CAPITULO 31: ¡TOBY NO!

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Daphne al escuchar lo que el sabio había dicho se sorprendió en seguida y dio un par de pasos hacia atrás, pues ella estaba de pie. Yo me quedé estupefacto con esas palabras que habían salido de su boca, en definitiva, no lo podía creer.

—Lo... lo siento - Le dije —No sabía...

—No te preocupes, de todas formas ella dejó de ser mi hija. Estoy aquí porque ella aún me "necesita" con vida.

—¿Cómo es que una persona, en este caso tu hija, diga esas cosas?

—No lo sé. La he perdido y ahora es una persona sin corazón. Anteriormente, cuando era niña, no era así. Tenía una sonrisa hermosa, su actitud era diferente y ahora... ha cambiado, no sé cómo, pero no la conozco.

—¿Pero ella viéndote en ese estado no se preocupa por ti? —Preguntó Mariana.

—Mi ceguera no es por enfermedad o algo por el estilo, ella lo provocó.

—¿Tratas de decir que ella te hizo ciego? —Preguntó Daphne más sorprendida aún.

—Si. Ella me roció algo en el rostro. Decía que era colonia pero resultó no ser así. De repente los ojos me empezaron a arder y la visión se me fue apagando hasta que al final no podía ver nada. Ella reía a carcajadas muy fuertes y yo gritaba del dolor. Cada que recuerdo eso me da mucha tristeza. Fui traicionado por mi propia hija, mi sangre. Ahora me dedico a ayudar a las personas que son abusadas por ella, para que sepan defenderse con la ventaja de que yo la conozco muy bien. - Decía cabizbajo y pasando sus arrugadas manos en sus ojos.

Todos nos quedamos sin palabras. Definitivamente Cindy no tenía límites, si atacó a su propio padre atacaría a cualquier persona.

—Está bien, no pasa nada. Algún día le llegará su fin —Decía el anciano —Sólo digan ese nombre y estarán a salvo.

Mariana y yo nos levantamos del desgastado sofá y nos fuimos de allí. En esa pequeña cantidad de tiempo que estuvimos junto al sabio tuvimos una sensación extraña. Eran varios sentimientos encontrados, queríamos asesinar a Cindy, decirle a todas las personas que ella no era digna de liderar el poblado, entre muchas otras, pero algo nos decía que no era el momento indicado.

Íbamos en dirección a casa de Carl para ver como seguía y pensar con más claridad lo que debíamos hacer. Antes que tocáramos la puerta, sentimos que nos tomaron de los brazos violentamente y nos hicieron una llave. Una persona salió con Carl de la misma forma. Eran guardias, para ser exactos, eran los guardias de Cindy.

Me movía con fuerza para poder liberarme, pero esto hacía que el guardia hiciera más fuerza en la llave y me doliera más. Sentía que me iba a partir el brazo.

—La madre requiere de su presencia con mucha urgencia—Dijo uno de los guardias.

—¿Esto es necesario? —Preguntaba Daphne haciendo gestos de dolor.

—La verdad no sé, ni me importa. ¡Andando!

Nos empujaban como si fuésemos alguna clase de animal, esto no me gustaba para nada, pero tenía esperanzas en lo que el sabio nos había dicho.

Tiempo después llegamos a la iglesia, allí estaba Cindy en la puerta principal, haciendo una sonrisa de oreja a oreja y aplaudiendo lentamente.

—Miren nada más los que acaban de llegar. ¿Saben que dice la biblia? Lo que no sirve es echado al fuego. Pero tranquilos, no los voy a quemar... La verdad lo estoy pensando pero bueno, no importa.

—¿Qué quieres maldita puta? —Le dijo Julian a la vez que escupía en los pies de Cindy.

—¿Acabas de llegar y ya me estás insultando? ¿No sabes que es pecado insultar a una sierva de Dios?

El Despertar ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora