-Hola, hola.
-Melissa -Nos dimos un abrazo, me alegraba verla.- creí que seguías en tu luna de miel.
-Volvimos hace unos días, te vez guapísimo.
-Tu también estás muy guapísima. ¿Qué tal estuvo la luna de miel?
-Fantástica, relajante, divertida. Rodrigo y yo la pasamos genial.
-Me alegro mucho.
-Pero cuéntame, ¿Qué hay de nuevo en tu vida?
-No mucho...
-¿Que crees? ayer me topé con Alfredo y hablamos...
-¿Alfredo el que odias? -Rió.
-Sí, ese inútil. Pero me lo topé en el ascensor y no tuve más opción que escucharlo. Me hablo de ti de hecho...
-¿Qué dijo de mi?
-No entendí bien, me preguntó que si yo sabía en qué andabas metido y le dije que no sabía de qué me hablaba y me explicó que tienes un protegido o algo así, un niño que llevas a todos lados, dice que ha escuchado muchos rumores. Claro que le creí nada.
-¿Así que todos hablan a mis espaldas?
-Ya sabes que aquí inventan rumores todo el tiempo. -Melissa y yo éramos buenos amigos desde hace muchos años, así que sentí la necesidad de contarle un poco.
-Tiene razón en que hay alguien que me acompaña a casi todos los lugares, pero claro que no es mi hijo... es un joven que simplemente me hace compañía en público.
-¿Está aquí? Me encantaría conocerlo.
-No, está en un viaje de la universidad.
-Y... ¿Lo echas de menos?
-No tenemos una relación, Melissa. -reí.
-¿Bueno y por qué no? Samuel tu eres un hombre muy guapo, inteligente y de plus, millonario. Nadie puede pasar días y días a tu lado sin sentir nada por ti, acuérdate cuando me enamoré de ti en el colegio.
-Cómo olvidarlo, que semanas tan incomodas pasamos...
-Sí, nuestra relación no tenia futuro, pero míranos ahora, triunfó la amistad.
-Bueno, pero él solo tiene diecinueve años.
-Es joven pero ya no es un niño, sabe lo que hace. Me intriga saber como se conocieron.
-Hola amigos. -llegó Fernando. Saludó de un beso a Melissa y a mí me dio la mano.
-Los dejo, chicos. Debo volver con mi marido, seguro esta arrasando con toda la comida. Ya hablaremos luego, Samuel. -se despidió de ambos y se marchó.
-¿Ya sabes la nueva? -Preguntó Fernando haciendo una mueca.
-No... ¿Qué ocurre?
-Lo que pasó con la empresa de Jorge Cano.
-Ah, sí, supe que estaba a punto de desaparecer, pobre hombre.
-Sí, eso creíamos todos. Pero me enteré hoy que hizo negocios con una empresa en Rusia, no sé bien la historia... su empresa revivió y está mejor que nunca.
-Esto no me lo esperaba... me alegro por él.
-Mmm no sé si deberías alegrarte, esto puede perjudicarte a la larga, bueno no solo a ti, a todos los que dejamos de hacer negocios con él. Ya sabes lo vengativo que es.
♒
Hoy volvía Guillermo de su viaje de estudios, lo había echado de menos estas tres semanas. Hacia un momento había hablado con él y me dijo que llegaba esta tarde, hice reservaciones en su restaurante favorito para esta noche.
-Buenos días. -dijo Raquel dándome un beso en la mejilla. Yo me encontraba desayunando.
-Buenos días, ¿quieres desayunar algo antes de irte?
-No, quede con unas amigas en unas horas, seguro comeremos algo.
-¿Puedes pasarme el diario? Está allá. -señalé.- Gracias.
-Me alegre mucho cuando me llamaste...
-¿Sí?
-Sí, no me lo esperaba... me la pasé muy bien contigo... ¿Tu también?
-Ajá...
-¿Recuerdas cuando salíamos?... todos decían que hacíamos una hermosa pareja. Quiero saber algo... Samuel, te estoy hablando.
-Te estoy escuchando. -dije sin apartar la vista del diario.
-¿Cuándo me llamaste ayer, con que intensiones lo hiciste?
-No entiendo de que hablas, Raquel.
-Lo que pasó ayer... ¿fue solo esa noche o quieres algo serio?
-Todo depende de ti. -Evadí su pregunta, obviamente no quería nada serio, pero tampoco quería comenzar mi día soportando los lloriqueos de Raquel.
-Señor lo buscan afuera. -avisó la empleada.
-Ya voy. -daba igual quien fuera, preferí irme que seguir hablando con ella.- Tengo que irme -Tomé mi saco y mi celular.
-Te acompaño, también tengo que irme. -Tomó su bolso. Fuimos juntos y para mi sorpresa estaba Guillermo en la entrada, sonrió al verme, luego miró a Raquel.- Nos vemos luego. -Me besó en los labios.- Permiso. -dijo sonriendo a Guillermo.
-Que sorpresa, creí que llegabas esta tarde. -quería darle un abrazo.
-Sí, bueno, llegué hace unas horas... quise pasar a saludarte antes de que fueras a trabajar.
-Vamos a tomar algo para que me cuentes como te fue.
-Vale. -dijo sin muchas ganas.
-Hoy no tengo muchas cosas agendadas, -comenté en el auto luego de beber algo.- ¿Por qué no vienes conmigo? más tarde podemos ir a comer...
-Prefiero ir a mi casa.
-Hice una reservación en tu restaurante favorito.
-Prefiero ir a mi casa. -repitió.
-Está bien. -No dijo nada más, conduje hasta su departamento.- ¿Es mi imaginación o estás molesto?
-Es tu imaginación.
-Si hay algo que te moleste puedes decírmelo.
-Solo por curiosidad... -dijo unos minutos después.- ¿Quién es la chica con la que saliste de tu casa?
-Una amiga.
-Creo que fue obra de mi imaginación ver que se besaban. -reí.
-Guillermo tu y yo no somos nada... no tengo porque soportarte escenas de celos.
-Tienes razón. -dijo muy serio, fue lo último que dijo durante todo el camino. Esa tarde le llamé, aun alcanzábamos la reservación para comer, pero no respondió. Le llamé nuevamente esa noche para comprobar que estuviera bien, pero no respondió. Me estaba evitando, pero no entendía por qué.
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¡El final está cerca!
