CAPITULO 7: ATRAPADOS

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En el centro comercial se escuchaba el sonido de los gritos de aquellas personas. Sinceramente no se veían muy confiables. Subimos al segundo piso con mucha cautela para ver desde un mejor ángulo lo que estaba pasando. Vi los cuerpos sin vida de mis padres. De algún modo u otro debía superar eso; ahora lo que importaba era saber lo que querían aquellas personas.

Eran alrededor de 20 personas armadas y todos ellos hombres con aspecto de matones.

—¿Hola?... ¿Hay alguien? —Gritó al parecer el líder —No les vamos a hacer daño... Aún.

Todos nosotros nos miramos a los ojos. Sin duda estos tipos iban a hacer daño a cualquier persona. Era demasiado extraño... la maldad aún no había desaparecido incluso con un apocalipsis sucediendo.

Los hombres se empezaron a dispersar por el lugar. Presentían que alguien estaba allí... sus presentimientos eran ciertos.

No sabíamos que hacer. De repente todos nos pusimos nerviosos pues no habíamos estado en una balacera o no habíamos matado personas vivas realmente, pero si nos veíamos en la obligación de matar para sobrevivir, sin duda lo haríamos.

Pasaron 10 minutos y ya habían inspeccionado el primer piso. El auto de nosotros estaba en el estacionamiento y teníamos que llegar hasta él.

Los hombres que al parecer se hacían llamar "Cuervos Rojos" subían por las escaleras a paso firme y apuntando con sus armas a todas direcciones.

Había que eliminarlos uno a uno sigilosamente. Era algo difícil puesto que no habíamos estado en una situación en el cual ambos lados estuvieran armados.

Julian, Rachel, Mariana y yo nos encontrábamos en una tienda de zapatos. Lo bueno era que tenía buenos lugares para ocultarse y no llamar la atención. Se escuchó la orden de repartirse por el segundo piso y nuestro ataque estaba ya al acecho. Algunos andaban en parejas y otros solos.


Uno de ellos pasó justo en frente de donde estábamos. Su intriga lo obligaba a entrar y revisar todo... y por qué no llevarse varios pares de zapatos nuevos.

Mariana desde los baños lanzó un jabón el cual chocó contra un espejo haciendo que este se quebrara haciendo mucho estruendo.

El tipo al escuchar tal ruido agudo de los cristales rotos caer apuntó con ciertos nervios al pequeño desastre. Rachel rápida y cuidadosamente salió de la mesa de la caja y le clavó su cuchillo en la yugular. La persona se desangró en un santiamén dejando un gran charco de sangre. Julian tomó el cuerpo por los pies y lo arrastró hasta el baño. Al parecer ninguno de los hombres que estaban explorando no se dieron cuenta del pequeño alboroto.

A lo lejos se escuchó un grito dando una orden:

—¡Todos vuelvan aquí!

El ruido de los trotes de aquel grupo se escuchaba bajando las escaleras. Nosotros salimos de la tienda de zapatos para ver lo que iba a pasar a continuación.

El líder del grupo estaba en la puerta del centro comercial y notó que alguien faltaba.

—¿En dónde carajos está Carl?... ¡¡CARL!! —Gritó —Mmm, algo anda mal... Todos búsquenlo.

De nuevo teníamos que escondernos pero esta vez no mataríamos a nadie. Lo que habíamos hecho fue un error. Si no lo hubiésemos matado de seguro se estarían marchando o saqueando el lugar sin problemas. Nosotros entramos a un estanquillo y nos escondimos sin hacer ruido. Los hombres se repartieron rápidamente y 10 se quedaron en el primer piso investigando y 9 en el segundo piso donde estábamos. Los hombres pasaron por la tienda de zapatos y vieron un pequeño río de sangre muy fresca. Cuatro de ellos entraron con sus armas apuntando y en el suelo vieron una especie de camino hecho con sangre. Esto se debía a que Julian arrastró el cuerpo. Siguieron su dirección al llegar al baño y encontrar el cuerpo sin vida del tal Carl. Uno de ellos se agachó y lo volteó boca arriba y lo identifico. El hombre se puso nervioso y buscaba el motivo de su muerte hasta que vio su cuello y dijo:

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora