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Llamé a Guillermo la tarde siguiente, el día anterior estaba seguro de que aceptaría mi propuesta pero mientras esperaba en el teléfono a que respondiera, dudé.

-Hola...

-Hola Guillermo... ¿tienes una respuesta para mí? -Fui al grano.

-Sí....

-¿Aceptas?

-Sí. -no sonaba muy seguro de su respuesta, aun así me causo cierta alegría.

-Muy bien, entonces paso por ti a las siete.

-¿Hoy?

-Sí, hoy. ¿Qué pasa, no puedes?

-Sí, sí puedo. -respondió dudoso.

Llegué puntual al departamento de Guillermo, él estaba afuera esperando. Me detuve y desde adentro abrí la puerta, él subió no con muchos ánimos.

-¿Puedo saber a dónde vamos? -Habló al fin.

-Claro que sí, vamos al teatro. Mi amigo actuará en la obra, no es un buen actor... tampoco es una buena obra. No tengas altas expectativas.

-¿Qué obra es?

-Ni siquiera recuerdo el nombre, así de mala es. -bromee.

Era temprano cuando llegamos, la mayoría del publico seguía afuera del lugar charlando. Guillermo se apartó de mi, así que no pude presentarlo con nadie. Aun así al ser nuevo en esto de contratar a alguien de compañía no sabía si debía presentarlo o no con los demás y si lo hacía ¿Cómo lo presentaba? ¿Cómo un amigo, compañero, conocido o empleado?.

-¿En qué fila quieres sentarte?

-En la que tú prefieras. -Tomamos asiento.- ¿Qué tal estuvo tu día? -Intenté hacer mas amena la espera.

-Bien... -pero no lo logré.

Fue lo último que dijimos antes de que empezara la obra, así pasó la primera parte, el descanso de diez minutos y la segunda parte. Guillermo no decía ni pío y comenzaba a dudar de mi proposición, parecía como si estuviera sólo. Al terminar la obra fuimos a los camerinos donde se encontraba mi amigo.

-¡Samuel! -sonrió al verme y nos dimos un abrazo.- ¿Qué tal estuve?

-Me encantó, felicitaciones.

-Gracias amigo, se que fui un asco. -rió. Siguió desmaquillándose. mientras hablábamos note que miró a Guillermo reflejado en el espejo.

-Guillermo, ¿puedes pedir el auto? -este asintió.- ya debemos irnos...

-¿Y ese niño quién es? -preguntó cuándo Guillermo se marchó.

-Un amigo. -No me creyó, pero tampoco me importó, me despedí de él.

De regreso en el auto Guillermo no dijo gran cosa y yo empezaba a replantearme la proposición. Con esa actitud, no lo quería a mi lado. Actuaba como si estar conmigo fuera un castigo, cualquier otra persona ocuparía su lugar con gusto. No tenía por qué soportar sus aires de grandeza.

-Gracias por invitarme, -sonrió cuando llegamos a su departamento.- me gustó la obra, aunque tienes razón, tu amigo no es muy buen actor. -bromeó- Nos vemos después. -Se despidió.

Guillermo había empezado sus estudios en la universidad, era una muy buena escuela, contaba con los mejores profesores, que dicho sea de paso algunos eran amigos míos. Recuerdo que estábamos cenando mientras me contaba como había sido su primer día de clases, se le llenaban los ojos de brillo. Estudiaba en la mañana, nos veíamos regularmente por las noches. Yo también fui estudiante y se lo pesado que puede llegar a ser, intentaba no abrumarlo con llamadas, pero así como yo respetaba sus horarios de estudio él respetaba nuestro trato.

-¿Entonces si no quieres ir a esa fiesta, por qué vamos?

-Porque es algo así como una fiesta de negocios... hay muchos inversionistas a los que no me vendría mal caerles bien.

-¡Mierda! -gruñó, no sé si me sorprendió más el grito o escucharlo decir una maldición.

-¿Qué pasó? -lo miré brevemente ya que al estar conduciendo no podía desviar la mirada del frente, seguía maldiciendo en voz baja.

-El café, se me olvidó que estaba destapado y me cayó en la pierna.

-Soy Guillermo -imité su tono de voz- no sale nada de café con la tapa puesta, se la quitaré ¿qué es lo peor que podría pasar? -bromee, pero no se rio.- ¿Estás bien?

-No siento la pierna ¿qué es esto? - preguntó para sí mismo, voltee de nuevo a verlo, se tocaba la pierna con la mano libre de café- creo que es sangre...

-¿Qué, como que sangre? -me sentí mal por haberme reído de él.

-¿Cómo voy a tener sangre por quemarme con café? me duele un poco y ya está.

-Me desviaré para que te revise un doctor, puede ser una quemadura de segundo grado.

-No es necesario, estaré bien. Pero no puedo ir con el pantalón lleno de café al evento.

-Vamos entonces a que te des una ducha y te cambies la ropa. -estuvo de acuerdo y di media vuelta.

-¿Dónde estamos? creí que iríamos a mi departamento.

-Quedaba más cerca mi casa, baja. -abrí la puerta, esperé a que él pasara antes- Ven. -lo llevé hasta mi habitación para buscar algo de ropa.- Toma. - le entregué el pantalón.- Aquí está el baño, hay toallas ahí, -señalé.- esperaré en la sala. -Pasó un rato y Guillermo no salía, por un momento me lo imagine perdido en algún lugar de la casa, fui hasta mi habitación. De camino, una puerta se abrió a mi costado, pensé que era Lola, la señora que me ayuda con la limpieza, pero no.

-Alex, ¿Qué haces aquí?


❀ Sugar-daddy ❀ wigetta.Where stories live. Discover now