sixteen

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Hunter's POV

Lo había perdido todo, tan solo era una simple silueta. Un rostro sin vida que ella pronto olvidaría. Mis ojos estaban húmedos por las palabras que ella dejó en esa carta, esas palabras sonando en mi cabeza, rompiendo mi pecho.

¿Cómo sería posible encontrar a alguien más? Yo estaba enamorado ya de alguien, esa persona era Maddie y ella lo sabía.

Adelante Maddie — pensaba — Deshazte de mí sin pensar en las consecuencias. ¡No te atrevas a mirar atrás! ¡Aléjate de mí!

¿Acaso era posible seguir adelante? Yo no creía en el amor hasta que la conocí. No me quería acercar a ella solo porque la encontraba linda como todos los demás sino porque pensaba que era especial, porque me preocupaba realmente por ella.

Seguía recostado en mi cama cuando alguien entró en mi habitación de golpe y abrió la ventana y las cortinas, provocando que yo me cubriera con mis sábanas.

Gruñí. — ¿Qué mier...?

— ¡Buenos días! — Una voz femenina me interrumpe. — Es hora de salir de la cama y disfrutar de este lindo día.

Me encuentro allí de pie a Kalani, Jacob y mi hermano menor Brandon que parece algo confundido. — ¿Qué es esto? — Pregunté extrañado.

— No haz ido al estudio en toda la semana. — Jacob se sentó en un costado de mi cama. — Hermano, es solo una chica, y ya se ha ido.

— Lo sé. — Admito. — Y no es que quiera sentirme así precisamente.

— Bien es por eso que he traído a Kalani. — La apunta y ella me regala una brillante sonrisa. — Está dispuesta a hacerte olvidar a Maddie.

— Al menos hasta que ella vuelva de rehabilitación. — Agrega Kalani.

— Ahora levántate. — Jacob me tira del brazo. — Iremos al cine y a comer de esas hamburguesas que te gustan.

Yo miro a mi hermano con odio, después de todo, él los ha dejado entrar.

— ¡No me culpes! — Exclama.

A final de cuentas, ellos solo estaban ayudándome. Estaban intentando sacarme del infierno que yo mismo había creado. No podía quedarme como melancólico encerrado en casa hasta que Maddie volviera, ni siquiera sabía cuando volvería.

Pero tampoco podía olvidarme de ella, sabía que no lo haría, pero me asustaba perderla. Un grupo de amigos que me animaran de vez en cuando no me harían mal.

Y los meses pasaron, no llamé a Maddie pero ella tampoco me llamó a mí, no me escribió una carta, no me envío mensajes, nada. Cada día se me hacía más difícil recordarla, no podía imaginarme su sonrisa, pues la vi muy pocas veces. Seguía soñando con ella, sin embargo, a veces tenía pesadillas.

A veces me preguntaba si de verdad tenía sentido todo lo que yo estaba haciendo, si ella me querría cuando volviera o si solo me consideraría su amigo. Había noches en que me costaba conciliar el sueño, solo pensando en ella, a veces la odiaba tanto por no dejarme ayudarla cuando pude, y otras sentía mucha lástima de ella, pensando que cosa le estarían haciendo allá en Florida, si realmente la estaban ayudando a deshacerse de la anorexia.

FRAGILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora