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-¿Usted es Samuel? -Asentí estirando la mano hacia él, me dio un apretón.

-Seré breve, no quiero causarte algún problema con tu jefe. Verás, tengo una empresa y estoy en busca de personal, ¿Te interesaría realizar la entrevista de trabajo?

-¿No es usted el que compra café cuatro veces al día? -ignoró mi pregunta.

-Sí...

-Pero... ¿Por qué vino hasta acá a invitarme a realizar la entrevista?

-Por que me agradabas cuando me cobrabas el café... -Eso fue lo más real que había dicho en toda la conversación. Sonrió.

-Bueno... es qué, yo ya tengo este empleo...

-Piénsalo. Te dejo la dirección de mi empresa -le di mi tarjeta- ve mañana, estoy ahí de nueve a seis. -Me despedí de él y volví a mi empresa.

Cuando salí de la junta en la que estaba volví a mi oficina, estuve un rato en el ordenador cuando tocaron a mí puerta.

-Adelante... -Era la secretaria.

-Señor, hay un joven preguntando por una supuesta entrevista de trabajo, ya le dije que no hay tal entrevista, pero insiste...

-Hazlo pasar. -Dije arreglando mi traje y me arreglé el cabello. Enseguida ella volvió con él, llevaba una playera negra y pantalón de mezclilla, me pareció extraño verlo sin el uniforme.

-Permiso... -Dijo y salió cerrando la puerta tras ella.

-Buenos días, Guillermo, bienvenido. -me acerqué a él extendiendo la mano, él la tomó con menos fuerza que la vez anterior, miraba a su alrededor como niño en juguetería.

-Buenos días... la secretaria dijo que no había ninguna entrevista de trabajo... -dijo cuando pasó su asombro.

-Es nueva, no sabe muchas cosas -mentí. -Toma asiento, ¿te ofrezco algo?

-Una pizza estaría bien -bromeo, paró de sonreír cuando notó que su broma no me había hecho reír- ... agua está bien. -dijo tomando asiento.

-¿Sabes qué? No puedes realizar una entrevista de trabajo sin haber comido antes. Conozco una pizzería muy buena, no muy lejos de aquí, es de un amigo mío...

-No, no, sólo bromeaba -dijo con las mejillas rojas.

-No, lo digo en serio, además yo tampoco he almorzado... Insisto. -Se podía ver la vergüenza en su rostro, me puse de pie para motivarlo.

-Está bien... -Sonreí y fuimos al estacionamiento.

-¡Wow! Que belleza... -exclamó cuando llegamos a mi auto, sonreí al ver su cara de asombro, pasó sus dedos como si tocara el auto pero sin hacerlo, como si al tocarlo pudiera quebrarlo.

-¿Te gusta?

-Me encanta...

-Anda, sube. -Entramos en el auto. -Algún día podrás conducir uno tu también.

Él solo rio incrédulo, conduje hasta la pizzería de mi amigo, era la hora en la que la mayoría de los trabajadores almorzaba, pero siempre había una mesa disponible para mi. El mesero nos atendió y después de insistir un par de veces, Guillermo eligió la comida.

-¿Que opinas del lugar, Guillermo?

-Es muy elegante para ser una pizzería... me siento algo incómodo de hecho. -admitió en voz baja.

-¿Por que te sientes incómodo? ¿Por mi?

-No, no, por mi atuendo, todos aquí visten traje y yo no...

-Tu no necesitas un traje para lucir bien -desvío la mirada de mi algo incómodo por mi comentario, comprendí que lo que dije no venía al caso. Tomé un poco de agua y aclaré mi garganta- Bueno, esto es algo que suelo hacer en las entrevistas de trabajo, es para... formar lazos. -Él solo asintió, se notaba incómodo, esto no tenía mucho sentido, ¿Un hombre que va a por ti para ofrecerte trabajo y luego te lleva a comer en lugar de entrevistarte? Nadie se sentiría cómodo en esa situación- Y bueno, Guillermo, hablame de ti... ¿Cuanto tiempo tienes trabajando en el mercado cafetalero, has trabajado en otros lugares, estudias?

-Bueno... empecé a trabajar hace dos años, primero en una tienda Apple, ayudaba a las personas a encontrar lo que buscaban y después en la cafetería en la que estoy aún... respecto a los estudios, no pude empezar la Universidad, tuve algunos problemas en casa... y bueno, no pude hacerlo por problemas monetarios, es una carrera algo costosa... ahora estoy ahorrando, para volver a estudiar este año... eso espero.

Antes que pudiera decir cualquier cosa la pizza llegó, tomé la primer rebanada para que él hiciera lo mismo y lo hizo aun con un poco de pena.

-Sabes, me recuerdas un poco a mi... yo tuve que trabajar duro para poder pagar mis estudios. Trabajaba de día en una tienda de videojuegos, de tarde en un restaurante de comida oriental e iba a la universidad nocturna. Se lo que se siente que nadie te de una mano. Guillermo, te ofrezco trabajo en mi empresa ¿que dices?

-Me encantaría, pero no tengo experiencia de ningún tipo.

-No importa, aprenderás, empezarás haciendo cosas sencillas y poco a poco irás subiendo de puesto. Mi empresa tiene las puertas abiertas a personas con ganas de trabajar, ¿tienes ganas de trabajar?

-Claro que sí. -Dijo seguro.

-Eso es todo lo que necesito. -A lo largo del almuerzo se notaba más relajado, ya no se ponía rojo por cualquier cosa, cuando terminamos con la pizza salimos del lugar.- Algo fundamental en la relación jefe-empleado es la confianza... -Le lancé las llaves del auto, él por poco y no las atrapa- Confiaré en ti, mi auto... y mi vida. -Él río y negó, intentó devolverme las llaves, no las tomé.

-No, no, claro que no conduciré este auto.

-¿Sabes conducir?

-Sí.

-Entonces lo harás.

❀ Sugar-daddy ❀ wigetta.Where stories live. Discover now