2x17 Lucy

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Nota: ya que es mi cumpleaños les dejare un regalo y un regalo para mi :)


2x17

Lucy

Cuando abro los ojos lo único que pienso es en las luces que cubren al mundo, en la textura de los colores, las sombras que rodean las esquinas, aquellos lugares donde la luz no puede alcanzar a tocar. Mi mundo estaba lleno de luces y sombras, conjuntos de formas que transcendían, colores brillantes y opacos que se mezclaban para lograr matices que se capturaban en las imágenes que mi cerebro había guardado.

Ese era mi mundo, todo era arte.

Hubo una época como el oscurantismo en mi vida, donde tenía esa prohibición por pintar, por sacar toda mi creatividad. Entonces cuando no pude mas explote en colores, el renacimiento llego.

Parpadeo un par de veces antes de ser consciente del blanco del techo, de las gotas de pintura petrificadas color azul celeste que se deslizan por la pare, todo era color para mí.

Claro que la luz del sol se filtraba por la venta, que la ausencia de luz que había generado el color negro había desaparecido, ahora estaba rodeada de colores, no intensos, eran suaves y algunos opacos.

Mis manos, fue lo primero que mire, de un color oliváceo con manchas de pintura en mis dedos, el amarillo predominaba en ellos. La pintura en mis dedos se había secado mientras estaba inconsciente en la cama. No quería dejar mi cómoda posición pero entonces recordar algo importante. Mi cerebro a veces falla y entonces tengo que esforzarme por recordar, recordar las cosas importantes, otras veces me voy a la luna en bicicleta o eso suelen decir mis profesores de arte.

Me forcé a rebobinar lo que me hacía levantarme por las mañanas, las dichas de una artista en potencia que vivía en las penurias.

Recordé a mi hermana.

Beth.

Me pare de un salto y corrí por el estrecho corredor de la segunda planta, ignorando los colores de las paredes o los cuadros colgados con paisajes de Ámsterdam. Cuando vivimos en Ámsterdam fue una explosión de colores opacos y brillantes, desde los tulipanes hasta los ríos que cubrían la ciudad. Me encantaba la zona roja, los colores rojos causados por las luces de aquella avenida me cautivaban, la gente pasaba por ahí la mayoría era hombres en busca de sexo, cautivados por la lujuria que desprendía aquellos aparadores con jóvenes prostitutas.

Habíamos emprendido un viaje por Europa y ahora nos hospedábamos en una pequeña casa de campo a las afueras del norte de Francia en una pequeña ciudad. Beth creía que era el ambiente perfecto para sus emociones, mi hermana había perdido los colores del mundo. La conocía, sabía que era una aventurera.

Baje corriendo por las escaleras y doble por las esquina, pasando por el living que lucía una rustica decoración las paredes eran de un azul verdoso. Retratos de paisajes de la región posaban en las paredes, todos hechos con oleo. A diferencia de las personas yo miraba el mundo con colores, todo para mi estaba hecho de ellos, aun que solo fueran una percepción óptica.

Me detuve jadeante cuando mire aquella puerta blanca, aquella habitación era apta para sus condiciones, la aventurera que un día fue mi hermana estaba tras aquella puerta cerrada.

Gire de la perilla para encontrarla sentada en la gran cama, su visión estaba concentrada hacía la ventana que era cubierta por unas cortinas blancas. La mire por un segundo, haciendo un click en mi cerebro, guardando aquella imagen en mi memoria, las luces que jugaban con ella y esa mirada nostálgica.

Sus cabellos castaños con toques dorados brillaban con la ligera luz, su piel bronceada había comenzado a esclarecer, y sus ojos había perdido aquel toque aventurero, eran de un color miel.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2016 ⏰

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