Capítulo 5

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La apuesta fue culpa de Snape, y Hermione aun no podia creer que precisamente gracias a eso se habían vuelto amigos... o lo que sea que fueran hasta ese momento.

Había pasado un mes desde que Luna había renunciado a sus intentos de ir a San Mungo cada día y conseguir por lo menos una sonrisa por parte del pocionista, y Hermione la había relevado.

Snape tampoco le hablaba, y apenas la miraba. Había algunos días, los "malos días" en que ni siquiera tenía la energía suficiente para insultarla, y había otros, los que eran un poco mejores, en que intentaba echarla fuera de la habitación por lo menos diez veces en una misma tarde.

Ese día había sido especialmente malo, las pociones no estaban surtiendo efecto tan rápido como a Hermione le gustaría, y la herida en el cuello del profesor había comenzado a sangrar de nuevo. Nagini era una serpiente especial, peligrosamente venenosa, y el horrocrux que aún mantenía en su interior cuando había mordido a Snape solo habia empeorado las cosas.

-¿Harry? ¿Qué estas haciendo aquí?

Había dejado la habitación de Snape sólo por unos minutos. Necesitaba café; con urgencia.

Harry parecía sorprendido de encontrarla ahí, pero Hermione no tenía ni el tiempo ni la conciencia suficiente para notarlo.

-Yo... Umm... Cosas

Hermione asintió. Había dejado de escucharlo en cuanto pudo dar el primer sorbo a su café bien cargado.

-Snape no está mejorando.

Harry no sabía que responder. Se trataba de Hermione, sabía que su corazón era tan grande que no había modo de que tuviera suficiente espacio en el pecho pero, sin embargo, aun no podía creer que realmente, justo en ese momento, luciera ojeras y manos temblorosas a causa del profesor.

-Los medimagos son excelentes, sólo necesita tiempo.

Se detuvieron en la puerta 4815 y Hermione se despidió porque sabía que Snape aborrecía cualquier tipo de visita (incluidas las suyas) y, a pesar de lo que el pensadero había revelado, Harry aún no conseguía procesar tanta información, después de todo, Snape lo odiaba, de eso no le cabía la menor duda y algunas veces, aún se cuestionaba si él también lo odiaba de vuelta.

-¿Me avisas cuando te vayas? Para volver juntos a casa.

Harry asintió con una sonrisa y continuó su camino por el corredor.

***

"El retrato de Dorian Gray"

Hermione miró el libro que descansaba sobre la mesita de noche. Si Snape se enterara de la clase de cosas que se dedicaba a leerle mientras dormía...

Sabía que no era necesario. Bien podría leer en silencio y el resultado sería el mismo. Snape no se enteraría, sin embargo, lo hacía por ella. Porque la reconfortaba. Porque observarlo fijamente mientras dormía era raro, demasiado raro.

Los ojos le escosian y hacia ya un par de horas que el vaso de café estaba vacío.

Fuera había oscurecido, demasiado aprisa a su parecer, y Harry aún no había vuelto por ella.

Miró a Snape, aún estaba dormido. No le gustaba cuando pasaba tantas horas durmiendo, le preocupaba que de pronto decidiera no volver a despertar.

Le tomó la mano. Eso también le reconfortaba. Sus manos eran demasiado grandes a comparación de las suyas, pero siempre estaban tibias, a diferencia de las propias...

-Granger...

-Granger...

-¡Granger!

Su mano estaba sobre su cabello, pudo sentirla en el segundo en que despertó, pero, cuando se incorporó, el hombre la aparto en seguida.

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