Capítulo 10

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🎊 Happy birthday, queen Alycia👑❤ 

Lexa se desperezó en la cama, regazándose del placer que daba poder levantarse una mañana sin tener que ir a la escuela, algún entrenamiento o a hacer compras para la casa. Le encantaba despertarse temprano esos días e ir a trotar para activar su cuerpo, era una satisfactoria sensación de estar haciendo algo por su vida sin que nadie se lo obligara. Todo fue bien hasta que sus memorias comenzaron a liberarse, llevándola a recordar la noche anterior donde se había sentido decepcionada por Clarke. Era algo tan estúpido que ni ella misma podía creérselo, pero le fastidiaba, le fastidiaba demasiado saber que a Clarke no le importaba si en algún momento de su pasado tuvo algo con (pff) Lincoln, le molestaba, porque eso solo significaba una cosa: Lexa no le gustaba. Al menos no de la manera en que ella gustaba de Clarke.

Abrió de una buena vez los párpados, todavía un tanto adormilada, y solo vio la mitad de la cama vacía con la cobija desentendida. Anoche cada quien se durmió en el borde más lejano de la otra, Lexa por miedo a caer rendida y abrazar a Clarke sin darse cuenta en medio de uno de sus sueños.

Se sentó dejando caer la sabana en su regazo y frotó sus ojos buscando despertarse por completo. Pagaría lo que fuera por un café en ese preciso momento. Sus antojos pudieron con ella y, poniéndose de pie, fijó la mirada en una hoja blanca con algo dibujado, estaba encima de la solitaria silla en la esquina de la habitación. Caminó con sus pies desnudos por el frío suelo en busca de dicho dibujo, gustosa de la sensación que le ofrecía y lo agarró con cuidado.

Su pecho se oprimió al mismo tiempo en que sus labios se separaron, exteriorizando su impresión al verse a sí misma dormida en ese dibujo de carboncillo

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Su pecho se oprimió al mismo tiempo en que sus labios se separaron, exteriorizando su impresión al verse a sí misma dormida en ese dibujo de carboncillo. Era hermoso. Fue como un viaje a la conversación sobre las formas que había tenido con Clarke, estaba segura que ella era la autora de semejante retrato y eso la emocionó.

Salió del cuarto luego de cambiarse a un vestuario casual y fresco para ir a la playa, lo que seguramente harían ese día también. En la sala solo estaba Clarke comiendo un sándwich mientras cambiaba los canales rápidamente, ni siquiera creía que estuviera viendo algo, tan solo los pasaba por pasar.

- Hey –Lexa la saludó teniendo que morderse los labios para no reírse del sobresalto que Clarke tuvo, al parecer la había asustado.

- ¡Lexa! –Clarke maniobró para que el sándwich no se le cayera-. Buenos días...

- Buenos días para ti también –era claro que a ella sí le hacía gracia el susto de la rubia-. Vi tu dibujo, es...

- No tenemos que hablar de él –Clarke se ruborizó.

- Lo dejaste ahí para que lo viera –caminó hasta ella y la miró con intensidad, haciendo agradecer a Clarke estar sentada-. Gracias, es precioso. Lo digo en serio.

Había hecho ese dibujo en la madrugada cuando se despertó y no pudo volver a los brazos de Morfeo. Tener a Lexa junto a ella en la misma cama era demasiado tentador. Moría por acariciarla como cuando le había mostrado sus tatuajes: lento, con ternura y detallando cada centímetro que se le permitiese. Verla respirar tan calmada, sumida en un profundo sueño, la hizo adorarla con lo único que podía... su mirada. Lexa era atractiva en toda la palabra, desde sus rebeldes mechones castaños que a veces se veían más oscuros que otras, su precioso cuello marcado, sus regordetes labios y todo... todo en ella era hermoso. La tentación fue tanta que con todo su autocontrol salió huyendo de la cama, al final optó por hacer dos de sus cosas favoritas: dibujar y contemplar a Lexa. El resto es historia.

Miradas (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora