Capítulo 8

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Greg conoció a Sherlock mucho tiempo antes que yo. Y, sin embargo, no sabía más de él que yo. Nadie conocía el enigma que, irónicamente, Sherlock era. Su personalidad-su compleja personalidad- era un misterio, tan complicado, como los que el mismo resolvía con pasión.

Greg seguía siendo mi amigo. A pesar de todo, él no tenía la culpa de nada. Era de los pocas personas que visitaban la tumba de Sherlock, de los cuales yo era el más constante, pues pasaba sin falta  y dejaba flores, mirando su nombre escrito sobre la lápida con letras doradas, y una tristeza inmensurable.

Al principio, me alejé de todos. Me sentía realmente molesto. Sherlock ayudó a un gran número de personas con sus problemas mientras estaba vivo, y en cambio una cantidad patética de gente vino al funeral. Sólo Greg, yo, la señora Hudson, otro par de amigos, Harry y uno que otro ex cliente que se sentía agradecido por la ayuda de Sherlock arribaron. No había rastros de la familia Holmes- de Mycroft en especial-, de los amigos vagabundos de Sherlock, ni siquiera de Molly. Lo que era impresionante, y decepcionante a la vez.

El punto de hablar de Greg, es que, como yo, fue de las personas más afectadas por el suicidio de Sherlock. Hace unos días habían limpiado su reputación los medios, revelando que Richard Brook era Moriarty. Pero era demasiado tarde.

Sherlock había muerto.

Esa era la cruda verdad que Greg y yo habíamos aceptado. No gastamos nuestro tiempo teorizando maneras en las que podría regresar de la muerte, como Anderson lo hacía.

¿Extraño a Sherlock? Sí. Y daría todo con tal de volverlo a ver, pero no por pedir que deje de estar muerto me va a escuchar.

Ya ha pasado un año desde que se fue.

Estoy viendo a alguien. Es una enfermera inteligente, y carismática. Tal vez se vuelva algo serio... Pero el futuro es tan incierto que preferiría no pensar en ello. Tengo miedo a que sólo esté con ella para... Para intentar llenar el espacio que Sherlock dejó, y sé que eso es imposible. No hay punto de comparación.

Nunca la amaré como lo amé a él, nadie me hará sentir como el me hizo sentir... Sigo siendo algo inestable, no quiero hundir a alguien más con mis problemas. No quiero que ella sufra porque, aunque esté con ella, una parte de mi le siga perteneciendo al fantasma de la memoria de Sherlock. Eso es demasiado injusto.

Ayer Greg me visitó. Trajo consigo una caja llena de cosas que tenía en la oficina y le pertenecían a Sherlock.

- ¿Recuerdas la cinta que grabó por tu cumpleaños? - sacó un disco de la caja- Esta es la original, sin ediciones. Es algo graciosa. - me la entregó. - tal vez no debería aburrirte con esto...

-No, está bien. La veré luego.

Vaya que era graciosa. Casi había olvidado ese sentido del humor tan particular de Sherlock, actuando arrogante como siempre... Pero también siendo muy honesto, muy humano.

"- ¿Qué debería de hacer al final? - decía Sherlock al principio del video- ¿Sonreír y guiñar? A la gente parece gustarle. Me humaniza"

-"Sí, lo que sea"- respondía Greg

-"De nuevo, ¿por qué estoy haciendo esto?"

-"Porque te perderás la cena"

-"¡Claro que me perderé la cena! ¡Habrá gente ahí!'

Seguí viendo el video riéndome por lo bajo, pero a la vez sufriendo. Probablemente la última vez que lo escucharía hablar, era en esa grabación. En algún punto, Sherlock intentaba figurar lo que haría a continuación.

-"Necesito un momento para pensar que voy a hacer."- dijo

Tomé aire. Y le respondí a la pantalla:

-Deja de estar muerto.

A lo que sorpresivamente, el Sherlock pregrabado respondió, como si me hubiera escuchado:

-"Ok"

Después pasó a otra escena, donde se sentaba en su sillón.

-"Ok. Estoy listo"- se volvía a la cámara-"Hola, John. Perdóname por no estar contigo, al momento estoy muy ocupado. Como sea, muchas felicidades...Pero no te preocupes. Estaré contigo muy pronto"

El video terminaba con él sonriendo y guiñando al mismo tiempo.

Era igual de encantador como el día en que lo conocí. Esa aura de excentricidad, originalidad, e ingenio que le rodeaba era embriagadora. Sólo quería estar con él, tener una charla como antes, resolver homicidios increíbles, escribir sobre nosotros otra vez...

Empecé a recordar como él siempre hallaba la forma de hacerme reír en los tiempos más difíciles. Tal vez no lo hacía intencionalmente, pero alegraba mis días grises.

Me parecía lo más adorable cuando trataba de impresionarme diciéndome que podía deducir cosas imposibles, como las galletas de la fortuna o los billetes de lotería. Adoraba como sus mejillas se ruborizaban cuando lo besaba, y le decía lo listo que era. Los pequeños detalles que hacía por mí también eran fantásticos. Incluso extrañaba sus actitudes infantiles, su soberbia, su obsesión por superar a los demás. Extrañaba como le gritaba a la televisión, como saltaba de la emoción cuando un caso interesante llegaba, las mil y una formas que tenía de cuestionar la inteligencia de Anderson, los cadáveres en el refrigerador, y como no tenía idea de datos básicos, era increíble como podías preguntarle sobre un asesinato que ocurrió hace más de 50 años y podía explicártelo sin falta del más mínimo detalle debido a su lectura de expedientes, pero también que pensara que Dobby es un personaje del Señor de los Anillos, Albert Einstein un cantante pop de los 80s, "Batman" un apodo de Drácula y que Walt Disney descubrió la electricidad.

Extrañaba un sin fin de cosas. Experiencias bellas que nunca regresarán...¿por qué es tan fácil aferrarse al pasado y tan difícil superarlo?

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