Capítulo 1

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La brisa de la madrugada era fresca, en los alrededores las personas abrían los ojos saludando a lo que sería un nuevo día. El amanecer comenzaba a surgir. La tetera puesta en la estufa para el desayuno, los relojes entonaban un sonido para que despertaran, y la pequeña Card Captor descansaba sin preocupación alguna. 

Varios jóvenes salían de sus casas para ir al instituto. Abrían la puertas de sus hogares, las madres los marcaban con un tierno beso en la frente y contentos se dirigían a cumplir con su labor. Ninguno era la excepción, o bueno, quizá solo una. La hora de clases se acercaba, tan sólo faltaba unos cuantos minutos para que diera comienzo. En el aula los estudiantes conversaban armoniosamente, entretenidos por los conocimientos y datos curiosos que con seguridad y elocuencia transmitía el joven Yamazaki, y la pequeña Sakura aún no aparecía.

-Ayer leí en un cartel donde mencionaban que van a abrir un nuevo parque de diversiones- Mencionó Yanagisawa a su grupo de amigas. Ellas se miraron con sorpresa, después de todo era algo emocionante. El único que conocían era aquel que fue construido sobre las ruinas de la antigua casa de Eriol, y fue aquel donde se dió la última batalla mágica.

-Sería genial si vamos a la inauguración ¿No les parece?- 

-Bueno, tendría que comentarle a Sakura sobre ello. No creo que se sienta a gusto yendo a un parque de diversiones-

-¿Eh? ¿Por qué?-

La joven Daidouji no se había percatado del comentario que dió a conocer. Sus amigas no eran conscientes de la situación que se desarrolló en aquel lugar, y más aún, el valor y recuerdos que representaba ver atracciones de ese tipo. Más para Sakura. Fue ahí donde convivieron con Shaoran y Meilin, combatieron con la carta y demás. Sería imposible narrar lo sucedido.

-Nada en particular. Ademas...- Sin previo aviso fue interrumpida la pequeña Tomoyo por uno de sus compañeros. 

-¿Sabían que a lo largo de la vida uno camina aproximadamente tres vueltas al mundo?- Interrumpió Yamazaki captando la atención del grupo de señoritas. 

-¡Increíble!- Exclamaron al unísono.

Como un espectro surgido del más allá, Chiharu Mihara fue directo con Yamazaki para reñirle y callarlo por sus palabrerías. Él tan sólo pudo demostrar un gesto de miedo hacia lo que sería una lección de castigo.

–Otra vez diciendo puras mentiras, ¿No es así?- Prosiguió enojada y algo fastidiada. -¡Vámonos!- Continuó, llevándose de la oreja a Yamazaki, quien seguía parloteando sobre ese tema inesperado. -¡Qué acaso no puedes dejar de decir mentiras?-

Las adolescentes restantes tan sólo disfrutaban y reían de gozo al observar aquella escena tan divertida que demostraba ese par de jóvenes.

-Ese Yamazaki quizá diga puras mentiras pero...- 

-Tiene un gran poder de convencimiento- Completó la joven Daidouji con una sonrisa cálida en su rostro.

Minuto tras minuto, segundo tras segundo, el profesor Yoshiyuki Terada no había dado señales de aparición al instituto; sin embargo, los estudiantes no estaban preocupados, eran felices en su mundo de conversaciones y diversiones. No obstante, faltaba la voz de una persona.

-¿En dónde estará Sakura?- Se repetía la joven Daidouji.

El despertador resonaba en la habitación. Un sonido demasiado molesto que levantaría hasta el sueño eterno de un muerto. Últimamente le costaba conciliar el sueño a la pequeña niña, pero cuando lo conseguía, era imposible despertarla. Al parecer la relación que entablaba con su cama era demasiado fuerte, una que quizá sería difícil de romper.

Rodeada entre almohadas y sus manos enlazadas a un oso de felpa en particular.  Muy cerca de su pecho. Algo parecía que le atormentaba en sus ojos cerrados. ¿Una pesadilla tal vez?

-¡Sakura! ¡Sakura! ¡Despierta!-

La pequeña criatura movía el cuerpo de su dueña en una actitud demasiado insistente a tal grado de lanzarle objetos hacia su rostro. Ella tan sólo se resguardaba más entre las sábanas y murmuraba palabras sin sentido. Por último el pequeño ser mágico le grito a los oídos que se despertara, ella del susto cayó al suelo enredada en su propia cobija. 

-¡Kero que te sucede! Eso dolió mucho- 

-Vamos, más debería recibir por querer despertarte. Por si no te has dado cuenta se te está haciendo tarde para ir al colegio-

-¿Qué?-

Sakura miró hacia el reloj de la habitación y efectivamente pudo dar validez a las palabras de su volador compañero. Velozmente cogió su uniforme del armario y corrió hacia el baño. El agua era glacial, pero lo suficientemente fría como para que despertara toda su energía. Escuchó su teléfono sonar, observó el número y visualizó que se trataba de su querida amiga. Pero más aún de la hora que estaba marcando el aparato. Con la energía en su totalidad, corrió de nuevo hacia su habitación para terminar de arreglarse. Con dos ligas sujetó su cabello en coletas y colocó su gorro lo más rápido posible. Tenía diez minutos si deseaba llegar puntual al colegio. Estaba a punto de salir del cuarto cuando vió en el suelo al oso que Shaoran le obsequió. Más tranquila, lo recogió dulcemente en las manos, sacudió y acomodó en su cama. Se despidió de su amigo y cerró la puerta.

Su hermano al parecer se había marchado al instituto, no sin antes dejarle el almuerzo listo. La pequeña saludó a su madre con un afectuoso "Buenos días", tomó la comida y sin perder más tiempo, se dirigió en patines rumbo a la escuela observando sus alrededores y con una energía sumamente positiva.

- ¡Qué hermoso día!, los cerezos, el sol ¡Es bellísimo!-

Las personas de los alrededores la saludaban y ella cortésmente hacía lo mismo. La brisa recorría por todo su cuerpo y movían esos delgados y marrones cabellos. Una travesía que fue interrumpida por la sensación de una extraña presencia, la cual recorrió el ser de la pequeña estudiante dejándola algo nerviosa y exaltada. ¿Por qué sentiría algo así? No sabía a la perfección de quien se trataba o qué la provocaba; sin embargo, algo dentro de ella le infirió que era familiar, ¿Algo mágico tal vez? Se despojó de sus patines para colocarse continuamente sus zapatos y se dispuso a recorrer múltiples zonas con el propósito de descubrir el dueño de tal presencia. De sitio a sitio, de lugar en lugar; corría entre árboles, parques, establecimientos y grupos de personas tratando de lograr su susodicho; tal era su determinación que no logró percatarse de una en especial con la que terminaría tropezándose. – ¡Clamp!- Ambos jóvenes terminaron en el suelo con unos ligeros dolores en el cuerpo.

-Disculpe, no sabía por dónde corría- Dijo lamentándose la señorita sin percatarse del rostro del joven.

–Descuida- Añadió tras una leve pausa. -Aunque, me alegra volver a verte Sakura- Terminó respondiendo el joven con una tonalidad amable en su voz varonil, estrechándole al mismo tiempo su mano con el fin de servirle de ayuda para levantarla del pavimento.

–Pero, si tú eres...-

EL AMOR DE SAKURAWhere stories live. Discover now