Maddison Bennett es una chica adinerada, dulce e inocente que vive de forma modesta en uno de los barrios más alejados de la zona rica de Nueva York. Pero Maddison sufre de una pequeña imperfección: tiene androfobia. El temor a tocar a los hombres e...
Estos dos días estuve pensando y pensando en ello. Maddie me había pedido que me acostase con ella, eso estaba muy claro, pero me había pedido salir, tener una cita. Jamás había tenido una, ni en el reformatorio ni cuando salí de la cárcel. Sólo me interesaba follar con esas chicas ya que, 5 años en el talego, hace que el romanticismo pase a un segundo plano y sólo desees tener sexo y sexo. Y yo sólo quería eso. Aunque nunca me había replanteado la idea de salir con alguien, más allá del sexo. Concederle a la chica a la que me follara una oportunidad de tener "algo más". Pero es que a mí no me interesaba ese "algo más", quería ser libre. Pero cuando Maddie me lo pidió, las dudas y la curiosidad me invadieron a saco. Tenía un poco de miedo y quería saber cómo era aquello, pero sólo con Maddie. Con ella me sentía a gusto y si la cagaba no pasaría nada porque teníamos confianza ciega, además de que ella también sería nueva en esto, no nos juzgaríamos el uno al otro... ¿no?
Y no sé cómo, me vi conduciendo hacia la casa de Maddie
-¿Qué? -Maddie estaba con los ojos abiertos
-Querías una cita, ¿no? Pues tengamos una cita. Ahora
-¿Ahora mismo? -yo asentí- Pero Harry, voy en pijama. Deberías de haberme avisado -dijo con una sonrisilla en su rostro
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"Gilipollas"
-¿Hay que avisar? Pensaba que se iba a la casa a recoger a la chica y punto
-No, se avisa al menos un día antes, -soltó una pequeña risita- pero me cambio en dos minutos y nos vamos, ¿vale?
-Vale
Maddie entendió la situación. Eso es algo que me alegró
Cuando se fue directa a las escaleras, volví a sentarme. Estaba tan nervioso que empezaba a sudar. La ducha que me di no iba a ser de mucha ayuda si seguía así, sudando como un pollo. Para serenarme un poco, cogí el vaso y terminé de beberme el agua que tenía. Ojalá hubiera sido algo de alcohol. Ginebra, vozka, whisky... lo que fuese para poder calmarme un poco más
No entiendo por qué me sentía nervioso y raro. Había salido al cine o a tomar algo con Maddie miles de veces y no había pasado por estos nervios y esta tensión que sufría ahora. ¿Qué había cambiado?
-¿Se encuentra bien, Harry?¿Quiere tomar otro vaso de agua? -me ofreció Enriqueta
-No, no, Enriqueta
-Yo... verá... no quiero entrometerme, pero, ¿está usted nervioso por algo? La señorita Maddie se frota las manos al igual que usted cuando está nerviosa
-No, estoy bien, Enriqueta. Gracias por preocuparte
En realidad quería decirle que se fuese a la mierda y que a ella no le interesaba lo que a mí me pasase o no, pero ella no tenía la culpa de mis nervios injustificados. No la pagaría con alguien que sólo se preocupaba por mí
