Capítulo VI -Recuerdos Borrosos 0.1 // O R A T E

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Todos estábamos nerviosos, habíamos logrado conseguir el apoyo de 2 chicas más, y seríamos las 3 quienes haríamos el trabajo.

-Tranquila Sagi, no es tan terrible-Dijo uno de los gemelos.

-Exacto ¿Que puede salir mal?-Esta vez fue su hermano.

-¿Que vayas a la carcel?
-¿Que te quedes paralizada?
-¿Que el hombre se te ría en la cara?
-¿Que te dispare?
-¿Que te dispare en el hombro?
-¿Que te dispare en el pecho?
-¿Que te dispare en el hombro y en el pecho mientras se te ríe en la cara?

Los miré fijamente a ambos. Odiaba cuando hacían eso. Ellos me miraron y luego se miraron entré sí para estallar en risas.

-Idiotas-Murmuró Capricornio, para luego mirarme a mi con una expresión sería pero reconfortante.-Ya sabes que hacer Sagi, todo saldrá bien-Yo asentí y me coloqué el pasamontañas negro. Cuando Acuario arrancó el motor y Capricornio nos dejó en el baúl descubierto de la camioneta, Geminis intercambiaron miradas y luego me miraron sonrientes y entusiasmados, yo hice lo mismo, dejando ir mis temores y sintiendo como la adrenalina se apoderaba poco a poco de mi.

Cuando estabamos a una cuadra del comercio, estaba lista, nos estacionamos frente al lugar. Y yo salté a la acción.

Las tres chicas saltamos fuera del automovil e irrumpimos en el local, una de las chicas abrio la puerta de una patada y comenzó a gritar de manera autoritaria.

-De acuerdo perras, quiero el cuerpo de todos contra la pared y sus manos en la nuca-Indicó una de mis compañeras de crimen, la gente asustada y sollozante empezó a seguir su pedido. Cuando todos estuvieron en su lugar comenzó a registrarlos, robando celulares y billeteras.

Yo me dirigí al mostrador,donde parecía no haber nadie. Salté sobre este, y me encontré al Raul, quien atendía allí, llorando hecho una bolita en una esquina.

-Levantate grandulon, y dame todo lo que tienes-Lo apunté con mi arma y este solo lloró más fuerte. En un punto me dio pena, lo admito, pero mi estómago rugio con fuerza, recordandome que hacía casi un mes que no comía porque se había acabado la comida y el dinero para comprar siquiera un caramelo de miel.-¡DIJE QUE TE LEVANTES!-exclamé en un gritó, el hombre se asustó y asintio mientras torpemente se ponía de pie.

-Por favor, no me hagas daño, tengo dos hijas, Sofía y Luz, se quedarán sin padre ni di...

-¡NO PREGUNTÉ EL NOMBRE DE TUS HIJAS, SOLO DAME TODOS LOS BILLETES O JURO VOLARTE LA CABEZA!-le grité al obeso y moreno vendedor detrás del mostrador, quien temblaba y se disculpaba repetida veces. Escuché la caja registradora abrirse y mi corazón y estómago saltaron de alegría.

     Pero entonces, cuando todo parecía tan bonito, comenzó a sonar la alarma.

-¿¡QUÉ HICISTE!?—grité furiosa poniendo el arma en su sien. El hombre se paralizó al sentir el frío de la boca de mi arma en su sudorosa piel.

-Yo...y-o no, no hice na-nada-susurró el hombre aterrado.

-¿¡ENTONCES QUIÉN!?

-Es automático,cuando alguien fuerza la puerta y luego se abre la caja registradora-dijo una de las chicas.

-A la mierda, me largo-soltó la otra, quitandose el pasamontañas y dejando caer el arma. Yo intenté ir detras de ella, pero no valía la pena. Estaba aterrada. Por primera vez en mi vida me paralicé.

Entonces vi cuando uno de los rehenes se acercaba a las cosas que mi compañera había dejado tiradas. Saqué el seguro de mi arma y la apunté con ella, esta se dio cuenta y me miró, me miró fijamente, como si me estuviera sacando una radiografía, no iba a dispararle, y lo sabía. Miró las cosas en sus manos e hizo algo que no me esperé. Se colocó el pasamontañas y se giró hacia el hombre. 

-Muy bien, esto es lo que harás muñequito, llenaras la bolsa con todos los proseres que tienes en tu caja registradora y luego usaras tu teléfono, llamaras a la policía y dirás que la alarma sonó por un fallo electrónico- El hombre iba a decir algo, pero ella le sacó el seguro a su arma y se acercó a él-Ya- su actitud y voz era tan shockeantes que en menos de 15 minutos la alarma ya no sonaba, el dinero estaba en la bolsa y esta nueva aliada estaba tomando tranquilamente todos los dulces que había, mientras yo agarraba toda la comida posible y Geminis, quienes se habían unido porque estaban aburridos, agarraban todas las bebidas alcohólicas que podían.

     Acuario nos gritó que era tiempo de irnos y los 5 nos subimos a la camioneta, incluyendo esta inesperada aliada. Quien estaba junto a mí y los chicos en la parte posterior de la vieja camioneta, comiendo sus dulces y tomando una cerveza que los muchachos le habían ofrecido mientras miraba la carretera que dejabamos atrás.

-¿Por qué nos ayudaste?-pregunté casi gritando, a causa del ruido de la calle y el viento.

Ella me miró y se encogió de hombros.

-Te habían abandonado, y yo me aburrí de estar allí parada sin hacer nada.

-Pudiste dispararme y ayudar al vendedor-le recordé, ella me miro en desacuerdo.

-Ese hombre es un asco, mira siempre mi trasero, es descortes, engreído y una vez me negó el venderme golosinas porque decía que estaba muy gorda al igual que mis amigas- me miró seriamente- Nadie se mete con mi gente- finalizó llevandose un enorme bocado de gomitas de osos a buche. Yo la mire sorprendida.

-Me agradas-Dijeron Geminis al mismo tiempo, ella nos miro con una dulce sonrisa y un poco de rubor en sus mejillas en forma de agradecimiento.

Una ternura peligrosa.

Eso era esta muchacha.

M O K I T A // Z Squad SerieWhere stories live. Discover now