XIII

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Bailo por las calles solitarias de mi mente.

Acaricio tu pelo mientras te ves callado,

y a la vez gritando a voz desgarrada.

Te canto una nana para dormirte,

y me caigo varias veces bailando sobre tu pecho.

Labios entreabiertos,

de los que siguen cayendo al vacío los versos.

La carretera se acaba,

y me zambullo en el abismo,

confiando que haya un seguro abajo

que en realidad nunca estuvo ahí.

Al final todos los caminos me llevaron a Roma,

y planto mi bandera en la cima del Coliseo.

Sigo cantando.

¿Qué tal si te cuento varias gestas,

te pinto varias constelaciones,

y observo los pétalos de las margaritas que ya no necesito?

Todo para que no te marches esta noche,

porque ya son las doce

y eres el deseo que sigo pidiendo una y otra vez a pesar de tenerte.

Entre tantas cosas que podrías haber sido,

eres mío.

Pero la guerra llega a su fin,

y llamo a los enfermeros para que vayan retirando los cuerpos de los que han caído.

Al final la tregua estaba en tus manos,

y sello la paz con mis labios.

Entre tan mío que eres,

elegiste ser la obra de arte más bonita del museo de mi vida.

Y ya puedes bajar del pedestal,

que he terminado de poetizarte.

Lo siento mi eterno trece,

siento si no fui suficiente.

Pero la noche me consume,

y esto es una despedida.

Por lo menos ahora puedo decir que te amé bien. 

Trece poemas de amor; Trece poemas de olvido ⚡️ @nymereidaWhere stories live. Discover now