Capítulo 16.

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Amanecí sólo sollozando, mi corazón estaba acelerado, y aún me encontraba desnuda. Había sido abusada, y me sentía asquerosamente sucia. Me levanté de la cama con dolor de espalda, había ayer chocado contra ésta, dejándome un dolor insoportable. Fui a la puerta, estaba con llave; maldecí en voz baja. Mi celular tampoco estaba. Me aproximé a la ducha, dando el agua, y tratando de sentirme... más limpia. Mis lágrimas se mezclaban con las cálidas gotas de agua, y deseaba que Harry se dé cuenta que me pasó algo, pues prometí llamarlo y avisarle que estaba bien. Debí haberme quedado con él, pero era mejor así, no podía pasarle nada a Hazza.

En un momento, recordé; Jack no usó protección. Ahora maldecía el doble, el triple, y hasta el cuátruple. Las lágrimas aumentaron, si yo estaba embarazada, Harry me odiaría, y no querría verme más. Cerré la llave de la ducha y me envolví en ésta.

Cuando terminé de vestirme, me tiré a la cama, aguantando el llanto. No quería llorar más, sabiendo que hay probabilidades de que esté embarazada, y de que quizá Jack le haga daño a Harry, y éso provocaba aumentar mi tristeza. Mis ojos ya ardían por tanto llanto, hasta pensé que lloraría sangre.

-Soy una mierd*.-Susurré.

Sentí la llave girar sobre la cerradura, me exalté y senté en la cama, mi corazón latía a mil por hora, el miedo volvió -Otra vez- a mí.

-Hola, amor.-Saludó cínicamente.

-Te llegué a querer-Espeté-, pero ahora de nuevo creo que eres un pedazo de mierd*. ¿Y sabes?, necesito un put* test de embarazo, ya que ayer, cuando me violaste, ni protección usaste, imbécil.

-Aunque lo estés, no me importa, pero como no soy tan malo, te traeré el jodido test. Te quedarás acá hasta que sufras lo suficiente por ser una putita conmigo, ¿Sí?

Cerró la puerta con llave, dejándome nuevamente sola.

Harry por favor búscame.

***

Desperté a las nueve y media de la noche, con el ruido de la puerta abriéndose. Jack apareció con la famosa caja del test, me la tiró, y sonrió sádicamente.

-Es preferible que estés embarazada de mí, que de tu amante, ¿No crees, amor?

-Él es mucho más hombre que tú.-Casi grité.

Se acercó a mí para propinarme una cachetada, me tapé la mejilla con la mano, estaba ardiéndome. Era un tarado, un maldito bastardo.

Cuando salió y quedé sola, me apuré en encerrarme en el baño, para hacerme el dichoso test. Leí las instrucciones, una por una. Orine en la parte superior del test sobre e cuadro rosado, espere noventa segundos después, y por último vea el resultado; azul negativo, rojo positivo. Di un respingo, a causa de la molestia, de la pena; de todo.

Nerviosa, atiné a hacer el test, paso por paso, hasta esperar los jodidos noventa segundos. Miraba el reloj del baño cada minisegundo, hasta que conté los noventa y me aproximé a observar el test, cerré los ojos con fuerza, antes de ver el resultado, respiré y exhalé calmadamente, abrí los ojos y me encontré con nada más y nada menos que; negativo. ¡Gracias, gracias, gracias!

***

La comida que traía Jack era la típica, no era mala, pero yo no comía, sólo tomaba el mínimo líquido para no deshidratarme. Ahora estaba viendo el techo, pensando sólo en él. Me preguntaba si se habrá dado cuenta de mi desaparición, de que me ha sucedido algo, o quizá él esté con su novia, como es debido.

Sentí la puerta abrirse, sabiendo de inmediato quien era. Jack apareció con esa sonrisa sádica de siempre, tenía ganas de golpearlo, hasta de matarlo, él, aún con los golpes bien marcados -Y merecidos- me miraba de arriba a abajo, causándome nada más que odio y asco.

-Te presentaré hoy en la noche, a un amigo, así que te arreglas.-Avisó.

-No tengo ganas de dármelas de social.

-No te he preguntado si quieres o no, maldita sea. Sólo que arregles tu hermoso trasero para recibirlo.

Agh, ¡Como lo odiaba!, era un maldito cerdo, después de violarme quiere presentarme a uno de sus tarados amigos de la clase alta, los infelices sin vida.

***

Vi la hora; nueve de la noche con seis minutos, yo ya estaba "arreglada", vestida, y todo éso. Odiaba conocer a hipócrita gente, que fingían todo el día, que lo único que les importaba era el signo peso, ahí pertenecía yo, a esos malditos, claro, pero yo creo que soy la única estúpida con Lena que odiamos esta vida; que según los períodicos somos las "malcriadas" de la familia Guths y Luxor, tarados.

La puerta se abrió para encontrarme con dos caras; la del estúpido, y otro hombre, ojos marrones, pelo negro, feo. Nada para mí gusto, estaba bien vestido, se notaba que todo, desde su reloj, a sus calcetas eran de marca.

-Él es Ben.-Dijo Jack.

Vi que "Ben" le pasaba un fajo de billetes a Jack, ambos sonrieron con malicia. Jack salió de la habitación, dejándonos solos a mí, y al otro.

-¿Qué diablos?-Pregunté.

Él se acercaba a mí con un olor a perfume que precisamente no conquistatía a una mujer. Estaba a una distancia de menos de diez centímetros de mi cara.

-¡Aléjate de mí, mierd*!-Grité.

-Hey, nena, pagué mucho por ti, mucho. Así que, como eres prosti deberías respetar a tu clientela.

Oh, no, Jack no podía ser más bastardo, hijo de la grandísima put*, ¡Este hombre me vendió!, y lo último que haría con ese tal Ben era sexo. Se puso sobre mí, a besuquearme el cuello, provocándome sólo náuseas. Comencé a gritar y tratar de zafarme, golpeándole el pecho con todas las fuerzas que me eran posibles, lo pateé en su entrepierna y este gruñó, maldiciéndome. Me miró después que se recuperó y me abofeteó, muy fuerte diría yo. Aguanté las lágrimas y sólo me callé, disponiéndome a lo que el destino me tuviese. Harry, dónde estás. Te necesito tanto... tanto.

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