cuentes conmigo...-
-Escuchame pequeña zorra, si no me ayudas no te dejaré estar con mi hermano.-
-Tengo mis métodos..-
-Ja, lo conoces desde hace varios años y no te hace caso, ¿Por qué crees que te haría caso ahora?-
-El despecho es una arma poderosa..Y Nath está sufriendo por esa zorra sin corazón..-Espetó fríamente.
-Has osado traicionerme y darme la espalda en esto, así que no te dejaré tranquila, eres una víbora que disfrutaré pisar.-
-Aprendi de la maestra...-Dijo con sorna y colgó.
Ámber lanzó el celular y pego un grito ahogado contra la almohada, ya que no esperaba que Melody la traicione, o por lo menos no tan pronto.---(Esto no se quedará así)---Pensó enojada, de pronto una sonrisa malvada surco sus labios.---(Ya sé que hacer, pero tendré que esperar a ver a mi lindo Castiel en brazos de Sucrette...)---
{....}
En otro lugar.
Castiel y Sucrette llegaron a la casa del pelirrojo, comieron algo y luego comenzaron a hacer el trabajo del señor Farres, no hablaron sobre lo que sentían, sobre los besos compartidos ni nada, Sucrette aún estaba dolida y la culpa le martillaba en el pecho,ya que la relación con Nathaniel había sido la más larga que había tenido, además de que el rostro triste de Nathaniel no salía de su mente, por su lado Castiel no deseaba decir nada que no concerniera al trabajo.
{......}
Cerca del anochecer ambos caminaban hacía la casa de la castaña, llegaron, se despidieron con escasas palabras y Sucrette entró mientras el se iba, la ojiverde llegó a su habitación y se tumbo sobre la cama, un sonoro suspiro escapó de sus labios seguido de algunas lágrimas, de pronto comenzó a sonar su celular, lo tomó y contestó.-¿Alo?-
-Hola Su.-Dijo una voz burlona.
-Ámber.-
☆☆☆☆Continuará.☆☆☆☆
