Capítulo 4

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-Hermione... Estas comiendote las uñas.

-¿Qué? No, yo no...

Harry la miró extrañado. Ron más bien estaba ocupado en hojear el libro de pociones inútilmente.

-Uno de los prefectos de Hufflepuff le dijo a Dean Thomas, que un chico de Ravenclaw le dijo, que Snape nos hará preparar una poción Matalobos.

Hermione se removió incomoda. Había ayudado a Snape a calificar ensayos de último grado la noche anterior, y él ni siquiera había mencionado que pretendía aplicar un examen al siguiente día.

-No hay luna nueva, Seamus, además, son las 2 de la tarde, no hay modo de que Snape nos haga preparar una poción Matalobos- lo tranquilizó finalmente, aunque ninguno de los alumnos Gryffindor parecía realmente tranquilo.

La puerta se abrió de golpe y Snape entró creando un silencio sepulcral en la habitación.

-¿Cual es la propósito del polvo de ópalo en el Filtro de paz?- exclamó su pregunta antes siquiera de llegar a su escritorio y cuando giró, todos los alumnos lo miraban en silencio.

Ignoro completamente la mano de Hermione que se agitaba en el aire.

-20 puntos menos Gryffindor, porque cada día me sorprenden un poco más con su incompetencia.

Todos los Slytherin sonrieron.

-¿Cuantos antídotos para el Filtro de Muertos en Vida existen?- continuó, mientras en el pizarrones comenzaban a aparecer las instrucciones del exámen que ahora era inminente.

De nuevo silencio. Hermione aún se agitaba en su banco, con la mano levantada, mientras Harry se limitaba a observarla divertido porque, sabía que igual que siempre, Snape simplemente actuaría como si fuera invisible.

-5 puntos menos Slytherin.

Neville soltó un quejido que sólo Ron escuchó. Snape era un desgraciado.

-¿Cuáles son los tres usos conocidos de la esencia de Díctamo?

Snape se divertía haciendo todo aquello, Hermione lo sabía, pero eso no significaba que le agradase.

-¿Nadie?- inquirió, la burla asomando sutilmente en su fría expresión.

Sólo Hermione agitaba la mano en el aire, pero igual que antes, el profesor se limitó a mirar a través de ella.

-¿Por qué no me sorprende?

-Se utiliza en elaboración de pociones, como cicatrizante para varias heridas y como núcleo en distintas varitas, principalmente fabricadas de roble

Ron palideció cuando la mirada del profesor se clavó sobre la castaña a su derecha.

-Como es su costumbre, Granger, no puede mantener la boca cerrada.

-¡Tu preguntaste!- explotó.

Apenas pudo contener el impulso de cubrirse la boca con las manos por lo que acababa de decir. Pero lo dicho, dicho estaba y no le daría el gusto de verla arrepentida.

El aula se sumió en un silencio impresionante. Los Slytherin (y Parkinson especialmente) no podían contener sus sonrisas porque, seguramente, Snape vaciaría el preciado reloj lleno de rubíes que justo ahora Gryffindor poseía.

-50 puntos menos, Granger, y la veré esta noche en mi despacho- recitó el hombre luego de un segundo de silencio, con tanta calma que incluso a Hermione se le erizo el bello de la nuca.

Pansy sonreía tanto que más tarde le dolerían las mejillas. Aún no había obtenido su venganza por lo ocurrido en el corredor hacia varios días, pero parecía que Snape se la estaba dando.

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