La chica contempló aquel gesto sin saber qué hacer. Finalmente, y tras un largo debate y titubeo, la estrechó con cautela, temiendo de él.

— Que linda. ¿Temes que te devore?—murmuró.

Esperaba que la chica le devolviera una réplica insolente, pero lo que hizo en cambio, fue dirigirle una larga sonrisa y responder:

—¿Por qué temería?

El tenía una voz profunda y seductora al oído humano. Ella suave y sin intimidación alguna.

— Ah, parece que ya comenzamos a entendernos. — continuó parloteando más animado.

— Te equivocas.

— ¿De verdad? He venido hasta aquí con la intención de hablar contigo.

Ella inspiró hondo y reorganizó sus ideas. — ¿Conmigo?

— Sí, eso he dicho. Pareces dura de emociones.

— Es una reacción natural ¿No te parece? Es lo que suele suceder cuando uno se comporta groseramente con un desconocido. — opinó.

— ¿Insinúas que fui grosero? — ella asintió. — Entiendo. De modo que piensas que, el odio que me tienes, es por cómo me comporté en un inicio.

— ¿Podrías apartarte?— escupió entre dientes.

Mamoru movió la cabeza pensativo. — ¿Puedo hacerlo?

Sakura estaba a punto de replicar, airada, pero se detuvo en las últimas palabras que el fastidioso chico soltó y las contempló con mayor atención.

— Con exactitud, ¿Qué es lo que deseas?— preguntó por segunda vez. Esperaba que el joven le respondiera irónicamente: " Hablar contigo", pero en lugar de ello, sólo resopló.

— Entonces, ¿Yo he hecho eso? Mis disculpas, lo menos que quería era molestar.— comentó un rato después.

Pero ella, se encogió de hombros incrédula. — Ya veo. Si, resultaste inoportuno. — pausó. —Y ahora, ¿Me dirás tus intenciones?

Pero el chico no se inmutó ni dignó a vislumbrar una mínima pizca de curiosidad por lo que pronunciaban sus finos labios, hasta que sus aceitunadas pupilas tropezaron.

Los de él eran tan ensordecedores que parecían dos piedras irreales. Por otro lado, los de ella vislumbraban una estridente ternura. Ambos de mirada glauca, pero con sus muy diversas y encantadoras visibilidades.

Sakura parpadeó para encaminar su concentración, y elevando una ceja le incitó responder.

— Sakura Kinomoto, esa es una excelente pregunta. — señaló. — Y la respuesta es simple. Lo único que deseo es ver más allá de lo que reflejas.

Ella frunció su entrecejo. — No estoy de humor para acertijos.

— Lo comprendo. ¿Puedo saber la razón?

— No es de su incumbencia... — espetó, bajando el tono de su voz.

No había terminado de pronunciar esas palabras cuando el joven comenzó a reír sin ningún ruido y efecto en particular.

— No soy lo que parezco. — comentó misterioso. — Pero tampoco en su totalidad. Sin duda habrás oído historias sobre los "Magic Captors" ¿No es verdad? Es cierto que últimamente es difícil encontrarse con alguno, y que no nos prodigamos tanto como antaño; supongo que llevamos tantos milenios merodeando entre la gente común que ya nos aburre un poco continuar con la magia.

Sakura torció su rostro, confundida. — Entiendo.— respondió la chica sin apartar la vista de Mamoru. — Sí, conozco a los "Magic Captors". Seres capaces de emplear la magia a voluntad en un mundo normal y corriente. Presupongo que entre esos poderes, se encuentra el de sentir la presencia de otros entes con magia.

EL AMOR DE SAKURAWhere stories live. Discover now