"Como conocí al idiota"[Editando]

23- La hora de la verdad (2/2)

Subo una planta más para arriba y me escondo detrás de una pared. Ella gritaba desesperadamente hacia el interior de la puerta de Rayan.

—¿Es ella verdad? La puritana esa ¿eh? —en ese momento, alguien aparece en la puerta, mira hacia donde estoy, me vuelvo a pegar a la pared. Espero que no me halla visto.

Y escucho un portazo.

Miro rápidamente y veo a una Caity mirando la puerta fijamente. Le ha cerrado la puerta en todos los morros.

Qué hacía ella ahí, porque discutía con Rayan. No entiendo.

Caity se gira bruscamente y me agacho. Creo que no me a visto. Pasa por mi lado enfurismada y baja las escaleras echando humo por las orejas.

Cojo todo el valor que tengo y me acerco a la puerta de la habitación de Rayan.

La miro fijamente como hace nada había hecho Caity.

Alzo el puño y doy tres pequeños golpes. Después de eso no se si echar a correr así que me muerdo los nudillos mientras comienzo a dar vueltas, debido a los nervios.

Escucho el cerrojo moverse y se abre la puerta un Rayan se asoma, y tiene los ojos abiertos como platos.

Se lo ve pálido, tiene unas visibles ojeras, la camisa desatada y manchada de algo que no consigo descifrar, su pelo está revuelto y va en boxers, completamente descalzo.

Se lo ve derrotado y cansado, parece que le haya pasado una apisonadora por encima.

Estoy paralizada y el igual. No se realmente para qué he venido y eso me aterra.

—Yo... Emm... Te se ve muy mal... —digo rápidamente sin que pueda evaluar nada.

Mierda, mierda, mierda, pero que tonta soy ¿Como le digo eso?

Este aparta la mirada.

—¿Quieres algo? —pregunta lo más amable posible.

Si, tu cariño —tengo ganas de decir.

—Sí, em... Te quería preguntar si vendrías a clase. —digo sin pensar.

¿Enserio? Suenas estúpida, Kayla. Me decepcionas.

Rayan aprieta la mandíbula y suspira.

—Por favor Kayla, dime lo que quieres de verdad, estás mintiendo —dice un poco cabreado.

En ese momento me comienzan a arder las mejillas. Freiría cualquier cosa con ellas.

—¿Caity y tu... tuvieron algo? —digo finalmente muerta de vergüenza. Creo que esto es lo que realmente quería saber.

Rayan abre los ojos como platos y creo que se arrepiente de haberme exigido que le dijese la la verdad.

—Ya sabes la respuesta Kayla, Caity y yo...si tuvimos algo pero nada serio. Es una pesada. Nunca tendré nada serio con nadie. —dice esto último más duro.

Asiento lentamente, no se que pensar...

—Yo... Siento haber venido... —murmuro y me doy media vuelta para irme.

Rayan me coge del brazo bruscamente, evitando que me valla. Me gira acabando a pocos centímetros de su rostro. Nuestras narices se rozan y puedo saborear su aliento.

Se acerca a mi oído— Aunque a veces hay excepciones... —me besa el lóbulo de la oreja mandando electricidad a mi espina dorsal y desaparecen cerrando la puerta.

Aquella frase me dejo literalmente embobada en todas las clases, era algo demasiado radical después de estar tres días sin verlo.

Hasta en la hora de plástica, en la que se encontraba Caity, me estaba lanzando miradas asesinas desde el otro lado de la clase, no preste atención ni a eso.