CAPITULO 43: GUERRA II

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Los Cuervos Rojos estaban frente a la entrada del poblado disparando, las balas atravesaban la puerta e impactaban en las barricadas y en algunas personas. La puerta de repente empezó a ser halada desde el otro lado, Carl al subir a la otra torre de vigilancia y tomar el francotirador que se encontraba en el suelo, me levanté y empecé a disparar sin apuntar, pude ver que habían amarrado la puerta a dos vehículos y estos tiraban de ella. Los Cuervos Rojos al verme me empezaron a disparar, enseguida me agaché y sentí un leve ardor en mi hombro izquierdo. Me observé el hombro y pude ver una cortada muy delgada pero no era profunda ni de gravedad, la bala había rozado mi piel

Carl, estaba cubierto, sin previo aviso, lanzó una granada hacia los Cuervos Rojos, la puerta crujió fuertemente hasta que se salió de su lugar, de repente la explosión de la granada se hizo presente con un fuerte sonido y varios gritos de dolor ensordecedores.

- ¡ENTREN! - Gritó un hombre.

- ¡DISPAREN! - Ordenó Jerry desde su posición.

Los Cuervos rojos empezaron a entrar ejecutando disparos. Uno de ellos pisó una de las minas que habíamos ubicado en la entrada y se pudo ver como la pierna salía disparada por los aires y como las otras minas se activaron por la reacción en cadena haciendo que varios de los Cuervos Rojos terminaran desmembrados o con graves heridas. Definitivamente esa trampa había funcionado perfectamente.

Los hombres del poblado empezaron a disparar. Yo desde mi posición, intentaba matar a los que más podía pero el francotirador, se podría decir, que ya no me servía. Creo que esta táctica no fue lo mejor de todo.

Me asomé un poco para pedir un arma. Allí pude ver a lo lejos a mis amigos disparar desde puntos diferentes. Las balas impactaban cerca de ellos pero al menos se sabían cubrir. Carl, desde su torre sentado, disparaba con el francotirador.

- ¡Alguien que me lance una M4 rápido!

Varios hombres me escucharon, pero solo uno se atrevió a correr por una que se encontraba tirada en el suelo. Esquivó un par de balas, pero al llegar a la M4 recibió dos disparos en su abdomen y otro más en su pecho. El hombre cayó al suelo, se podía escuchar levemente sus gemidos de dolor y de repente, la parte trasera de su cabeza explotó dejando sus sesos esparcidos en el suelo. Por lo que pude ver, uno de los Cuervos Rojos le había disparado con una Mágnum para asegurar su muerte.

Me dieron ganas de vomitar y sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo.

- ¡Hey Will, toma la mía, te la voy a lanzar así que tendrás que atraparla! - Me dijo Carl desde su torre.

- ¡Dale!

Al parecer fue maña idea decir esto ya que varios de los Cuervos rojos empezaron a dispararnos. El ambiente estaba lleno por el ruido de los disparos y no tardarían en aparecer los zombies.

Jerry, desde su posición, logro matar a los que me tenían acorralado haciendo que sus cuerpos fueran atravesados por unas cuantas balas.

- ¡Will, ahora! - Gritó Carl advirtiéndome que me lanzaría el arma.

Me levanté en seguida y vi el arma ser lanzada hacia mí. Estiré un poco mis brazos para poderla atrapar y lo logré con éxito. Poco después escuche que varios objetos caían hacia mi torre, al ver lo que era me di cuenta de que eran los cartuchos de la M4 que Carl me había lanzado. Ahora sí estaba listo para poder darles mucha más batalla.

Mariana estaba en la parte baja del poblado, disparando como todos los demás. Estaba junto con Rachel, Mariana con una AK-47 y Rachel con una M4. Ambas se estaban apoyando entre sí hasta que algo inesperado les sucedió.

Estaban recibiendo disparos desde todas partes, se podría decir que estaban un poco descubiertas ya que en la parte donde ellas se encontraban, no habían personas de los nuestros.

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